En la última entrega de “Diálogos sobre la transición argentina”, entrevistamos al politólogo, periodista y director de “El Dipló”.
Fernando Rosso @RossoFer
Domingo 31 de julio de 2016 00:19
Fotografías: Mariana Nedelcu
La razón gradualista
Es director de El Dipló, la edición para el cono sur latinoamericano de Le Monde Diplomatique, es politólogo, periodista y escribe columnas de opinión en el diario Página 12.
Desde una media distancia crítica sostuvo (y mantiene) una identificación con el kirchnerismo.
El gradualismo parece ser el ideal último de su concepción sobre los ritmos de la política: valora (o entiende) la tregua sindical frente a Mauricio Macri porque tiene que haber "una gradualidad en la acción". Percibe más continuidad en el cambio y un astuto gradualismo en el nuevo Gobierno, ante las fatalidades de una catástrofe que no ha tenido lugar y que fue largamente anunciada por el kirchnerismo rabioso. Le baja el precio a la “peligrosidad” del reseteo general del país que vendría a hacer el PRO, cuando tuerce la vara ante el mecanicismo del “círculo rojo” del universo kirchnerista. Quizá, porque el temible retroceso que se agita desde aquel sector, pone en cuestión la verdadera índole del “avance”. En el balance, entre la espada y la pared, reafirma su apoyo a la gradual disminución de los índices de desigualdad en la década pasada, pese al gran torrente de continuidades, incluso en aspectos nodales del legado neoliberal.
Desde esa posición, realiza agudas críticas al kirchnerismo, a La Cámpora, a Carta Abierta, a 678 y a los dispositivos políticos y culturales del proyecto derrotado en diciembre pasado. Identifica la falta de construcción de líderes con electorabilidad como uno de los problemas centrales.
Habla de la economía, del “hilo rojo que une a la pileta de Jaime con los frenos del Sarmiento”, del desconcierto kirchnerista pos-López, de la introspección peronista y del no lugar de los radicales en Cambiemos.
En términos de la realización cultural, asegura que los años kirchneristas no tuvieron su banda sonora, ni ficciones de época, producto de una estadolatría avasallante que provocó el exagerado despliegue simbólico del “proyecto”.
Al igual que el conjunto de los entrevistados del ciclo, registra un cambio importante en el desarrollo de la izquierda clasista.
Para cerrar los “Diálogos sobre la transición argentina”, La Izquierda Diario entrevistó a José Natanson.
A continuación puede leerse la entrevista completa y una síntesis en video
Video: síntesis de la entrevista
La bestia PRO
Vos acuñaste la definición de que el PRO era una “nueva derecha”. Viendo la experiencia de estos seis meses ¿reafirmas esa definición?
También sostengo que es una derecha que muestra una cara social, por eso digo que es una nueva derecha, por estas tres cuestiones.
Cuando digo una cara social, no quiero decir que cree en los derechos sociales, que la justicia social esté en el eje de su perspectiva política. Digo que sabe que tiene que desplegar algún tipo de política social simplemente para que el país no vuele por el aire. ¿Cuántas políticas sociales?, las que sean necesarias para que la Argentina no estalle y ni una más. Los tipos están dispuestos a poner en los sectores populares, en los pobres, en las políticas sociales, toda la plata que sea necesaria, pero ni un peso más para que el país se mantenga pacificado.
¿Crees que hizo eso hasta ahora?
Donde pensé que iban a ser un poco más graduales es en materia macroeconómica. Pensé que podían entrar de una manera un poco más suave y entraron más a lo bestia.
Ahora, si uno se toma el trabajo de leer la prensa de derecha -cosa que no toda la izquierda hace, no todos los progresistas hacen-, vas a ver que está lleno de gente que prácticamente piensa que [Alfonso] Prat Gay es la reencarnación de Keynes, que entre Prat Gay y Axel Kicillof no hay diferencia. Vos escuchás a [Miguel Ángel] Broda y a la gente más de extrema derecha y dicen “bueno, esta es una etapa de transición”. El mismo [Carlos] Melconian dijo: “Es una etapa de transición, en realidad hay que hacer un ajuste más fuerte”. Es decir, dentro de su esquema, creen que están haciendo gradualismo en términos macroeconómicos. Creo que están siendo más neoliberales de lo que yo pensé que iban a ser en ese aspecto.
