¿Cuántos Zoom ya lleva la CGT? ¿Por qué se envalentonan los empresarios? ¿Cuántas bolsas de azúcar vale la vida de un obrero de Ledesma? ¿Cómo avanza la reforma laboral por empresa? ¿Quién dijo que nadie se planta? Repasemos lo que pasa en el mundo obrero en estos días.

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Miércoles 26 de agosto de 2020 12:54
Hay una imagen que se repite hace meses. Hombres en un despacho gremial frente a una pantalla. Del otro lado del Zoom hay funcionarios, o empresarios.
Otra empezó a formar parte del paisaje últimamente. Una caravana de autos chetos desfila por la 9 de julio. Entre frases delirantes, juran que están dispuestos a dar la vida por empresarios estafadores e insultan a comunistas y montoneros (?). Dicen que ahora van a voltear la “reforma judicial”, como ya hicieron con la expropiación de Vicentin.
Hay una última escena que se empieza a ver, lentamente, aunque no llega aún a las grandes pantallas. Hombres y mujeres reunidos delante de un portón. Algunas veces llevan banderas o carteles, otras no.
Tomemos esas tres imágenes para armarnos un panorama de lo que pasa en el “mundo gremial”.
Los empresarios pegan
Van más de 160 días de pandemia y cuarentena. Los agravios se acumulan. Despidos, suspensiones, deudas salariales, ensayos de reforma laboral.
Los últimos días confirman con ejemplos concretos cómo las patronales empezaron a aplicar su plan “postpandemia”. No esperaron ningún decreto.
En Dánica tuvieron que ir al paro porque la empresa despidió pero además quiere flexibilizar: cambiar el convenio aceitero por el de alimentación.
En La Salteña (Grupo Pérez Companc) pararon la semana pasada contra 50 contagios de Covid. Pero la empresa insiste: quiere meter turnos de 12 horas.
En Algodonera Avellaneda (Grupo Vicentin) llevan 70 días de huelga. Cobran 25 lucas de una empresa que ganó miles de millones y se robó otro tanto. El gobernador Perotti no logró sentar a la empresa a negociar pero llenó de policías la entrada al Parque Industrial. Lo denunciaron en este medio delegadas y dirigentes del gremio aceitero.
En Tenaris Villa Constitución (Grupo Techint) se picó porque despidieron a tercerizados incluidos sus delegados. También hicieron piquetes en los portones; también les mandaron la policía.
En Latam sigue la guardia obrera en los hangares y esta semana marchan de nuevo. La aerolínea aprovecha la “paciencia” del ministro Moroni para apretar con retiros “voluntarios” y flexibilización.
En Gate Gourmet ya hicieron un acampe de 7 días y varios cortes de Autopista. La empresa paga solo el 50% del sueldo a los efectivos y a los contratados ni un peso. Encima trasladó parte de sus empleados a Mondelez-Pacheco a modo de "préstamo".
“El que tiene que morir tendrá que morir, la economía tiene que seguir”, dijo un gerente de Ledesma
En La Serenísima fueron al paro porque les quieren aumentar el sueldo un cuarto de lo que aumentó el precio del sachet. Antes que negociar, la empresa prefirió tirar al barro la leche que les falta a miles de pibes.
En Ledesma también hicieron huelga, pero no alcanzó para enfrentar la impunidad de los Blaquier. Los dueños de Jujuy ya se cobraron una docena de vidas obreras. “El que tiene que morir tendrá que morir, la economía tiene que seguir”, rimó un gerente. ¿Cuántas bolsas de azúcar valía la vida de Alejandro Cruz? ¿Y la de Adolfo Arequipa?
Podríamos seguir. Los obreros que se plantan contra el remate de Cerámica Neuquén. Los choferes rosarinos que pararon hasta que les depositaron las deudas. Los estatales chubutenses que llevan meses de lucha contra el ajuste. Porque el Estado, como patrón, está tan agrandado como el resto. Hizo una paritaria de 6 meses con los bonistas pero quiere suspender la de los estatales hasta 2021.
Pero seamos sinceros. Aunque se empiece a escuchar el murmullo en los portones y hay quienes pelean, la bronca todavía sigue estando contenida.
¿Por quién será? Adivinen.
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Mandato cumplido, rosca interminable
La última semana fue movida para las cúpulas cegetistas. Al menos si la comparamos con la “temporada de zoom” en la que se conectaron con todos los grupos empresarios.
