Viernes 16 de noviembre de 2018
El pasado martes 13 de noviembre por fin inició el proceso judicial contra Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, quien ya lleva casi dos años de haber sido extraditado y recluido en los Estados Unidos, sus declaraciones nos han dejado sorpresas que no nos sorprenden tanto en realidad. Ya que según la información que se ha dado a conocer hasta ahora, el Cártel de Sinaloa encabezado por este personaje revela una serie de sobornos y complicidades tanto de autoridades mexicanas como estadounidenses.
Estas cosas fueron mostradas al mundo por el abogado de Joaquín Guzmán, Jeffrey Lichtman y también el hermano de Ismael “El Mayo” Zambada, Jesús Zambada apodado “El Rey”, quien afirmó categóricamente que para operar su negocio sobornaron a toda una cadena de funcionarios públicos. De bajo, medio y alto rango, entre los que se encuentran policías municipales, oficinistas de gobierno, gobernadores y hasta generales, donde desembolsaban alrededor de 300 mil dólares mensuales tan sólo para funcionarios de la Ciudad de México, donde supuestamente traficaban droga desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Sin especificar sus nombres, dejó claro que estos sobornos se realizaban principalmente en los estados de Sinaloa, Baja California, Nayarit, Jalisco, Guerrero, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Chihuahua, Morelos y la Ciudad de México. En ellos este cártel tiene una fuerte presencia y declaró que entre 1987 y 2008, el crimen organizado tenía en la bolsa tanto a los fiscales generales de México como agentes de la Policía Federal de Caminos, la Policía Federal (PF) y de la unidad de inteligencia del gobierno (la SEIDO), incluso se mencionó a que también tenían bajo su control a agentes de la Interpol, realizando sus operaciones en aeropuertos y puertos.
El único nombre que dio a conocer hasta ahora, fue el de un general llamado “Toledano”, en el estado de Guerrero, encargado de proteger la siembra de marihuana y amapola en la costa del pacifico, donde declara que Joaquín Guzmán afirmó que este general era su amigo y que a él le enviara el dinero. Con el control de esta plaza se fortalecía el vínculo con Colombia y a la vez facilitaba la exportación de la droga a Estados Unidos.
Este grupo del crimen organizado tejió una red delictiva que abarcaba los 32 estados del país, de tal modo que además de poder colocar su mercancía, tenía influencia en los aparatos judiciales, así podía bloquear investigaciones sobre los asesinatos de sus enemigos o cualquier otra que se diera contra su cártel. Hasta poseía el control de túneles en el estado de Sonora, lo cual le permitía pasar los estupefacientes a EE.UU. y traer de regreso armas y dinero.
Joaquín “El Padrino” Guzmán
Estas declaraciones hacen recordar a la más famosa de las novelas de Mario Puzo, El Padrino, en una parte se relata que el ficticio Vito Corleone, un exiliado italiano en EE.UU., pasa de ser un chico muy pobre a convertirse en uno de los más poderosos líderes de la mafia de Nueva York. A partir de una serie de favores a los más explotados del barrio italiano, pero también por una cadena de sobornos que le permitieron a este personaje hacerse de poder político, a partir de comprar a funcionarios públicos, donde incluso su hijo y heredero de su puesto, "Michael Corleone", llegó a tener relaciones con senadores estadounidenses, los funcionarios más poderosos del imperialismo.
Esta novela de “El Padrino”, es una buena metáfora de las bombas periodísticas que el juicio de “El Chapo” nos ha dejado, por ejemplo retomando a su abogado, este dijo que los ex presidentes de México, Felipe Calderón (2006-2012) del PAN, y el ahora saliente, Enrique Peña Nieto (2012-2018) del PRI estaban relacionados con el Cártel de Sinaloa, al recibir sobornos millonarios de este. Claro que ambos negaron semejante cosa, pero ¿no es una posibilidad?, eso tendría que ser parte de una investigación.
Otro posible implicado es el ex presidente Vicente Fox, ya que “El Rey” Zambada afirmó que sobornó al director de la PGR durante ese sexenio, además no hay que olvidar que la primera vez que Joaquín Guzmán se “escapó” de la cárcel fue durante el gobierno de Fox, del penal de Puente Grande. Junto con ello hay que anotar el pequeño detalle que se escapó por la puerta de enfrente, por ello ese penal se ganó el apodo de “Puerta Grande”.
Pero si esto es así, y existen indicios de que sea cierto, a causa de la demostrable y probada enorme corrupción de la casta política mexicana, entonces ¿por qué sacar al Ejército a las calles para combatir el narcotráfico? O más bien ¿qué era lo que estaban combatiendo entonces? Esa es una pregunta que debe hacernos pensar, sobre todo ¿cuáles eran los intereses que estos gobiernos protegían?