Miércoles 10 de septiembre de 2014
Entre los días 25 y 26 de Agosto, el sol emitió una fulguración de nivel medio cuya erupción tuvo lugar en su lado derecho, y fue seguida por varias más. Dos de ellas fueron clasificadas como M5, es decir diez veces menos poderosas que aquellas más intensas de tipo X, como la observada el pasado 29 de Marzo; mientras que el resto de las ráfagas fueron de menor intensidad.
La superficie del sol está sujeta en su actividad a diversos factores y su observación en los últimos decenios ha permitido a los astrofísicos determinar ciclos de periodicidad en su comportamiento; es decir que la actividad solar aumenta y disminuye en ciclos o períodos regulares más o menos constantes con una duración aproximada de once años.
En este momento recién nos encontramos saliendo del momento de máxima actividad del llamado “Ciclo Solar 24”, lo que explicaría la alta frecuencia en la ocurrencia de este tipo de manifestaciones solares.
Se trata de poderosas explosiones de radiación electromagnética ultravioleta y rayos X que tardan apenas 8 minutos en alcanzar las capas de nuestra atmósfera. Mientras que las ráfagas ocurridas recientemente fueron de intensidad relativamente moderada, algunas cuando son lo suficientemente intensas, pueden generar súbitas perturbaciones en el campo magnético terrestre al ser retenidas por el mismo, allí donde viajan las señales de comunicación y GPS.
La NASA registró el evento mediante telescopios con la capacidad de captar una longitud de onda de luz ultravioleta extrema, adecuados para la observación de este tipo de sucesos. “Quizá seamos algún día capaces de predecir su aparición y advertir de los apagones en las comunicaciones que las llamaradas solares pueden causar cerca de la Tierra", indicó la agencia espacial en un comunicado.