¿Vos decís posneoliberal porque vino después del neoliberalismo y porque también se apoya sobre conquistas que ha tenido el empresariado?
La relación con el sindicalismo ¿cómo la ves?
Al mismo tiempo hay sectores y sectores. Hay sectores industriales de pequeñas y medianas empresas que están muy castigados y hay otros que no están castigados. Todo el entramado que rodea al campo no está tan mal. Parece que fue una buena cosecha y el regalo de las retenciones. Clarín publicó un mapa del empleo y el desempleo, cómo afecta y toda la zona núcleo es donde mejor les va. Esos son camiones, tractores, hay ramas de la industria o de la agroindustria que no están sufriendo tanto como otras. El sindicalismo refleja esas heterogeneidades, incluso en sus posiciones.
Algunos dicen que está llegando el fin la luna de miel. Estuvieron los cacerolazos por el tarifazo. La CGT empieza a hablar de una posibilidad de paro.
Creo que si la economía no crece, si la inflación no baja, si no inventan algo, en algún momento la tolerancia social se acaba. Porque otra cosa de la que seguramente después hablaremos, la herencia kirchnerista, la corrupción y el uso de eso por parte del Gobierno también tiene un límite.
¿Ves que tienen un plan económico?
En materia macroeconómica tienen un plan claro: pagarle a los holdouts, cerrar el frente externo, tomar deuda, sacarle -como dicen ellos- el pie del Estado de la espalda al campo para que pueda liberar su productividad y esperar que las fuerzas productivas hagan que la economía crezca. Mientras tanto, aguantar con la obra pública, tomar deuda y una parte volcarla a la obra pública, bajar la inflación, que el desempleo aumente lo menos posible. Algo va a aumentar, pero tratarán de que aumente lo menos posible. En materia macroeconómica tienen un plan. En materia social tienen un plan que es básicamente continuar con lo que había a la mínima potencia. Y en otras áreas de la gestión me parece que no tienen la más puta idea y que ni siquiera les importa.
¿Como cuáles?
Una estética muy PRO ¿no?: “Te hablo a vos”
Lo que quieren es bajar la intensidad de la discusión pública en su política simbólica, después de doce años de “batalla cultural” y de sobrecarga ideológica. El kirchnerismo, en ese sentido tenía un problema porque le ponía el mismo nivel de gravedad épica a estatizar YPF que a pelearse con LAN a ver si el hangar de Aeroparque era de LAN o de Aerolíneas. No podés dar un Waterloo todas las semanas, porque en algún momento quedás un poco extenuado. No podés pedirle a la sociedad que te acompañe en un Waterloo por domingo o por semana. El kirchnerismo ahí erraba un poco, le faltaba un poco de registro del manejo simbólico que estaba haciendo. Me parece que el macrismo tomó nota de eso, sobre todo sus comunicadores y sus pensadores más interesantes, la línea de Marcos Peña. Tomaron nota y decidieron bajar un poco ese nivel de intensidad. Lo dicen explícitamente: “Hay que bajar el volumen de la voz presidencial”. Y lo hacen, por eso cuando sacan los nuevos billetes, no es que dicen como Cristina puso a Evita y las Malvinas, nosotros ponemos a [Arturo] Frondizi y [Álvaro] Alsogaray. No, ponemos al hornero y al ornitorrinco. No te contestan tirando un prócer contra otro. Dicen “a Evita la dejamos, pero nosotros ponemos al hornero”.
Gobierno de cuadros
¿Cómo ves a la coalición Cambiemos?
Hasta leninista…
En ese sentido, no hay coalición. La coalición es táctica, casi electoral. El radicalismo acompaña, en el mejor de los casos protestando. El radicalismo no tiene ningún resorte de poder para presionar al PRO, ¿le van a decir que no van a votar las leyes?, si se las votan los peronistas. ¿Qué herramienta de presión tiene el radicalismo sobre el PRO? Además, el radicalismo está en un momento de mucha fragilidad, pensá que los ministros radicales de Cambiemos son el de Defensa, [Julio] Martínez, [Oscar] Aguad en Comunicaciones, y el del Plan Belgrano, [José] Cano. Fueron todos candidatos a gobernador que perdieron, para ser ministro radical tenés que perder una elección, si no perdés una elección provincial no te nombran. No lo veo al PRO como un gobierno de coalición, es un gobierno de cuadros, típico gobierno de cuadros.
