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Red Internacional
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Bolivia

ANTE PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN PARCIAL DEL ABORTO. La Iglesia, la gran enemiga de los derechos de las mujeres

Este jueves 9 de marzo apenas pasado un día del Día Internacional de las Mujeres, sale a relucir un nuevo proyecto de ley que plantea “casos de despenalización del aborto en Bolivia”. Sin embargo, la iglesia enarbolando el estandarte de la muerte ya salió al cruce en oposición a este proyecto.

Nostariel Kalajsic Militante de Pan y Rosas y estudiante de Literatura de la UMSA

Lunes 13 de marzo de 2017

Imagen: Pan y Rosas Chile

Este jueves 9 de marzo apenas pasado un día del Día Internacional de las Mujeres, sale a relucir un nuevo proyecto de ley que plantea “casos de despenalización del aborto en Bolivia”. Este documento indica que ‘el sistema nacional de salud deberá precautelar la libre decisión, la salud y la vida de la mujer, no podrá negar la interrupción del embarazo ni su atención integral, alegando la objeción de conciencia y estará obligado a mantener el secreto profesional’. El código que está vigente castiga el aborto hasta con 6 años de cárcel, pero el proyecto de Ley del Código del Sistema Penal Boliviano plantea algunas excepciones para la despenalización del aborto, según el parágrafo V del artículo 157 del mencionado proyecto señala que “no constituirá infracción penal cuando la interrupción voluntaria del embarazo sea solicitada por la mujer y concurran cualquiera de las siguientes circunstancias”.

1. Cuando se realice durante las primeras ocho semanas de gravidez, por única vez y además la mujer: a) se encuentre en situación de calle o pobreza extrema; b) No cuente con recursos suficientes para la manutención propia o de su familia; c) sea madre de tres o más niños o niñas y no cuente con recursos suficientes para su manutención o d) sea estudiante.

2. En cualquier etapa de la gestación cuando: a) Se realice para prevenir un riesgo presente o futuro para la vida de la mujer embarazada, b) Se realice para para prevenir un riesgo presente o futuro para la salud integral de la mujer embarazada, c) Se detecten malformaciones fetales incompatibles con la vida; d) El embarazo sea consecuencia de violación o incesto; o, e) La embarazada sea niña o adolescente.

Además señala que “el único requisito para la interrupción del embarazo en los casos señalados en el parágrafo precedente será el llenado de un formulario de constancia del consentimiento informado de la mujer y el señalamiento de la causal y circunstancias de su decisión, sin necesidad de otro trámite, requisito o procedimiento previo de ninguna naturaleza”.

A lo que claramente la Iglesia Católica por medio de su vocero Monseñor Sergio Gualberti demostraron no estar de acuerdo al decir en no de sus sermones que “los parlamentarios deben dejar las consignas a un lado y actuar de acuerdo a los valores para ‘rechazar estás leyes nefastas” (El Deber).

Añadiendo además que “El contenido de esas convenciones revela otra intención, la de limitar la libertad de expresión, religiosa y de enseñanza”, advirtió mientras daba su sermón este domingo en la catedral de Santa Cruz.

Recordemos bien que la iglesia católica en repetidas veces y formas demostró su posición en contra del aborto, Bergoglio el 2015 con motivo del Año Jubilar había permitido el “perdón” a las mujeres que abortaran: “Debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre”, ese fue el fundamento de Francisco en el texto.

La Iglesia y el aborto en la Edad Media

La Edad Media, es la época más oscura de la humanidad, en especial para las mujeres ya que fueron casi 40.000 las sentenciadas a ser quemadas en la hoguera, ahorcadas, torturadas, por el delito de la “brujería”. En esta época en Europa, la Iglesia Católica tenía el dominio absoluto tanto en lo político como en lo económico y social, donde ya satanizaban los métodos anticonceptivos y el aborto. Es importante mencionar que antes de que el cristianismo se convierta en religión de Estado, del imperio romano, el aborto y la anticoncepción no eran las formas más comunes de limitar la fertilidad, siendo el infanticidio o el abandono de los hijos en cruces de camino o puertas de casas los métodos más usados en aquellas épocas.

