Las PASO en Jujuy tuvieron un condimento propio. El voto a Milei fue en gran parte la forma en que amplios sectores castigaron a Morales y al PJ que votaron la Reforma contra el pueblo. El bipartidismo sufrió una dura derrota. La izquierda se consolida como única fuerza alternativa. La necesidad de enfrentar en las calles desde los gremios la devaluación de Massa y la disputa del balance electoral contra los poderosos.
Jueves 17 de agosto de 2023 13:16
Las elecciones a nivel nacional muestran un claro avance de Milei y un retroceso de las dos coaliciones que gobernaron el país el último tiempo. Que la canalización del descontento se haga a través de un político con ideas de derecha, se explica en gran parte por el hecho de que el ajuste acordado con el FMI se hizo bajo las banderas del progresismo del gobierno del FdT; a la vez, que era visto como la herramienta más útil para enfrentar a Larreta/Morales/Bullrich. Pero también por la negativa de las centrales sindicales, en manos del peronismo, y sindicatos a enfrentar la situación mediante la lucha colectiva y organizada de la clase trabajadora y sectores populares, que hubiese permitido un salto en la conciencia, una mayor confianza en las propias fuerzas que la alejaría de alternativas que basan su propuesta en un fomento del individualismo. Ahora mismo vemos como desde el Gobierno nacional se lleva adelante una devaluación, dictada por el FMI y ocultada al pueblo en la campaña electoral. Mientras llaman a votarlos para enfrentar a la derecha, toman en sus manos parte de su programa. Toda una política para generar resignación y desmoralización que no hace más que colaborar con el crecimiento electoral de sectores como el de Milei. Esa “ola” también pasó por Jujuy aunque aquí el escenario fue particular.
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A nivel nacional, la izquierda hizo una elección con resultados dispares, manteniendo el espacio conquistado en las últimas presidenciales. Jujuy es uno de los lugares donde obtuvo sus mejores resultados: la fórmula presidencial Bregman - Del Caño, llegó casi al 7 % y la categoría de senador nacional, que encabeza Alejandro Vilca, superó el 10 % de los votos. Y en la zona de la Quebrada y la Puna, regiones indígenas, obtuvo votaciones mucho más altas. En Humahuaca el Frente de Izquierda salió primera fuerza en la categoría senador conquistando el 26.77 %, y en otros lugares como Cochinoca (Abra Pampa) logró el 23,24 % de los votos, ubicándose segunda. Recordemos que son los lugares donde la lucha contra la reforma se expresó con mayor dureza. Aunque no es posible medirlo por región ni electoralmente, sabemos que el FITU tuvo adhesión electoral entre la docencia, compañeros y compañeras desocupadas, y jóvenes. Una adhesión que no se expresó sólo en las urnas sino también en la importante cantidad de fiscales de esos sectores que colaboraron el día de la elección.
La izquierda se consolida como la alternativa política de los sectores más avanzados y combativos de la provincia, sosteniendo por varias elecciones consecutivas un caudal electoral significativo.
A nivel presidencial, Milei también resultó triunfador obteniendo casi el 40 % de los votos, mientras la UCR de Morales se derrumba perdiendo el 50 % de sus votos de mayo (47 a 23 %) y también si comparamos con la última elección presidencial que ya había sido baja al llevar a Macri luego de 4 años de gobierno. Así y todo baja de 29.10 % a 23,79 % . El peronismo mantiene sus votos de mayo pero en una elección presidencial en la que supone debiera subir y pierde más de la mitad de los votos si se lo compara con el 2019 (46 % a poco más del 20 %). Sin dudas, la UCR de Morales y el PJ de Rivarola, quién perdió la interna de UxP, fueron los que salieron más golpeados de estas elecciones.
Los resultados electorales y la lucha contra la reforma
La gran elección de Milei y la buena elección de la izquierda, así como el desplome de los dos partidos tradicionales, no se pueden balancear separadas de la enorme lucha que se dio en los últimos meses en la provincia, y el profundo proceso político que se mantiene abierto.