¿Cómo ves el manejo de la provincia de Buenos Aires y el Conurbano?
El macrismo tiene y demuestra un nivel de pragmatismo que hace que algunas cosas las pueda mantener, por ahora. Al Conurbano, por ahora, lo está gobernando. ¿Cómo?, yo decía con un pacto de gobernabilidad con los movimientos sociales, un dispositivo de emergencia que yo sé que existe, si hay algún problema social grave, que huela a estallido, saqueo o lo que sea, va ese dispositivo de emergencia, de asistencia social a tratar de apagar el fuego. El macrismo tiene una inteligencia, digamos.
Vos analizás el escenario latinoamericano ¿qué gravitación puede tener en Latinoamérica, Macri y la Argentina gobernada por este tipo de derecha?
Lo que en nuestros términos sería centroizquierda.
Está retrocediendo. Se ve en Argentina, en Brasil, en el referéndum de Venezuela y en el referéndum de Evo en Bolivia. ¡Que Evo perdiera una elección!, algo impensable hace tres o cuatro años. Efectivamente está sucediendo y me parece que el macrismo y Argentina tienen un papel grande. No sólo porque ocupa un papel importante en Sudamérica, sino también porque en una región que está cambiando. No digo que sea un “fiel de la balanza”, esas metáforas me parecen un poco pavas. Pero si se consolida un cambio de gobierno en Brasil, si el PT se va definitivamente del poder, cosa que parecería que va a ocurrir, ahí sí me parecería que estamos ante algo nuevo.
Peronismo y kirchnerismo
Tanto en Le Monde como en otras publicaciones, tenés una mirada más de media distancia ¿cómo ves al peronismo actual concreto de la coyuntura y al peronismo como corriente histórica? ¿Cómo ves esos dos planos?
Hace un par de semanas estuve en Corrientes y en La Rioja y el peronismo de ahí ¡es el peronismo! El kirchnerismo no entró, entraron algunos valores kirchneristas. Voy a exagerar un poco, pero la violencia contra las mujeres, quizá antes del kirchnerismo, no generaba el rechazo social que ahora genera. No sé si es un producto del kirchnerismo o un producto de la época, pero eso pasó. La tolerancia hacia las minorías sexuales, hace 15 años discriminar a los gays en La Rioja -no quiero ser despectivo con nadie- pero quiero decir, hay algunos rasgos del pluralismo cultural de la convivencia que me parece que entraron y que en parte son atribuibles a políticas del kirchnerismo, en parte no. Probablemente hubieran entrado de otra manera o más lento. Pero el peronismo en las provincias efectivamente está.
También hay una cierta dimensión tecnocrática, me parece que no tiene que ver estrictamente con el kirchnerismo, sino capaz antes, con el menemismo o con el cavallismo si querés. Cualquier intendente o gobernador peronista sabe que no puede llegar al gobierno y decir “yo de economía no entiendo nada”. Aun cuando no entienda, va a buscar gente que entienda. Hay una transformación del peronismo. Pero el kirchnerismo en tanto dispositivo político en estas dos provincias no lo vi y en general creo que no está. Lo que hay son los [Juan Manuel] Urtubey, los [José Luis] Gioja, etc. Los gobernantes peronistas y cada uno tiene su conservadurismo.
En los orígenes el peronismo fue muy conservador en el interior.
Lo que veo es que el kirchnerismo puede haber entrado con sus valores pero no entró como dispositivo político en la mayoría de las provincias y ese es el peronismo que yo veo que va a resurgir o que está resurgiendo.
Entonces fue, como dice Martín Rodríguez, una “lucha de clases medias”.
¿Como cuáles?
