La autora de la saga de Harry Potter fue vapuleada en redes luego de defender el caso de una escritora feminista que argumenta que "Hombres son hombres, mujeres y niñas son mujeres".
Óscar Fernández @OscarFdz94
Viernes 20 de diciembre de 2019
La noticia tomó a varios por sorpresa. Muchos dimos click al Trending Topic en Twitter preguntándonos por qué la autora de Harry Potter era noticia nuevamente. ¿Habrá anunciado algún nuevo libro de su saga o el estado de la siguiente película de Animales Fantásticos? Lamentablemente, ese no fue el caso.
Yo viniendo a ver porque es tendencia JK Rowling // yo al enterarme porque es tendencia pic.twitter.com/Swkn7crhdQ
— Suga(r) (@Yoonmiles) December 19, 2019
Comenzó con un tweet de Rowling aparentemente inofensivo (salvo por los hashtags finales, de los cuales hablaremos más adelante) declarando:
Dress however you please.
Call yourself whatever you like.
Sleep with any consenting adult who’ll have you.
Live your best life in peace and security.
But force women out of their jobs for stating that sex is real? #IStandWithMaya #ThisIsNotADrill— J.K. Rowling (@jk_rowling) December 19, 2019
«Vístete como quieras. Llámate como quieras. Duerme con cualquier adulto que te consienta. Vive tu mejor vida en paz y seguridad. ¿Pero obligar a las mujeres a abandonar sus trabajos por afirmar que el sexo es real? #YoEstoyConMaya #EstoNoEsUnSimulacro».
Identidades Trans en Inglaterra
¿Y quién es esta Maya con la que Rowling se identifica? Se trata de Maya Forstater, una feminista inglesa y experta en impuestos que hasta marzo de este año trabajaba para el Centro para el Desarrollo Global (CGD por sus siglas en inglés) pero que, luego de una serie de tweets oponiéndose a la propuesta de reforma del gobierno británico hacia la ley de reconocimiento de género, fue despedida.
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Actualmente, dicha ley permite que las personas trans puedan cambiar su identidad de género luego de pagar una investigación gubernamental muy cara que determinaría si son eligibles o no de que en sus documentos oficiales (incluyendo el acta de nacimiento) se identifiquen con su género correspondiente.
La reforma propuesta facilitaría el proceso, pero exige, además, que lxs solicitantes hagan un escandaloso "juramento" de mantener su identidad el resto de sus vidas —esto porque luego la prensa sensacionalista y antiderechos distorsionó el sentido de la reforma argumentando que "hoy podría decir que soy hombre y el fin de semana cambiar de opinión".
Dicha reforma, además, estaría conforme a los Acuerdos de Yogyakarta (Indonesia), los cuales el gobierno británico firmó en 2006 y que plantean la autodeterminación de las personas trans. Es decir que éstas tendrían la potestad de sus propios cuerpos e identidades y no estar sujetas a una investigación psiquiátrica que les mantenga conforme a las normativas de la mayoría no-trans.
Transfobia en el Reino Unido. ¿De qué lado está Rowling?
Maya Forstater se opuso a esta medida argumentando que "decir que las mujeres trans son mujeres es totalitario" y fue despedida del CGD, pero su caso fue llevado a la corte. El pasado miércoles, un juez determinó que sus posturas "no merecen respeto en una sociedad democrática" y el despido fue efectivo. Forstarter retornó a Twitter argumentando:
My belief as i set out in my witness statement is that sex is a biological fact & is immutable. There are two sexes. Men are male. Women are female. It is impossible to change sex. These were until very recently understood as basic facts of life
https://t.co/LwUgfSCvdY— Maya Forstater (@MForstater) December 18, 2019
“Mi creencia, como lo planteé en mi testimonio, es que el sexo es un hecho biológico inmutable. Hay dos sexos: masculino y femenino. Los hombres son hombres y las mujeres y niñas son mujeres. Es imposible cambiar el sexo. Hasta hace poco, estos se entendían como hechos básicos de la vida”.
