En Comodoro Py comenzó el proceso por espionaje ilegal contra el “pluma” de la Policía Federal y dos de sus jefes. Rodolfo Grinberg, fundador de la Agencia Walsh donde se infiltró Balbuena entre 2002 y 2013, contó qué tareas hacía y cómo fue descubierto. Además habló el exjefe del espía y también imputado, Alejandro Sanchez.
Martes 14 de marzo de 2023 23:29
Ph: Enfoque Rojo
“Balbuena tenía todo el tiempo del mundo y nunca hablaba de su trabajo, él estaba disponible casi todos los días de la semana”. Así comenzaba a dar su testimonio Rodolfo Grinberg en el juicio oral y público contra Américo Balbuena, Alejandro Sánchez y Adolfo Ustares. Grinberg es periodista y fundador de la Agencia Walsh, Balbuena es un espía de la Policía Federal que se infiltró en ese medio alternativo. Sánchez y Ustares eran sus jefes en la fuerza.
El juicio, a cargo del juez federal Daniel Rafecas, arrancó el mediodía de este martes a sala llena en los Tribunales de Comodoro Py, donde estuvieron presentes Patricia Walsh, Guadalupe Godoy, Alejandrina Barry legisladora porteña del PTS en el Frente de Izquierda, abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, militantes de organizaciones de izquierda, periodistas de FM La Tribu, y los ex miembros de la Agencia Walsh.
Previamente, parte de los querellantes, junto a sus abogados y organismos de derechos humanos realizaron una conferencia de prensa en las puertas de los tribunales. Allí enfatizaron la importancia del juicio oral y público contra Balbuena, agente del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal que, entre 2002 y 2013, se infiltró en la Agencia Walsh e hizo espionaje ilegal a organizaciones populares haciéndose pasar por periodista.
Matias Aufieri, abogado de la querella junto a Myriam Bregman, Liliana Mazea y Carlos Platovsky del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, decía que “es bastante inusual, habiendo tantos casos de espionaje y cada vez se conocen más, que logremos sentar a algunos de ellos, los responsables que estén identificados. En este caso logramos que se esté juzgando a dos de sus jefes, lo cual da cuenta del accionar institucional por décadas”.
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“Era nuestro movilero”
Rodolfo Grinberg fue el primer testigo en declarar en el juicio, como fundador de la Agencia Walsh y con quien primero estableció relación Balbuena para ingresar como periodista. El testigo expuso cómo la agencia se formó al calor de las jornadas de diciembre de 2001, por lo que se centraba en reflejar la creciente conflictividad social y la actividad de las organizaciones populares y del movimiento estudiantil. Muchos reclamos no salían a la luz a través de los grandes medios de comunicación, entonces recurrían a medios alternativos. “Casos de gatillo fácil y todo tipo de conflictividad social”, detalló sobre la actividad que realizaban como “periodistas que enfrentaban al sistema”.
Respecto de Balbuena, Grinberg dijo que lo que más le sorprendía era que no encajaba con ese perfil de periodismo, porque no tenía “un discurso de barricada”. Pero que “como en ese momento había mucha gente enojada con lo que estaba pasando y se acercaba a la militancia”, pensó que Balbuena “era ese tipo de gente, por las cosas que preguntaba, como queriendo aprender”.
Grinberg detalló cómo Balbuena cumplía tareas para la Agencia. “Era nuestro movilero porque podía hacerlo, la mayoría en la agencia no teníamos tiempo por trabajo”. Además confirmó con seguridad que Balbuena hizo “cobertura” de manifestaciones donde estaba la misma Policía Federal. El abogado Aufieri le preguntó si en alguna ocasión hubo represión, a lo que Grinberg respondió que la única que recordaba en ese momento fue en la cumbre del ALCA en Mar del Plata (2005) cuando Balbuena “estuvo en el foco de la tensión”. Sobre el oficio “periodístico” de Balbuena, agregó: "Era meticuloso en los informes, hacía una radiografía de cada corriente o grupo".