Lo que pasa es que si volvés, podés volver una vez, no podés volver cada tres meses. Perón volvió una vez, porque si volvés todo el tiempo, quiere decir que no te fuiste. Ella no sabe todavía si quiere estar acá o allá. Me parece que está bien eso, los líderes tienen momentos en los cuales dudan, el líder por ahí no lo puede exteriorizar pero tiene un momento en el que tiene que pensar y dudar. Me parece que ella está pensando, mirá la entrevista que le dio a C5N, al programa de Roberto Navarro, me parece que fue en ese sentido una metáfora. [Alejandro] Grimson lo dijo en el siguiente sentido: ella dio una entrevista pero por teléfono, sabe perfectamente que si vas a un estudio de TV el impacto es mucho mayor porque la TV es imagen y llega de otra manera. Fue un medio camino y eso refleja un poco el no lugar en el que está Cristina. Eso deja al kirchnerismo puro en una situación de mucho desconcierto, porque es una corriente política que siempre estuvo muy conducida, o por Néstor o por Cristina y ante una situación de semi-desconducción hay mucho desconcierto. A eso agreguemos la coyuntura de la corrupción. Me parece que ahí el kirchnerismo erró el cálculo en el siguiente sentido: leí el otro día a mi amigo Martín Sabattella, que decía que la sociedad con el tiempo iba a valorizar o revalorizar lo que había hecho el kirchnerismo.
Creo que el kirchnerismo pensó: “Nos vamos del gobierno, quedamos en el Parlamento, en algunos lugares, va a venir el gobierno de Macri, va a ser tan malo que la gente va a decir que bueno que era el kirchnerismo”. La frase de Perón: “No era que nosotros éramos tan buenos si no que los que vinieron después eran peores”. Pero está ocurriendo lo contrario, una reescritura de la herencia kirchnerista en clave negativa, a la luz de José López, de los fajos, de los billetes, de los packs de millones de dólares. Es una reescritura de la historia en el sentido contrario a lo que el kirchnerismo pensaba que iba a ocurrir. Eso está siendo muy demoledor sobre la imagen de la gestión kirchnerista. Ojo, yo creo que dentro de diez o veinte años, la lectura va a ser otra, pero en este momento, en esta coyuntura, hoy julio 2016, me parece que eso está siendo muy dañino con la imagen kirchnerista. Hasta me animaría a decir que es injusto en algunos aspectos, reducir los 12 años de kirchnerismo a la corrupción, obviamente que es injusto. Pero en términos de opinión pública, está pasando eso.
Entonces, me parece que el kirchnerismo está en una situación de desconcierto, por un lado está desconducido o semiconducido, por el otro están viendo que el plan de sentarse a esperar que Macri la choque no está ocurriendo. Primero porque Macri no la choca, todavía no la chocó y segundo porque el gobierno anterior que tuvo un montón de cosas muy positivas está siendo reinterpretado en una clave mucho más negativa de lo que se pensaba. Y por el otro lado, porque no saben qué hacer con el peronismo, si romper, no romper, si estar o no estar.
El kirchnerismo está sufriendo algunos males que eran endémicos: la ausencia de dirigentes con potencial electoral, problema eterno del kirchnerismo.
Estamos en un sistema que es una democracia burguesa. ¿Cómo se construye poder en una democracia burguesa?, ganando elecciones. Podés tener imagen pública, poder sindical, movilización en las calles, ahora si querés llegar al Estado, tenés que ganar elecciones de un modo u otro. El kirchnerismo, sin Néstor y sin Cristina sufre la ausencia de dirigentes capaces de ganar elecciones. Por eso lo van a buscar a [Daniel] Scioli, a [Sergio] Massa para las testimoniales, a Martín Insaurralde ¿qué tiene que ver Martín Insaurralde con el kirchnerismo? Seguramente muy poco, menos que Scioli incluso, después claro, se desayunan que Martín Insaurralde coquetea con Massa, que sale con Jesica Cirio. Eso es un síntoma, un símbolo de un problema de construcción política del kirchnerismo que es que no han emergido figuras electoralmente potentes. Los ministros del kirchnerismo capaces de ganar elecciones se fueron rompiendo. Massa, [Martín] Lousteau en la Capital que estuvo cerca de ganar. Son tipos que pasaron por el kirchnerismo, [Roberto] Lavagna a su modo. Pasaron por el kirchnerismo y rompieron.
Ahí veo un problema, los ministros kirchneristas, muchos que son buenos dirigentes, caso [Daniel] Filmus o [Rafael] Bielsa, pierden las elecciones, [Agustín] Rossi en Santa Fe. En general, no siempre, pero pierden las elecciones. El kirchnerismo no le encontró la vuelta nunca.
