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Red Internacional
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Mujer Trabajadora. La carga laboral de las mujeres es peor que en los 50

Según el Financial Times, las mujeres que viven en los países ricos temían que la pandemia regresara los roles de género tradicionales de los años 50, en México y en muchas otras partes del mundo estos nunca desaparecieron.

Angie Ascencio Estudiante de prepa 9 UNAM

Jueves 29 de octubre de 2020

El número de horas trabajadas a la semana para las mujeres es de 59.5, mientras que las de los hombres son de 53.3, esto nos dice que las mujeres trabajamos 6.2 horas más que los hombre a la semana. A esto se suma que el 66.6% de las horas trabajadas por mujeres se destinan a labores no remuneradas.

México es la segunda nación de América Latina en donde se registra mayor diferencia entre la participación laboral hombre-mujer, y la brecha salarial es mayor que en cualquier otro lugar de la región.

Tan solo en Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Sinaloa y Veracruz las mujeres llegan a trabajar hasta 12.2 horas más, según datos del INEGI.

Pero esta no es una realidad exclusiva de México, ya que, según estudios de la OIT, en América Latina el 29% de las niñas-adolescentes entre los 5 y 14 años se encargan de las tareas del hogar, siendo las adolescentes quienes emplean más horas promedio a las tareas no remuneradas.

Todos estos son datos anteriores a la pandemia, las mujeres ya encabezábamos los índices de pobreza extrema en el mundo, precariedad laboral y desigualdad económica. Tras la pandemia el doble de las mujeres mexicanas perdieron su trabajo en comparación con los hombres.

La cuarentena implicó una mayor carga de trabajo para las mujeres, siendo nosotras las encargadas del trabajo doméstico, del cuidado de niñes y adultes mayores, todas estas, tareas que no son reconocidas como trabajo. Esto no es menor, ya que el valor económico del trabajo no remunerado en el ámbito doméstico y de cuidados representa poco menos del 24% del PIB del país.

Esto solo implica el ahorro para los capitalistas, mientras somos nosotras las encargadas de garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo.

Para que las mujeres pobres y trabajadoras podamos desarrollarnos en las artes, las ciencias y cualquier actividad de nuestro interés debemos exigir guarderías y escuelas totalmente gratuitas, servicios sociales de calidad y bajo costo, como lavanderías y casas de comida para todxs, financiadas con las enormes ganancias de los empresarios, administradas de manera centralizada por el Estado y que funcionen bajo el control de la y los trabajadores.