JD Vance, candidato trumpista a vicepresidente de Estados Unidos, no sólo es proisraelí y antiobrero. En la actual ofensiva reaccionaria, Vance también promete atacar los derechos de las mujeres y de las personas LGBTI.
Viernes 2 de agosto de 2024 12:43
Senador por el estado de Ohio desde 2023, nominado para ser vicepresidente de Donald Trump, JD Vance ya tiene en su haber un buen número de propuestas reaccionarias, dirigidas en particular a las personas trans. En junio pasado, presentó el proyecto de ley "Passport Sanity Act" para impedir la inclusión del marcador de género “X” en los documentos de identidad oficiales, una medida que está en vigor desde 2022. Vance luego reafirmó que sólo existen dos géneros y que Estados Unidos debe reconocer este "simple principio".
Aunque no fue examinado en comisión, el año pasado también presentó un proyecto de ley relacionado con la "Protección de la Inocencia de los Niños" que promete sancionar a todo el personal de salud que prescriba hormonas o realice cirugías de cambio de género a un menor, sujeto a una multa y una pena de prisión de hasta doce años. El texto, al omitir deliberadamente que actualmente no se practica ninguna cirugía de reasignación a menores, salvo casos muy específicos, pretende sobre todo criminalizar a las personas trans y a los profesionales de la salud. Además, mientras los hospitales ya sufren la austeridad y los recortes de presupuesto, Vance promete en su texto eliminar los subsidios a los centros de salud que brindan este tipo de atención.
I'll stop calling people "groomers" when they stop freaking out about bills that prevent the sexualization of my children.
— JD Vance (@JDVance) April 6, 2022
Con este proyecto Vance quiere tender desde el principio una amplia red de criminalización y evitar cualquier posibilidad de cuestionar el género tanto para los menores como para los trabajadores de salud. Así las sanciones se extenderían no solo a pacientes y profesionales sino a cualquiera que hable del tema en un contexto educativo o invierta dinero público para este tipo de prácticas. Todo sería considerado un delito punible con hasta 15 años de prisión.
Las promesas de campaña de un candidato totalmente radicalizado
Cuando Trump o anunció como su candidato a vice, la reacción fue casi inmediata por parte de organizaciones LGBTI+, como la liberal Human Rights Campaign o GLAAD, para denunciar estas posiciones y advertir del riesgo que representaría su elección para los derechos humanos de las mujeres y las personas LGBTI+.
Bajo el Gobierno de Trump ya se había atacado especialmente los derechos LGBTI+ tanto retrocediendo con la ley que autorizaba a los estudiantes trans a ir a los baños correspondientes a su género o prohibiéndoles su entrarda en el ejército. Pero la llegada de JD Vance a la vicepresidencia podría marcar un verdadero giro radicalizado hacia posiciones más reaccionarias.
En 2022 por ejemplo anunció que se opondría a la Ley de Respeto al Matrimonio, una ley que permite casarse a parejas del mismo sexo o interraciales.
Y Vance no pretende limitarse sólo a los derechos LGBT, sino que que expresa una posición abiertamente antiaborto, presentando o apoyando cada proyecto de ley que lo regularía o prometiendo una prohibición a nivel nacional, incluso en casos de incesto o violación. Vance también se inspira en otras figuras internacionales de extrema derecha como el presidente húngaro, Viktor Orban, a quien ha reivindicado por sus políticas anti-LGBT y por alentar a las parejas casadas a tener hijos. Una línea que ilustra el vínculo entre las políticas pronatalidad a las que recurren cada vez más gobiernos reaccionarios, y las políticas restrictivas de las libertades de las personas LGBTI+.
Aún más grave, Vance firmó el prólogo del Proyecto 2025, un proyecto creado por un grupo de expertos conservador, The Heritage Foundation, que reúne a 100 organizaciones de extrema derecha en torno a una hoja de ruta para el mandato de Trump. El Proyecto 2025 prevé la prohibición del acceso al aborto, a la anticoncepción, el fin de la atención a las personas trans, la rehabilitación de las terapias de conversión e incluso la prohibición de todo lenguaje "pro-LGBT", así como de programas escolares que mencionen su existencia o sean antirracistas. El proyecto también prevé formar a todos los funcionarios en estas ideas pero también despedir masivamente a todos aquellos que no cumplan con las exigencias radicalizadas del Think tank.
La necesidad de una lucha general contra el arraigo de las ideas reaccionarias
Sin embargo, el giro hiperconservador y reaccionario que Vance quiere consolidar en el Partido Republicano no podrá transcurrir sin traspiés y Trump ya se ve obligado a suavizar esas posiciones desautorizando a su vicepresidente en determinados puntos como su participación en el Proyecto 2025. Para no repetir el fiasco de las elecciones intermedias, durante las cuales los republicanos obtuvieron resultados decepcionantes, culpando a Trump de ser demasiado divisivo, este último no podrá permitirse un discurso abiertamente reaccionario si espera obtener la victoria. Por esta razón, la cuestión del derecho al aborto es mucho menos central en esta campaña que en la anterior, dada la impopularidad de las ofensivas antiaborto en los últimos años. Sin embargo, no ocurre lo mismo con las ofensivas anti-LGBT, en las que las personas trans se transforman en chivos expiatorios de las políticas de austeridad trumpistas.
Ante el peligro de una figura totalmente radicalizada cuyas inspiraciones de extrema derecha pueden hacer temer lo peor en términos de derechos LGBT y reproductivos, es esencial que tanto los trabajadores como los jóvenes, las personas LGBT y las feministas luchen por sus demandas pero sin darle crédito tampoco al proyecto neoliberal encarnado por Kamala Harris que promete seguir la línea proisraelí y precarizadora de su predecesor. Sobre todo porque este último no ha hecho más que allanar el camino para un ascenso autoritario de la derecha en el país. Lo que los trabajadores y los jóvenes estadounidenses necesitan es una alternativa política real, una alternativa que se encarnó en las luchas de los trabajadores de Generación U (los jóvenes que se sindicalizaron masivamente en los últimos años) en Amazon e incluso en Starbucks, como también de la juventud que se levantó contra el genocidio en Gaza. Un remedio anti-Vance y anti-Trump, que pone en el centro las demandas de los trabajadores así como el derecho de las minorías a existir.