Eso en términos de figuras electorales, pero en términos de organizaciones tampoco conquistó ningún peso, salvo organizaciones sociales. Se apoyó en la misma gerontocracia sindical de siempre.
Sobre la corrupción, vos tuviste una imagen muy gráfica, dijiste: “El hilo rojo que une la pileta de Jaime con los frenos del Sarmiento”. Después del caso López afirmaste que se abría un interrogante en torno a cuál era la verdadera ética y cuál era el sistema del kirchnerismo ¿encontraste una respuesta?
Sigo escribiendo esa pregunta. Por decirlo de algún modo, uno puede ir variando su opinión conforme el tiempo va avanzando y las evidencias van apareciendo. A mí lo de José López me sorprendió. Seré ingenuo, lo que vos quieras, pero el ex secretario de Obras Públicas durante 12 años, con el bolso y la ametralladora en el piso, con las monjitas, a mí me sorprendió, realmente me sorprendió.
Ahora sorprendieron las monjitas también
La Cámpora y la Coordinadora
Y volviendo a La Cámpora. Escribiste un libro sobre la juventud hace un tiempo que hablaba de un fenómeno mundial. La hipótesis podría sintetizarse así: eran sobreeducados y sobreinformados pero subempleados. Habían estallado en la Primavera Árabe, en Brasil, en México y en la Argentina lo identificabas con la juventud kirchnerista. ¿Cómo ves ese fenómeno hoy?
En ese libro hacías una comparación interesante. La Cámpora tiene un nombre que es setentista, pero la comparabas con la Coordinadora radical y decías que el riesgo era que terminen todos como el “Changui” Cáceres ¿cómo ves que está evolucionando en ese sentido, está cerca de ese riesgo?
La tarea de toda generación.
El kirchnerismo no puede ser simplemente un guardián de las conquistas del pasado, no puede ser un eco reivindicante de la década kirchnerista, porque no estás ofreciendo nada a la sociedad, porque la década kirchnerista ya ocurrió, a lo sumo se está desmontando. La sociedad siempre quiere algo nuevo, es lógico, es parte de la esencia del ser humano, buscar algo nuevo. Ofrecerle simplemente una reivindicación de lo ya hecho me parece que no es suficiente. Me parece que el kirchnerismo no está ofreciendo esa perspectiva.
¿Y por qué que no la está ofreciendo?
Lo que no creo es que el kirchnerismo deje pasar la elección de medio término, como escuché por ahí. Me parece que eso no funciona, es un cálculo que algunos hacen. No podés hacer de cuenta que la elección no existe por más que tengas bancas. Una elección no es sólo acumular bancas, es plantarte ante la sociedad y decir qué pensás del país, es discutir con otro, ganarla o perderla. No creo que el krichnerismo quiera mostrarse prescindente en la elección del año que viene.
Tomando el balance del kirchnerismo: la mantención de las estructuras sindicales, de lo que nosotros llamamos la burocracia sindical; el grueso de los gobernadores peronistas; una reforma de la Justicia y de los medios que -vistas retrospectivamente- no hicieron mella y pudieron restaurar mucho de lo anterior; en los servicios de inteligencia estuvieron con [Jaime] Stiuso durante mucho tiempo hasta que rompieron ¿qué te queda del balance de conjunto?
En términos de redistribución del ingreso, de disminución de la pobreza, de políticas sociales, de jubilaciones, de un montón de cosas, dejó una bandera fuerte como el alfonsinismo, valoro eso del kirchnerismo.
Hay un libro que salió hace más o menos tres años, de Gabriel Kessler, un sociólogo interesante, que se llama Controversias sobre la desigualdad. Gabriel es un sociólogo con su doctorado en París, de los más brillantes que hay en este país.
Se plantea qué es lo que pasó con la desigualdad, si bajó o no bajó y hace todo un análisis. Le hicimos una entrevista con Zloto [Marcelo Zlotogwiazda] en la radio. Zloto le decía, está bien, pero ¿bajó? Gabriel decía, todo lo que está vinculado al mercado del trabajo mejoró, los salarios aumentaron, el desempleo bajó. Otros aspectos que no están vinculados directamente al mercado de trabajo fueron los avances menos concretos. En un momento Zloto le dice: “te pongo contra la pared, [cómo evaluás esto en] el kirchnerismo en general, después de todo, porque los sociólogos siempre dicen ‘es más complejo’”. Y Gabriel dice, “me saco el ‘es más complejo’ de la cabeza y te digo al final, sí mejoró la situación de la desigualdad”. Entonces al final sí, yo estoy de acuerdo con él y comparto ese diagnóstico. Vos me ponés contra la pared y te digo sí. En el medio, me siento obligado a señalar todas estas cosas sino soy un tarado.
Periodismo de grieta
Julio Blanck dijo acá que Clarín hizo un “periodismo de guerra”.
Ahora, el periodismo que se hizo del lado kirchnerista que hoy sin pauta, medio que se desmoronó, ¿cómo lo viste estos años?
Lo vi heterogéneo. Del lado kirchnerista de la vida, para parafrasear al amigo Víctor Hugo, había cosas muy buenas y había cosas horribles. No doy nombres, nunca doy nombres porque me parece que uno tiene que discutir ideas, enfoques y perspectivas, no nombres. Lo que digo es que dentro del periodismo kirchnerista había cosas interesantes y otras de un nivel de boludez tan absurdo que era inconcebible, así como las había dentro del otro periodismo. Por eso siempre cuando me hacen la pregunta: ¿periodismo militante o periodismo no militante?, digo “periodismo interesante”. Más allá de si el tipo es liberal o no, kirchnerista o no, me importa que me digan cosas que me resulten interesantes, que me ayude a pensar, que me ilumine una idea que me traiga un dato que no sabía. Encuentro eso en dos diarios muy ideológicos: La Nación y Página/12. La Nación defiende sus ideales: el conservadurismo, el liberalismo económico, el campo, la Iglesia y lo que sea. Y Página/12 defiende lo suyo. Cada uno a su modo y con sus problemas y sus contradicciones. Ahora, en esos dos diarios durante todo el kirchnerismo encontré notas interesantes. Las notas de Beatriz Sarlo en La Nación o de Eduardo Fidanza, son notas interesantes. Y las de [Horacio] Verbitsky o de Mario Wainfeld en Página/12 son interesantes. Pero en esos dos diarios está lleno de descerebrados que escriben también. Por eso más que ver si de un lado o del otro, lo que traté de hacer siempre es rescatar las cosas que me interesan dentro de cada lado. Si hubo un empobrecimiento general o no del periodismo, la verdad que no lo sé. Siempre está esa cosa de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Habría que releer La Opinión, a ver si era tan bueno, debía ser bueno. Yo releí un poco, era bueno, pero tenía chivos también, había un montón de problemas.
Aguante la ficción
Vos relacionás tus análisis políticos con los fenómenos culturales. Alguna vez dijiste que el kirchnerismo había matado al rock, al rock barrial, el rock de resistencia de los `90. Que lo había desplazado de la calle al Salón Blanco de la Casa Rosada.
En el menemismo la novedad es la marginalización de un sector importante de la sociedad, sobre todo de la juventud desde las periferias urbanas y que eso marca la explosión del rock barrial, ahí tenés a La Renga.
Algunos amigos se ofendieron porque no incorporás al punk, a 2 Minutos, por ejemplo.
Lo que yo digo es que el kirchnerismo se apropió de esa especie de narrativa “nac&pop” y la convirtió en su narrativa de Estado. Martín dice “contracultura de Estado” y que eso en algún punto obturó los espacios para ese rock contestatario. El kirchnerismo siempre fue poder y antipoder al mismo tiempo, es un poder y cuando estaba en el poder era antipoder porque era un poder que discutía con el poder, con Techint con Clarín. Entonces, esa dualidad del kirchnerismo al mismo tiempo me parece que le quitó al rock un espacio, como se lo quitó a Maradona también. No me acuerdo quién lo escribió. Maradona como héroe plebeyo, como contracultura. Una vez que el kirchnerismo llegó al Gobierno y estatizó la cultura plebeya dejó de tener sentido.
¿Crees que hubo alguna película que marcó la década?
¿Y en la literatura?
