El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry y el ministro de Relaciones Exterioriores ruso Serguéi Lavrov, iniciaron este viernes en Viena un proceso de diálogo para poner fin a la guerra civil siria que lleva más de cuatro años. De la reunión participaron también representantes de la diplomacia turca y de Arabia Saudita.
Sábado 24 de octubre de 2015
Foto: EFE
Este ha sido el primer encuentro de alto nivel entre Moscú y Estados Unido desde que Rusia se ha involucrado directamente en el conflicto con operaciones militares en terreno sirio.
Según informa la agencia EFE, las declaraciones de Kerry sobre el encuentro apuntan a la búsqueda de mecanismos de diálogo entre los dos países que ayuden a poner fin al conflicto: “Estoy convencido de que la reunión de hoy ha sido constructiva y productiva”. Por su parte, el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, declaró en conferencia de prensa en Washington que se acordó "consultar con todas las partes e intentar reunirse pronto en una cita más amplia para explorar si hay suficientes puntos en común para avanzar en una solución política". Posiblemente el nuevo encuentro se concrete el próximo viernes. Consultado si Irán podría ser uno de los nuevos participantes, afirmó que "en este momento no", pero no descartó una futura participación.
El ministro ruso Lavrov resaltó que habrá más contactos a nivel ministerial y que se incluirá a otros países de la región, especialmente Irán, que apoya al régimen del presidente sirio y Egipto.
A respecto de los pasos concretos hacia la salida del conflicto poco se ha avanzado en este primer encuentro. Mientras que Rusia e Irán apoyan a Assad y quieren que participe en el proceso de transición en el país, Estados Unidos, Turquía y Arabia Saudí sostienen que toda salida política de la crisis siria pasa por la salida de Assad del poder. Sobre este punto, Lavrov declaró al término de la reunión: "Nuestros socios están obsesionados con la figura del presidente de Siria, pero nosotros hemos confirmado nuestra posición", que se resume en que "la suerte de Siria, la suerte del presidente y de otras autoridades deben decidirla los propios sirios".