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El discurso transfóbico mezcla deliberadamente sexo (algo biológico) con género (una identidad social), planteando entonces una polémica donde en realidad no debería de haberla, que es en si las personas trans tendrían derecho a ser reconocidas o si medianamente cabe la posibilidad de tener un sexo determinado y al mismo tiempo una identidad de género distinta.
Escandalosamente, Forstarter había planteado que "enmarcar la cuestión de la inclusión transgénero como un argumento de que los hombres deberían poder ingresar a los espacios de las mujeres descuenta los derechos de las mujeres a la privacidad y es fundamentalmente antiliberal (es como obligar a los judíos a comer carne de cerdo)".
Forstarter recurrió a otro cliché del feminismo TERF: preocuparse de la seguridad de las mujeres presuponiendo que las mujeres trans las violentarían y acosarían, encima cayendo en un determinismo biologicista como si todas las personas de sexo masculino fuesen naturalmente agresoras de mujeres cis.
Es en favor de esta postura y este personaje que J.K. Rowling dedicó su tweet de ayer, tristemente confirmando las sospechas que ya varios tenían acerca de sus posiciones con respecto a la comunidad trans.
Resulta que por fin admitió que es transfoba. Sí, JK Rowling es terf, odia a las personas trans. Ya no hay dudas pero es la primera vez que lo dice abiertamente. Detesto que alguien con su llegada haga esto, fui fan de Harry Potter y que su autora me odie me hace sentir engañado. https://t.co/92OWuiZhyc
— nash (@olivernashbb) December 19, 2019
De la calle a las cuentas de banco
Y es que no es la primera vez que J.K. Rowling se posiciona contra la comunidad trans y es tundida en redes sociales; ya en 2017 había dado like en Twitter a un artículo contra las identidades trans, mismo que fue "corregido" argumentando que tuvo un lapsus de anciana (middle-aged moment) y que seguramente le dio like sin querer, según por tener más de 50 años y no saber cómo funciona Twitter. Luego, en 2018, volvió a darle like a un tweet llamando a las mujeres trans "hombres con vestido", nuevamente argumentando que seguramente fue un error.
Su postura actual no sólo confirma este hecho, sino que lo refuerza. En el segundo libro de la otra serie que ha escrito, titulado El gusano de seda (The Silkworm), a un personaje que se identifica como mujer trans la amenazan con mandarla a la cárcel (de varones), donde otros hombres la violarían.
¿Pero cómo puede una autora aclamada que escribió siete libros de un personaje que se planta contra un villano racista (en favor de los sangre pura) y derroca su régimen de terror puede llegar a tener un cambio tan drástico?
Pues analicemos el contexto: Harry Potter fue escrito en condiciones en las que, si bien Rowling fue progresivamente amasando una fortuna conforme salían sus libros y películas, al inicio concebió la saga del Niño que Vivió cuando vivía de la asistencia social del gobierno. De ahí su alineamiento con el Partido Laborista, partido de la centroizquierda británica al cual ha donado dinero y apoyado abiertamente en elecciones.
Ahora que Rowling es una autora millonaria, cada vez está más alejada de la realidad en la que alguna vez vivió y ha tenido posturas marcadamente conservadoras —como votar contra la independencia de Escocia—, si bien ha intentado (infructuosamente) de tender lazos con distintas minorías al incluirlas en los personajes de Harry Potter. De tal forma que ya muchos piensan que el barco ya zarpó y Rowling está aferrada en seguir sacando ganancias de cualquier forma (de ahí el chiste de que ella retroactivamente reescribirá que tal personaje sea gay con tal de mantenerse relevante).
Pese a que es difícil entrar en debate de si se puede separar al autor de su obra, podemos quedarnos con el mundo que ella creó y no el que actualmente está distorsionando y en el que, lamentablemente, no todas las personas caben.
¿Entonces borro 22 años de mi vida donde en Harry Potter encontré sosiego? No.
Entonces mejor le dejamos de hacer caso a la persona transodiante y lo que hacemos es quedarnos con la fantasía de las novelas, cuando sí era incluyente.
— ana (@anag_g) December 19, 2019
Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana