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Red Internacional
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Opinión. Informe de López Obrador: balance de gobierno y dardos contra EEUU y la derecha

En un discurso plagado de referencias históricas y el relato de sus obras de gobierno, destacaron la crisis del fentanilo en EEUU, exaltación de la familia como principal institución de seguridad social y reivindicación de las fuerzas armadas.

Domingo 1ro de septiembre de 2024

Como cada 1 de septiembre, tuvo lugar el informe de gobierno. Pero fue distinto. En un zócalo lleno, López Obrador rindió un informe que abarcó los seis años de su gestión cuando inicia su último mes en Palacio Nacional.

Los aumentos al salario mínimo, las conferencias mañaneras, obras públicas, datos del Inegi e incluso de la OCDE, obras para el rescate de los mineros de Pasta de Conchos y de Pinabete, la igualdad de género en puestos de gobierno, lucha contra el racismo, el clasismo y la reivindicación de la cultura mexicana, entre muchos otros temas, se fueron desgranando, como un largo rosario.

Tráfico de drogas

La seguridad, uno de los puntos débiles, fue uno de los temas a los que se refirió el presidente. Subrayó en su discurso que hay baja de delitos en México, con un promedio de mil 200 detenciones diarias, y la destrucción de laboratorios de drogas sintéticas y hectáreas sembradas con mariguana, así como el decomiso de armas, junto con la promoción de campañas contra el consumo de droga.

“De ahí la necesidad de mantenernos unidos como familias, porque cómo se explican que nosotros no tenemos lo que lamentablemente padecen nuestros vecinos (Estados Unidos) que por el consumo de fentanilo pierden la vida 100 mil jóvenes cada año. Nosotros no tenemos esa adicción por nuestras culturas, por nuestras costumbres y tradiciones y por la integración de las familias” sostuvo López Obrador.

Así confrontó las presiones del gobierno estadounidense sobre el tráfico de drogas y en especial sobre el fentanilo, exacerbadas en el marco de la campaña electoral para los comicios presidenciales de noviembre próximo.

“¿Qué no tiene que ver con el abandono a los jóvenes? ¿Solo se va a resolver con la detención de capos del narcotráfico? Si hay consumidores van a inventar otra sustancia igual o peor, porque ahí está la demanda. Eso nosotros tenemos que cuidarlo mucho” declaró López Obrador, en una clara alusión a los casos de líderes del crimen organizado detenidos y juzgados en EEUU, como el del Mayo Zambada.

El mandatario señaló que se puede trabajar sin agendas internacionales y sin poderes económicos. Sin embargo, el destino del país continúa rigiéndose por las órdenes de la Casa Blanca en materia económica, con el T-MEC (antes TLCAN), en materia de seguridad, con la continuidad de la militarización y la creación y despliegue de la Guardia Nacional, que más que “combatir el narcotráfico”, protegen los megaproyectos diseñados al servicio de la inversión extranjera directa y operan como freno de la migración a EEUU, al tiempo que se mantiene un clima de miedo como forma de control social.

López Obrador realizó una constante reivindicación durante las largas horas de su discurso, de las fuerzas armadas; las mismas que ha llamado “pueblo armado” durante todos estos años, dejando sin efecto la promesa que le valió muchos votos en 2018 de que regresaría al ejército a los cuarteles. La defensa de las fuerzas armadas está ligada estrechamente al manto de impunidad que ha tendido sobre los crímenes y las represiones ejercidas por los uniformados, como en el caso Ayotzinapa, donde AMLO ha desairado una y otra vez a los padres de familia.

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Por otro lado, la exaltación de la familia como principal institución de seguridad social en la voz del patriarca, es muy controvertida. Porque apunta a mantener en la esfera privada individual las tareas de cuidado y de reproducción de la vida -que recaen en las mujeres- y porque esto habilita mantener bajo el presupuesto para salud y educación.

Reforma judicial y democracia

Fue ineludible la referencia a la iniciativa de reforma al Poder Judicial, que propone que jueces, ministros y magistrados sean elegidos por voto popular, y la respuesta de la multitud fue "Fuera Piña", en referencia a Norma Piña, ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y el presidente llevó a cabo una consulta formal y plebiscitaria con los asistentes, a quienes solicitó alzar la mano si consideraban que el pueblo debería elegir a los integrantes del Poder Judicial, ante lo cual se hizo sentir el clamor de "Pueblo, Pueblo". Esa fue la respuesta al intento de injerencia del imperialismo estadounidense y a la derecha mexicana.