En 2013 a Grinberg le advirtieron que Balbuena era un agente de la Federal. Decidió enfrentarlo y lo citó para conversar. “Su respuesta no me dejó ninguna duda de que era cierto”, dijo ante el juez Rafecas, ya que Balbuena insistía en querer saber “quién había dicho eso”. Entonces se sintió “muy vulnerable, pensando que tenía un policía que yo pensaba que era mi amigo”. Curiosamente, cuando Grinberg lo llamó para citarlo, Balbuena le había adelantado que quería dejar la agencia por “motivos personales”. Más llamativo aún fue lo que sucedió después, cuando la Agencia Walsh junto al Encuentro Memoria Verdad y Justicia convocaron a una movilización para denunciar el espionaje: ése mismo día el sitio web de la agencia fue hackeado.
“No era un James Bond”
Previo a la declaración de Grinberg, el único de los imputados que decidió declarar fue Alejandro Sánchez, quien fuera jefe de Balbuena en la División Análisis del Departamento Seguridad y Estado de la Policía Federal desde el 2009 hasta el 2013.
Sánchez insistió en pintar al Cuerpo de Informaciones como un cuento de hadas, donde hacían cosas solo a pedido de las organizaciones donde no había nada ilegal. También quiso brindar una imagen de Balbuena como un agente “no operativo” que ocupaba una oficina de administración del cuerpo y cumplía las mismas tareas que el resto, en un intento por bajar su responsabilidad en los hechos dijo: “no tenía muchas luces, no era precisamente James Bond”.
Sin embargo, el jefe policial (ahora retirado) admitió que en ese momento había 17 agentes del Cuerpo de Inteligencia Criminal de la Policía Federal en tareas dentro de la División Análisis, y que hay agentes de este cuerpo “en toda la Policía”. Al ser preguntado sobre si tenía conocimiento de la existencia de otros agentes secretos, Sánchez respondió: “¿Usted me dice si había otros infiltrados como Balbuena?”, en una supuesta ironía que de hecho, sonó más a confesión.
Balbuena llamó la atención en FM La Tribu
Luego de Grinberg declaró Alejandro de Massi, sociólogo y trabajador de FM La Tribu. Allí contó cómo en 2013, al salir a la luz el espionaje de Balbuena en la Agencia Walsh, la radio hizo reuniones donde pudieron “atar cabos” de situaciones ocurridas en 2002. Ese año Balbuena tuvo un breve acercamiento a la emisora porteña, a través de un programa de corresponsales populares. Aunque de Massi aclaró que no lo conoció, sus compañeros contaron que les había llamado la atención en ese momento por las preguntas que realizaba, sobre quién dirigía la radio, cómo era su financiamiento y que empezaron a notar que las respuestas de Balbuena no eran coincidentes respecto a cuál era su ocupación, primero diciendo una cosa y luego otra. Esto sucedió durante un mes y medio aproximadamente, hasta que en una reunión le preguntaron “medio en serio medio en broma” si era servicio, frente a lo cual Balbuena no regresó más a la radio.
El juicio continuará este miércoles a las 9.30hs con más testigos, Maria del Carmen Verdú (Correpi),el ex detenido desaparecido Carlos “Sueco” Lordkipanidse, Oscar Castelnovo (otro fundador de la Agencia Walsh) y Christian Castillo (PTS-FITU), entre otros.
"Es muy importante demostrar que no son cuentapropistas, que no son gente suelta que se desprende y hace lo que quiere, sino que responden a cuerpos orgánicos del Estado. Que, como en este caso, fue creado por la dictadura de Onganía, pasó por la dictadura cívico-milita del ’76, pero continuó bajo todos los gobiernos constitucionales" afirmó la diputada nacional Myriam Bregman por el Frente de Izquierda, y parte de la querella en este juicio.