Si ví un desequilibrio entre la enorme cantidad de películas sobre la dictadura, de reescritura de la dictadura, de relectura de la dictadura, la enorme cantidad de documentales y la ausencia de grandes ficciones de época.
Intelectuales a la carta
Relacionado con esto, en el escenario intelectual, en los ‘80 discutían las revistas Unidos y Ciudad Futura, en los ‘90 El Ojo Mocho y Punto de Vista. ¿Cómo ves ese escenario ahora? Lo último que se vio fue Carta Abierta como lo más conocido. Bueno, se edita Le Monde como una publicación mensual junto con Ideas de Izquierda que sacamos nosotros.
Esa especie de intersección compleja que era una militancia, un debate intelectual y un cierto saber profesional. Porque todos esos medios que mencionás estaban bien editados, no eran una revista barrial. Incluso los que estaban mal editados a propósito, como El Ojo Mocho. Me acuerdo siempre de una entrevista a Jorge Asís que era como de 26 páginas, pero que era a propósito, estaba pensado. Eso me parece que un poco se desplazó a los diarios, a los canales de TV. En los ‘80 no había cinco canales. Había menos diarios, había menos publicaciones, no había blogs, no había revistas ni espacios virtuales. Durante el kirchnerismo, vos no lo mencionaste, pero Artepolítica fue una referencia, ahora la revista Panamá es una referencia. Está astillado ese panorama y los ejes: uno decía en Punto de vista está el punto de vista socialdemócrata, liberal -no quiero que Beatriz Sarlo se enoje-, pero estaba ahí. El Ojo Mocho reflejaba el peronismo cultural, Unidos era la renovación de “Chacho” Álvarez; todo eso está astillado en un montón de lugares por las nuevas tecnologías, por un montón de cosas. Hay otras revistas, está Crisis. Vos sabés, hay un montón de otros lugares que son productos profesionales, técnicamente hablando. Me parece que eso se desplazó, no están más esos ejes, como que no hay ejes, esta todo más revuelto.
No ves que bajó el nivel de discusión, sino que se desplazó a distintos lugares.
Cuando había llegado el momento de apoyar el kirchnerismo más allá de toda crítica posible, que era cuando se le venía encima el macrismo, Carta Abierta era el “voto desgarro” y había que criticar a Scioli. Ahí Carta Abierta equivocó un poquito los tiempos, y dicho esto con cariño porque tengo un montón de amigos ahí.
A la izquierda trotskysta, al Frente de Izquierda, me acordé que en el libro de las juventudes políticas estábamos ausentes, no sé si porque no nos registrabas en ese momento. Pero ¿ahora?
Sí veo una revitalización de lo que llaman la izquierda clasista. En los sindicatos -bueno, lo hemos hablado-, en los sindicatos, a nivel político electoral y en la sociedad. Me parece que en parte tiene que ver con esto, con una inteligencia de entender que pueden seguir defendiendo las mismas ideas, pero hacerlo con buena luz ayuda. Hay un aggiornamiento de los instrumentos desde los cuales hablar, los lenguajes y las formas de expresarse que me parece que está en la base del ascenso. Se ve porque es electoral, es cuantitativo el ascenso. Me parece que los ayudó también la Ley de Reforma Política, la publicidad y también la unidad, que entiendo que no es plena, pero que es de por lo menos de los dos partidos más grandes. En ese sentido, los veo también planteando algunos debates que tienen que estar en la sociedad. Yo me alegro cuando veo a los diputados de izquierda en los canales de cable peleando con el macrismo y con el kirchnerismo, porque me parece que a veces dicen cosas que no las dice nadie. Si, a veces veo que tienen que pasar “el mensaje” y me parece que no es tan necesario. En el libro de las juventudes políticas no lo ví tanto, porque fue previo a este proceso o por ahí era más incipiente y yo no lo registraba. Pero la verdad es que registro el cambio.
PRIMERA ENTREVISTA:
Carlos Pagni: “Cambiemos es una especie de derecha culposa”
SEGUNDA ENTREVISTA:
Horacio Verbitsky: “Ninguno de los partidos fundamentales está interesado en ponerle límite a la corrupción"
TERCERA ENTREVISTA:
Julio Blanck: “En Clarín hicimos un periodismo de guerra”
Fernando Rosso
Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.