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Red Internacional
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Tucumán. Ingenio Lastenia, crónica de una pérdida

A 50 años del cierre de once ingenios azucareros, un relato a partir de una familia obrera.

Miércoles 31 de agosto de 2016

Lastenia es su lugar favorito en el mundo, ha pasado más de 80 años en su adorado barrio “El cuadro”. Cuidando de sus padres, hermanos y sobrinos, desde muy niña tomo el mando de la numerosa familia Concha Ramírez. Su papá obrero, y su mamá cocinera se levantaban muy temprano para trabajar, a unas cuadras estaba el Ingenio Lastenia, fuente de trabajo de todo un pueblo.

Teresa es una anciana de pelo plateado y brillante, con mirada dulce pero avejentada por el paso del tiempo y los sufrimientos que sobrellevo en toda su vida.

Su trabajo y el de su madre, doña Teresa Ramírez consistía en entregar la pensión a los trabajadores en época de zafra, al mediodía y a la noche distribuían la comida, podían pasar cuando tocaban el pito y en veinte minutos salir, al menos diez obreros recibían el almuerzo o cena. Don Raimundo Concha trabajaba en la usina azucarera en la temporada de zafra, y el resto del año controlaba las bombas de agua con turnos, así por casi treinta años.

Hasta que un día llego la notificación de que se cerraría el Ingenio, para ella y para su madre significó una gran pérdida, porque dejarían de cocinar y entregar la pensión, que era una entrada más para poder mantener a 13 hijos. Su padre en cambio consiguió al poco tiempo un trabajo en el correo, pero nada sería lo mismo, porque ya no recibirían los beneficios que daba el ingenio como luz y agua.

El golpe de estado de Onganía significó un gran quiebre no solo en la economía, sino también en la familia. Ya que muchas personas migraron en busca de un trabajo a otro lugar dejando atrás una familia. No fue el caso de Teresa, pero recuerda con mucho dolor el sufrimiento de sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo.

Como siempre no son los dueños los perjudicados, porque de una u otra manera recuperaron la perdida con futuros juicios ganados o adueñándose de tierras. Los verdaderos afectados fueron trabajadores, perdiendo su trabajo, con este los beneficios y separándose de sus familias.