Desde nuestro punto de vista lo que se vivió en Jujuy fue una lucha política de importantes y significativos sectores como la docencia y las comunidades indígenas, que contó con un apoyo popular enorme. Que además de reflejarse en bocinazos, aplausos, donaciones de mercadería y cientos de muestras de solidaridad en las calles y los cortes, para quienes gustan de datos duros, resultados de diversas encuestas afirman que existe un 60 % de la población jujeña rechazaba la reforma, más la represión y también, en su momento de mayor fortaleza, hubo un apoyo mayoritario a los numerosos cortes de ruta de las comunidades.
Esta pelea que se dio mediante el método de la acción directa, significó un despertar para amplios sectores que conquistó una mayor confianza en las fuerzas de la clase trabajadora y el pueblo, sumado a una búsqueda de unidad entre distintos sectores y dejó en evidencia la vulnerabilidad del reaccionario gobierno de Morales. Esta experiencia, es en parte, la base para la existencia de una izquierda más firme, con una identidad consolidada que reivindica la lucha abierta como camino. De ahí los resultados generales y sobre todo los de las regiones donde la lucha fue más álgida y combativa como la Quebrada y la Puna. Esta pelea tuvo límites que imposibilitaron un triunfo.
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Sin embargo, hay que dar cuenta de la votación de Milei en la provincia que dio la lucha más importante del último tiempo. Esa lucha mostró sus potencialidades, pero también sus límites. En primer lugar, en el momento de mayor debilidad del gobierno, luego de las represiones del 17 y 20 de junio, las centrales y direcciones sindicales no convocaron a medidas que estuvieran a la altura de la situación. Nos referimos a un paro general activo, que abriera la entrada en escena de la clase trabajadora del transporte, los ingenios, la minería, los bancos, el comercio, etc. y paralizará por completo la provincia, hasta que el Gobierno no tuviese más alternativa que retirar la reforma. Debido a esto, la reforma no cayó y en cierta medida el Gobierno logró recuperarse. Ayudó a esto el peronismo con toda su política de desmovilización, incluyendo "propuestas" como la intervención federal o la ilusión de que la Corte Suprema pudiera declarar la inconstitucionalidad de la Reforma. Como sucede en acontecimientos de este tipo, la imposibilidad de sacarse de encima a regímenes odiados con la lucha directa, lleva a que se busquen “herramientas” alternativas, y en muchos casos contrarias a la lucha de clases, que de palabra se enfrentan al régimen pero en los hechos lo sostienen. Es el caso de Milei que como decimos fue visto como la forma más "efectiva" por amplios sectores de masas para castigar a Morales y el PJ.
Por otro lado, si queremos entender porque un sector de la juventud precaria lo votó hay que tener en cuenta que la dirigencia sindical no apostó a levantar un programa que incluyera las demandas de los numerosos sectores de la clase trabajadora que se encuentran sin derechos, desocupados o hacen changas, limitando la entrada abierta de esos sectores cuando había predisposición y simpatía por y para luchar. Como demostraron jóvenes precarizados que intervinieron en la resistencia a la represión del 20 de junio. Lo mismo de los miles que viven de la economía popular, que son feriantes o pequeños comerciantes que sufren los altos impuestos que contrastan con los bajos porcentajes que pagan las grandes empresas.
No podemos dejar de mencionar que la imposibilidad de ajustar cuentas con Morales y Rivarola mediante la lucha directa tiene sus costos: que una porción mayoritaria de la población usó como herramienta contra quienes repudia, contra “la casta”, la boleta de un político demagogo de derecha sin tener consciencia de las consecuencias que eso conllevará.
PASO y después: los desafíos de la izquierda
Los votos a la izquierda son representativos de la existencia de sectores conscientes y como demuestran los resultados son muy significativos en los lugares, y sectores, donde la lucha fue más álgida y combativa. Lo que significa una conquista muy cualitativa para quienes peleamos por construir una herramienta política de los trabajadores.
Sin embargo, hacia adelante hay más de una contradicción.
En Jujuy los dos partidos que cogobernaron los últimos años fueron repudiados masivamente, pero de una manera bastante particular: una parte del electorado lo hizo con la boleta de un demagogo, aunque esto no signifique que todos aquellos que votaron a Milei compartan su ideología y programa. Sin embargo, éste se propone usar su fuerza para sostener al régimen y le da cierto “valor” para cumplir con sus fines reaccionarios y represivos como se vio el mismo lunes con el desalojo del corte en Purmamarca. El hecho de que Gerardo Morales no haya salido a barrer el resto de los cortes muestra el límite que tiene el espaldarazo a un político reaccionario que cuestionó por derecha a Morales (fue un tibio, dijo en relación a Morales y su accionar represivo).