“La democracia es el poder del pueblo... La oposición quiere poder sin pueblo. ¡Al carajo con eso! Hemos demostrado el principio de ‘Primero los Pobres’. 30 millones de hogares resultan beneficiados por los programas sociales, y todos son beneficiados por mejores sueldos... ‘cuando la milpa se da bien alcanza hasta para el pájaro’” afirmó el presidente. Y señaló que persiste la necesidad de separar al poder económico del político, que sea una “auténtica democracia” y no una simulación. “Democracia verdadera, poder del pueblo”.

Gobernar para “todos”, como postula López Obrador, lleva a reducir la brecha de desigualdad tan marcada en México, como lo planteó pocas horas después Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación en el discurso con motivo de la entrega del sexto informe de gobierno ante el pleno de San Lázaro.

El presidente reivindicó que en su gobierno las personas más ricas ganan “solo” 15 veces más que las personas pobres, y que antes ganaban 55 veces más. Los aumentos al salario mínimo, la regulación del outsourcing, la extensión de las vacaciones, los planes sociales llevan a una cierta redistribución del ingreso, pero no terminan con la precarización de la vida ni del trabajo, ni con la pobreza estructural. Más aún, al no tocar las bases de la desigualdad -que no son otras que la propiedad privada de los medios de producción sobre las que se erige la explotación- ante cualquier crisis o peligro de las fortunas de los Slim o los Larrea, se atacará al salario y se avanzará incluso sobre los planes sociales, quitando con una mano lo que dieron con la otra.

La “democracia” de López Obrador parece estar muy lejos de “la turbia intervención del Estado que intensifica policíacamente, con el grado de explotación del trabajo, la acumulación del capital” a la que hacía referencia Marx en El Capital. Despliega envolturas más sutiles para pretender empatar los intereses de los empresarios con los de la clase trabajadora, los campesinos pobres y los pueblos indígenas, como los discursos sobre el Tren Maya y otros megaproyectos orientados a servir a los intereses de las trasnacionales. Pero no hay empate posible: aunque el gobierno de la Cuarta Transformación dé algunas concesiones, lo fundamental es preservar los intereses de los grandes capitalistas y trasnacionales.

Como señala Matías Maiello en su artículo Una democracia de otra clase: sobre los usos de la Comuna “el sufragio universal cada tantos años, que se reclama manifestación de la “voluntad popular”, busca mantener atomizada a la población en general –y a la clase trabajadora en particular– y separar a las masas del gobierno del Estado a través de mecanismos como el reconocimiento puramente formal de las libertades políticas, la división de poderes legislativo y ejecutivo, la imposibilidad de revocar mandatos, entre muchos otros)”.

Con las reglas del juego de la democracia burguesa, las y los trabajadores, las y los pobres urbanos, las comunidades indígenas, la juventud y las mujeres eligen a sus representantes, pero no tienen poder de decisión sobre el destino del país. Sin cuestionar los intereses de los empresarios y trasnacionales, sin terminar con la subordinación al imperialismo estadounidense, la democracia sigue siendo burguesa y su Estado “es una máquina llamada a mantener sometidas a una sola clase todas las demás clases subordinadas”, como escribía Lenin en Acerca del Estado.

Claudia Sheinbaum, la presidenta electa, iniciará su sexenio con el público respaldo de López Obrador, que en este último informe volvió a expresar cálidamente, como un padre que deja una preciada herencia a su hija. Aún así, el panorama no pinta como miel sobre hojuelas. La tensión con el imperialismo no está resuelta, de cara a las elecciones estadounidenses de 2024 hay incertidumbre y el temor a una recesión al norte del río Bravo persiste. Las concesiones del gobierno del Morena han despertado expectativas y anhelos en amplios sectores de las clases populares y quedan pendientes irresueltos, como el caso Ayotzinapa, las reivindicaciones del magisterio democrático (como la abolición de la reforma del ISSSTE de 2007), el fin de la precarización laboral en el sector estatal, pueden ser detonantes de luchas por venir. Final abierto.

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