Este llamado es para esos compañeros y compañeras desencantados con el gobierno. Esperamos encontrarles en las calles para marchar juntos, organizándonos en los lugares de trabajo, estudio y en los barrios.
Miércoles 30 de marzo de 2022 16:25
Hace un par de semanas se desató una guerra en el Frente de Todos y no fue contra la inflación. Fue una guerra de cartas entre los “albertistas” y los “kirchneristas”. Los kirchneristas acusan a los albertistas de desconocer la pelea contra las políticas del macrismo como origen del Frente de Todos. Cuando en realidad, el único freno real que tuvo el ajuste de Macri, fue en las calles. Para ocultar esta verdad, hacen un análisis donde ponen a los sectores populares en un lugar pasivo, de víctima o destinatario, de políticas que se hacen y se deshacen “por arriba”.
El origen
No puede hablarse de las políticas de ajuste de Mauricio Macri, sin decir claramente que los actores fundamentales de la oposición a esas medidas fueron los trabajadores y los sectores populares. Una de esas expresiones (con las limitaciones de ser encabezadas por direcciones gremiales burocráticas), fueron los paros generales. Aunque incluso dentro de estas medidas, se expresó la crisis de una base de los sindicatos que querían ir por más, como aquel acto en que voló por los aires el atril desde el que hablaba Moyano. Fue un preludio de lo que vendría después, la masiva movilización al congreso de diciembre de 2017, contra la reforma previsional y que puso un freno a la planificada reforma laboral y los planes de ajuste del FMI. Esa movilización, no sólo contó con gran presencia de la izquierda, única fuerza política que venía manifestándose en las calles y frenando despidos en las fábricas, sino también por miles de jóvenes, estudiantes, mujeres y trabajadores que arrastraron a sus gremios.
Esta resistencia les mostró a las patronales y al gran capital, que su esquema político y económico ya no podía seguir aplicándose de la misma forma. Era necesario un cambio de cara y de discurso. Estaba planteado continuar el camino de enfrentamiento al ajuste, pero los kirchnerista y albertistas salieron a desmovilizar. Si, hay que decirlo claramente, a DES-MO-VI-LI-ZAR, con el slogan de HAY 2019, en miras de “un mejor gobierno”.
¿Una pelea transformadora o electoral?
Los K en su carta muestran una gran preocupación “por no romper con la base electoral” intentando venderla como una genuina preocupación por las condiciones de vida de sus votantes. Debemos decir, que el 40% de pobreza ya existía antes de la firma del acuerdo con el FMI. Es de antes incluso, a las elecciones de noviembre de 2021 donde dicen que la unidad se rompió (por la derrota electoral de las elecciones legislativas). Ahora, correctamente, reconocen que el gobierno aplicó un ajuste (1) (aunque para ellos, “relativo”), pero deberían reconocer también que no tomaron ninguna medida real para frenarlo. Si esta guerra de cartas no fuera puro cálculo electoral… ¿No es realmente “impotente” que la única medida ante el acuerdo con el FMI sea no presentarse a una votación? ¿No era el momento de realizar una gran movilización, de los sindicatos, los centros de estudiantes, los barrios? Empezando por la CTA Autónoma relacionada con el kirchnerismo, que se movilizó el día de la votación pero sin llamar a parar a sus trabajadores. ¿La movilización realizada por la Cámpora el 24 de marzo no se podría haber hecho el día de la votación, o se hizo para ganar peso dentro de la interna? ¿No será que los albertistas tienen razón cuando los acusan de hacer todo esto para “preservar identidades para otra etapa”?
La relación de fuerzas
Que en su carta el Kirchnerismo aborde la discusión de la correlación de fuerzas y reconozcan que hay que desarrollarla, es sumamente interesante. (2) Después de todo, desde la izquierda, venimos peleando día a día por esto, enfrentando el discurso de conformismo o el mal menor. Y lo hacemos no sólo llamando y acompañando las movilizaciones, sino también, peleando en ellas por un programa que da respuesta de fondo a los grandes problemas nacionales. Los K siempre nos corrieron con que: -no da, o -es irrealizable, no tienen fuerzas. O peor, ¡que si peleamos contra este gobierno le hacemos el juego a la derecha. ! Ahora, en su carta reconocen que si te mostrás moderado frente a las elites de derecha, con más fuerza avanzan porque te creen débil. Bueno, podemos agregar nosotros que, después de todo, con Macri la derecha se abre paso luego de 3 mandatos de Kirchnerismo.
Ya no pueden armar más relatos porque la realidad los desmiente. Dicen querer enfrentar al neoliberalismo y al ajuste, y que la excusa no puede ser “ lo posible”; bueno, deberían agregar que una de las herramientas principales para hacerlo son las centrales sindicales. Muchas de las cuales están influenciadas por ellos. Y hoy no cumplen ningún rol de lucha, todo lo contrario. Los sindicatos deberían romper con el gobierno y ponerse del lado de los trabajadores.
Todavía hay mucho por hacer
La guerra de verdad, en la que se juega nuestro futuro realmente, recién empieza. La votación del acuerdo con el FMI fue solo una batalla. Porque la votación de un acuerdo no significa que se pueda aplicar (si no, pregunten a Macri). Tenemos los trabajadores y las mayorías populares, grandes desafíos por delante. Desde la izquierda hemos demostrado que se puede pelear. Y no sólo resistir, también proponemos una salida con un programa que hemos debatido en cada elección, en cada votación, en los medios y en las calles.
La economía nacional dependiente, primarizada, atada al FMI, en un contexto económico internacional convulsivo, con la guerra de Rusia, Ucrania y la OTAN acelerando todas las contradicciones internacionales, preanuncian que los escenarios que viviremos serán de todo menos pasivos y pacíficos. No hay lugar para cálculos electorales. Sabemos que millones de jóvenes, trabajadores, estudiantes, mujeres, depositaron sus expectativas en CFK y el FDT y que honestamente ven que el rumbo que están tomando sus dirigentes borra con los pies lo que escriben en sus cartas.
Este llamado es para esos compañeros y compañeras desencantados con el gobierno. Ustedes tienen en sus manos la posibilidad de lograr que esto cambie. Podemos dar batallas en común y desarrollar la fuerza popular. Esperamos encontrarlos en las calles para marchar juntos, organizándonos en los lugares de trabajo, estudio o los barrios, para que los sindicatos rompan con el gobierno y recuperarlos para la lucha. La salida no puede ser nuevamente el mal menor. Debemos ir por todo de una vez o siempre nos harán pagar las crisis a nosotros.
En este juego de cartas, a nosotros nos toca barajar y dar de nuevo.
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(1) Datos que figuran en la carta K: la clase trabajadora, perdió en la puja distributiva y se produjo una nítida transferencia de recursos del trabajo hacia el capital, con especial énfasis desde finales de 2020. El salario real promedio de los trabajadores (...) la caída fue del 8%. Este atraso del salario explica que el excedente empresario haya captado más de 3 puntos del PBI adicionales respecto del gobierno de Macri. Desde finales de 2020 el excedente empresario se recuperó en términos reales, mientras la masa de salarios perdió valor real.
(2) La correlación de fuerzas no es una foto. Es una construcción social, un devenir dinámico y endógeno. No es un dato exógeno de una ecuación a “resolver”. Un elemento central en la constitución de la correlación de fuerzas son las propias acciones y posicionamientos. Analizar esa correlación de fuerzas sin incorporar cómo modificarlas es un mecanismo conservador que inmoviliza.