En este artículo queremos polemizar con el rumbo que toman referentes de la centroizquierda como Carlos Del Frade, que para enfrentar al macrismo eligen subordinarse al peronismo que es garante de la gobernabilidad de Cambiemos.
Viernes 28 de diciembre de 2018 21:06
El dirigente político del Frente Social y Popular, Carlos Del Frade viene profundizando los gestos de acercamiento hacia un peronismo que cada vez más actúa como dique de contención de la bronca popular ante los ataques del macrismo, los gobernadores y el FMI. Del Frade siempre tuvo un discurso de que había que unir las fuerzas progresistas y de izquierda, lo que en realidad significaba construir una alterantiva de centroizquierda, reformista del capitalismo. Pero tenía, al menos, el guiño discursivo de construir algo alternativo a los partidos tradicionales, para lo cual hacía llamados hasta al FIT. Bueno: eso se terminó. Del Frade pasó de una alianza legislativa con el ex senador socialista y votante de la ley de flexibilización laboral de De la Rúa, Giustiniani, a buscar un frente con María Eugenia Bielsa, el Tigre Cavallero y otros sectores del peronismo.
Este año que cuenta sus últimos días, vimos endurecer las medidas del gobierno contra el pueblo trabajador: tarifazos que contribuyeron a una inflación desbocada, un dólar por las nubes que licuó los salarios, despidos, y el acuerdo con el FMI, que promete provocar un salto en el saqueo el año próximo. En nuestra región hubo centenares de suspensiones y de despidos encubiertos como retiros voluntarios en las metalúrgicas, aceiteras, automotrices y autopartistas. Ante esta situación el peronismo, como oposición política y como dirección de los sindicatos más importantes de la región, sólo atinó a denunciar los planes de ajuste del macrismo sin proponerse dar una batalla para enfrentarlos. Toda acción callejera se redujo a dos movilizaciones en el marco de los paros nacionales que lanzó la CGT para el 25J y el 25S, sin continuidad. Pero se mostró mucho más activo para negociar con las patronales, con quienes acordó los planes de suspensiones y despidos empresa por empresa, sin hacer ni una sola consulta a las bases. Del Frade acompaña la pelea contra los despidos, al igual que la militancia y los referentes del PTS y del FIT. Sin embargo calla este rol paupérrimo del peronismo y sus sindicatos para no estorbar su pretensión de alianzas electorales. ¿La UOM es cómplice de miles de despidos en el cordón de Ovidio Lagos y Del Frade quiere que nos unamos amablemente con ellos porque Macri es peor?
En este contexto, tender puentes hacia sectores del PJ, como lo vienen haciendo el legislador Carlos Del Frade y otros dirigentes de la centroizquierda como Juan Monteverde y Ciudad Futura, es un importante error y una confesión de la renuncia a construir una alternativa a los partidos tradicionales, ligada a los trabajadores, comprometida a la pelea de las mujeres, y con plena independencia política.
Hemos tenido y tenemos grandes diferencias con estos sectores y las manifestamos públicamente, como cuando en 2015 llamaron a votar a Scioli como "mal menor" en el ballotage. Pero creemos que en estos cuatro años el peronismo en todas sus variantes dio muestras de que su objetivo no es tirar abajo el plan del FMI y el gobierno, sino prestarle gobernabilidad e intentar que aumente su desprestigio sin que el malestar social se salga de su cauce, para ganar las próximas elecciones presidenciales. El propio Axel Kicillof dice que no se puede desconocer la deuda con el FMI, solo que hay que renegociarla. Una claudicación. Y el peronismo da también sobradas muestras de que no está dispuesto a impulsar la organización y la movilización de trabajadores y trabajadoras, de jóvenes y mujeres para enfrentar el ajuste, sino todo lo contrario: allí donde se expresan tendencias a no dejar pasar los despidos, la burocracia actúa como policía del movimiento obrero, marcando activistas, o se borra como en la metalúrgica Siam de Avellaneda. ¿Qué tiene que ver la pelea que damos desde la izquierda, con eso?
Nosotros, la izquierda, tenemos la certeza de que la tarea hoy no es llamar a confiar en el peronismo como salida al ajuste macrista, sino todo lo contrario: sembrar la mayor de las desconfianzas en quienes actuaron durante estos cuatro años como contención del descontento que existe por abajo, a la vez que alentamos la organización y la movilización independientes para enfrentar los golpes que vendrán, que no harán más que profundizarse, gane quien gane en las elecciones de 2019.
El 2018 dio y está dando importantes resistencias. Es el año de la emergencia del más importante movimiento de mujeres, que peleó masivamente a favor del aborto legal, y que chocó con una escollera de dinosaurios de los principales partidos tradicionales. También fue el año de la gran pelea del movimiento estudiantil, que enfrentó el ajuste macrista, avalado por los senadores del peronismo. ¿Por qué poner esa fuerza, justamente, al servicio de reconstruir la fuerza política de los colaboradores del macrismo? Nosotros peleamos por consolidar una fuerza de izquierda que exprese la pelea de esos sectores y el objetivo de que la crisis la paguen los grandes empresarios y los ricos, lo contrario que los partidos de arriba. Del Frade tiene abiertas las puertas para una salida así. Pero para eso debe dejar de proponer que la centroizquierda sea la rueda de auxilio de un supuesto peronismo "bueno".