Hagamos un repaso rápido.
El último sábado se cumplieron los cuatro años de mandato del (ex) triunvirato. Pero como los actos sindicales están suspendidos por la pandemia, Daer y Acuña seguirán hasta 2021. De mínima.
Mientras esperan que Alberto Fernández los convoque al famoso “Pacto Social” o los consulte sobre las “60 medidas” que anunciará, lo que no se postergó fue el debate sobre la unidad y la conducción del sindicalismo peronista. Una de las novelas de esta semana fue la pelea por la foto. El Presidente les dio el gusto a todos, aunque tuvo que ser por separado. Participó del congreso de Sanidad con Héctor Daer, almorzó con Hugo Moyano e inauguró una estación con el ferroviario Sergio Sassia. Para quien no sigue la rosca cegetista, son los referentes de los tres sectores con mayor peso: el consejo directivo, el Frente Sindical y el SEMUN (Sindicatos en Marcha para la Unidad Nacional).
Una de las novelas fue la pelea por la foto; el Presidente les dio el gusto a todos, aunque tuvo que ser por separado
Pero mientras la CGT brindaba por la prórroga del alquiler del edificio de Azopardo, el Frente Sindical (FSM) se volvió a juntar. Había nacido con fuerza en la última etapa del macrismo pero se apagó tras las elecciones de 2019. ¿No digan que lo habían creado solo para eso?
El FSM hizo un zoom donde llamó a la unidad de “sindicatos enrolados en la CGT y la CTA, y movimientos sociales que apoyen al Gobierno nacional". Pero además llamó a “hacer frente a los sectores que pretenden la pérdida de logros del movimiento obrero, y a empresarios que presionan para conseguir la rebaja salarial o la tan ansiada reforma laboral”.
La última parte suena bien. Porque uno se puede preguntar: ¿qué pasaría si los camioneros, bancarios, automotrices, aeronáuticos, subterráneos, choferes opositores, tomaran medidas de fuerza en apoyo a quienes están sufriendo los ataques que enumeramos arriba?
No es muy difícil la respuesta. A su manera la dio a este medio el dirigente de un importante gremio que se opone a Daer y hoy tiene varias fábricas en conflicto: "la derecha está ganando la calle. El problema es que nosotros no movilizamos ni le exigimos al Gobierno el defender a nuestros trabajadores".
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¿Qué viene ahora?
Tras el “banderazo” del 17 de agosto analizábamos el retroceso del Gobierno en algunos de sus anuncios: impuesto a las grandes fortunas, expropiación de Vicentin, oferta “final final” a los buitres, por nombrar algunos. La conclusión era clara: la derecha se envalentona, el Gobierno es responsable.
Cada uno de los conflictos que recorrimos muestra que los empresarios también están envalentonados. Y que la CGT también tiene su responsabilidad. Mientras rosquean y se pelean por la foto, para Rocca, Pérez Companc y compañía “la pospandemia” ya empezó. Tienen un plan claro: bajar el salario real, flexibilizar laboral, trabajos basura para les pibes, arriesgar más vidas obreras para “garantizar la continuidad productiva”.
Las escenas con que comenzamos esta columna seguramente se harán más intensas. El capitalismo vive una crisis histórica. Al calor de cada uno de esos choques por quién paga la crisis, millones de trabajadores y trabajadoras harán su experiencia con el Frente de Todos y sus conducciones sindicales.
Por eso la última escena que queremos rescatar de esta “semana sindical” ocurrió en la puerta de Tenaris. Un trabajador denunciaba a La Izquierda Diario su despido y decía: “yo voté este Gobierno, no entiendo por qué mira para otro lado con lo que nos está pasando”.
Para esos tiempos que vienen, la izquierda y el sindicalismo combativo tienen un desafío histórico. Por un lado, estar en cada portón, en la primera línea de quienes enfrentan los ataques de los empresarios, la derecha y los distintos gobiernos. Por otro, sumar todas las fuerzas posibles para mostrar en las calles y en cada gremio una alternativa de lucha ante la pasividad de las cúpulas sindicales.
Solo por ese camino se podrán liberar todas las fuerzas de la clase que hace funcionar el país, para que no le hagan pagar de nuevo la crisis.
Esas son las principales conclusiones y propuestas que discutieron, estas semanas, miles de compañeros y compañeras de distintos gremios en los plenarios abiertos del Movimiento de Agrupaciones Clasistas.
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Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.