En la historia temprana de la iglesia católica no existe ningún estudio sistemático sobre el aborto, solo se refieren al tema de manera accidental y esporádica, doscientos años después de Cristo durante los gobiernos de Séptimo Severo y Caralla, se promulgaron leyes rigurosas en contra del aborto. Que incluían la pena de muerte, castigos corporales y el exilio. Estás medidas se basaban en el principio patriarcal de que la mujer no tenía el derecho de quitarle al hombre su descendencia. Hubieron varios teólogos de la época y grandes pensadores de la Iglesia de esa época que dieron sus puntos de vista acerca de este asunto, como ser Aurelio Agustín (cuyas ideas dominaron varios siglos la doctrina del catolicismo y que en la actualidad aun ejerce influencia en ciertos círculos religiosos), el cual se preguntaba si los fetos tempranos resultado de los abortos se levantarían en la resurrección de todos los muertos y su respuesta fue negativa, añadiendo que tampoco se levantaría todo el esperma del mundo. Sin embargo, la tradición dominante fue la de la ‘homonización tardía’ o llegada del alma, tomada de los griegos (Aristóteles), que señalaba que el alma llegaba al feto recién a los tres meses de embarazo, de ahí que, la vida que se desarrollaba en el vientre de la madre antes de esa fecha, era considerada como no humana. Consecuente con esta teoría Tomas de Aquino (1225-1274) señaló que el feto en sus primeros meses, primero estaba habitado por un alma vegetal, luego por una animal y solo cuando estaba formado llegaba a tener un alma humana. Como se puede apreciar teológicamente era moral eliminar un feto que no hubiese alcanzado esta última categoría.

En el siglo XVI, Antonio de Córdova, señaló, que para salvar la vida de la madre, se podía tomar medicina abortiva, incluso en embarazos avanzados. Pese a sus ideas fue canonizado y se convirtió en un modelo para los católicos. En el siglo XVII, Thomas Sanchos, teólogo jesuita, señaló que la mayoría de sus contemporáneos estaban a favor del aborto para salvar la vida de la madre.

En 1533, Carlos V, fijó pautas para mitigar los castigos en relación al aborto. Determinó el punto medio del embarazo, en el momento de la animación del feto o sea desde que la madre percibe sus movimientos. En 1588, el Papa Sixto V, asume posiciones más radicales y en su Bula Effraenautum, declara a todos los abortos como ilegales y los castiga con la excomunión. Aunque esta bula no tuvo gran repercusión entre los creyentes, en Francia, Enrique II, promulgo una ordenanza donde revivía la pena de muerte para la mujer que abortara. En la época victoriana (1869), el Papa Pio IX, suprimió la diferencia entre el aborto en primera fase del desarrollo del embrión y el aborto realizado posteriormente. Estableciendo la excomunión automática de toda mujer que abortara voluntariamente. Su decisión fue motivada, por un gran número de católicos influyentes que veían al aborto como una amenaza ante la tendencia por parte de las mujeres ricas a no tener hijos. En esta época (y hasta la fecha) la iglesia participaba junto con otros sectores de la sociedad en el rechazo de las libertades de las mujeres. De ahí que la justificación invocada por la iglesia sobre los derechos del feto fuera un pretexto para lograr restricciones de las libertades de la mujer incluyendo el aborto.

La jerarquía eclesiástica busca imponer su credo ya desde tiempos inmemoriales, sobre la vida de los sectores más vulnerables de la sociedad, obstaculizando, tanto la vida como la evolución de las personas y su forma de vivir, como bien demuestra la historia, la defensa de los derechos de las mujeres debe partir también de una denuncia permanente y feroz ante esta institución institución reaccionaria y exigir su separación del Estado (laico en el que supuestamente vivimos). Y seguir impulsando un gran movimiento de mujeres independiente que luche día a día por dar esta pelea y conquistar los derechos que faltan.