Por parte de quienes luchan también existen peligros a la hora de interpretar los resultados. Si se toma solo el voto a la derecha de Milei como dato sin ver el rol del peronismo en esta situación, no queda más que el lamento, no enfrentar los ataques en curso y eso facilita la búsqueda de un "mal menor". El peligro de este razonamiento es creer que el resultado electoral cambia de forma absoluta y decisiva la relación de fuerzas conquistada con la lucha, cuando aún es una tarea que el gobierno aún tiene por delante.
Por otro lado, están quienes no ven la contradicción de que la derrota electoral de la UCR y el PJ se dé en manos de Milei. Deberían ver la destrucción de los símbolos de las comunidades en Purmamarca para poner en cuestión que cualquier forma de “castigo” a Morales sea lo mismo. Obviamente, si en vez de Milei, una figurada realzada por el propio régimen para su conveniencia, la izquierda hubiese sido el principal canal de repudio a Morales y Rivarola, la situación sería otra. Para que suceda eso, desde ya que la situación de la lucha de clases debería haber sido otra. Pero lo cierto es que se hubiese puesto un freno real al Gobierno y al PJ, no como sucede hoy.
De ahí se desprende la necesidad de fortalecer la lucha, la resistencia contra los ataques en curso y el fortalecimiento político de la izquierda que es la única que reivindica la pelea abierta para debilitar y derrotar al gobierno y sus socios.
Para los tiempos futuros. Pese a los votos, Milei no podrá construir una fuerza real de peso militante, ni tiene representación parlamentaria provincial. Su fuerza será puesta al servicio de canalizar la bronca contra el régimen para que quede dentro de los marcos del régimen mismo. La izquierda seguirá siendo la oposición real al régimen que sobrevivirá mientras no encuentre su sepulturero .Y Milei no lo será de ningún modo. Con representación parlamentaria, inserción en sindicatos y en diversos sectores de trabajadores y la juventud, la izquierda es la única fuerza política que se propone enfrentar al próximo gobierno de la UCR en la provincia, a la derecha y a cualquier variante que quiera ajustar al pueblo, como hace Massa hoy. Por eso, es fundamental redoblar la pelea de cara a las generales de octubre.
Peleamos para que lo que dio la lucha no sea canalizado por el régimen y al mismo tiempo llamamos a enfrentar a la derecha “libertaria” y a luchar contra la devaluación que impone el gobierno nacional que ya se tradujo en una estampida de los precios y en más inflación.
Frente a la devaluación llamamos a qué se convoquen a asambleas para imponer a los sindicatos que se pongan de pie de forma urgente. Se necesita un paro general en defensa del salario, las jubilaciones y la ayuda social a los desocupados frente a la inflación.
En la provincia hay además ataques contra quiénes lucharon. Contravenciones, descuentos y represión como el desalojo en Purmamarca. Frente a esto es necesario impulsar la más amplia coordinación y unidad de los sindicatos opositores, las Comunidades, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y políticas.
La ofensiva del gobierno provincial y la devaluación reafirman que la única perspectiva positiva para las mayorías trabajadoras no es compatible con un país atado al FMI y una provincia dirigida por los que gobiernan para los poderosos, los dueños de Jujuy como Ledesma, Sales de Jujuy o las tabacaleras. Para que los próximos eventos culminen en verdaderos triunfos se hace urgente fortalecer a la izquierda. Para ello, la tarea no puede ser otra que construir un partido de trabajadores y socialista, enraizado en la clase obrera, con fuerza en los sindicatos, en las comunidades y en la juventud. Un partido que tenga la fuerza para poner en pie organizaciones democráticas para la lucha y tenga como norte la reorganización de la provincia y el país en función de las necesidades de las mayorías trabajadoras. Este es el desafío que queremos plantearle a todos esos compañeros y compañeras que son protagonistas de esta lucha y que colaboran con la campaña del FITU. Para esa perspectiva llamamos a construir el PTS en Jujuy y en el país.