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No mientan. La derecha ataca a la izquierda, pero sus listas están llenas de fachos y filonazis

En el debate presidencial Myriam Bregman expresó la posición histórica del trotskismo ante la situación en Medio Oriente. Desde la derecha y la ultraderecha se atacó a la izquierda por defender “terroristas” y hasta se la acusó de “antisemita”. Pero quienes cobijan a negacionistas del genocidio y a simpatizantes de Hitler, Mussolini y Videla son ellos, los que te hablan de “libertad”.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Martes 10 de octubre de 2023 10:47

Patricia Bullrich y Javier Milei | Foto Camila Godoy - Télam

Patricia Bullrich y Javier Milei | Foto Camila Godoy - Télam

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Los acontecimientos que por estas horas se viven en Medio Oriente cruzan de lleno a la política argentina en el tramo final de la campaña hacia las elecciones generales del 22 de octubre.

Tras el ataque del sábado por parte de Hamas a territorio israelí y la contraofensiva del Gobierno de Benjamin Netanyahu sobre la Franja de Gaza (donde Israel lleva décadas aplicando una verdadero apartheid contra la población palestina), el tema se impuso en el debate presidencial del domingo.

La posición del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad , expresada por la candidata Myriam Bregman, contrastó de plano con la postura de las otras cuatro fuerzas políticas, representadas por Sergio Massa, Javier Milei, Patricia Bullrich y Juan Shicaretti. La denuncia de la izquierda al origen del conflicto, basado en una política colonial y genocida sobre los palestinos, recibió un cuestionamiento coral de las demás coaliciones, alineadas directamente con el Estado de Israel.

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La definición de Bregman se basa en el repudio a la declaración de guerra del Estado de Israel y en defensa de la resistencia del pueblo palestino, pero nada de eso implica compartir ni la estrategia ni los métodos implementados por Hamas, que busca establecer un Estado teocrático. Para la izquierda es de primer orden la defensa del derecho a la autodeterminación nacional del pueblo palestino y la lucha por una Palestina obrera y socialista en la que convivan en paz árabes y judíos.

Curiosamente, la definición principista de Bregman causó la reacción de diferentes sectores (incluyendo algunos “progres”) que ahora acusan a la izquierda de “antisemita” y de estar “a favor del terrorismo”. Calumnia que ni siquiera tiene en consideración que Bregman es de origen judío y que la corriente a la que pertenece, el trotskismo, se ha caracterizado por combatir al nazismo, al fascismo y a todos los regímenes reaccionarios, incluyendo el estalinista.

Más curioso aún es que, mientras se fuerza la historia para emparentar a la izquierda con los "totalitarismos", en las filas de esas mismas coaliciones vegetan desde hace años verdaderos admiradores de Hitler, Mussolini, Videla y Massera. Atacan a la izquierda por defender sus principios históricos quienes apoyaron las peores masacres y genocidios. De no creer. Personajes como Victoria Villarruel, Lucía Montenegro, Alejandro Fargosi, Antonio Bussi, Eduardo Prestofilippo, Darío Lopérfido, María Fernanda Araujo, José Bocacci, Ricardo Yebra Díaz, Martín Krause o Carlos Pampillón hablan por sí solos.

Logo de La Libertad Avanza | Insignia del Ejército del Aire alemán al mando de Hitler
Logo de La Libertad Avanza | Insignia del Ejército del Aire alemán al mando de Hitler

El juego a la derecha

Cuando en septiembre de 2021 Eduardo “Presto” Prestofilippo, influencer admirador de Videla y entonces fanático de Milei, habló en un acto del supuesto “potencial genético argentino”, no hubo muchas voces que salieran al cruce alertando de la peligrosidad de semejante afirmación chovinista y reaccionaria. Sólo fue la izquierda y algún que otro periodista a título personal quienes alzaron la voz.

En medio de aquella campaña electoral, Bregman fue atacada con expresiones antisemitas por el abogado Alejandro Fargosi, ladero de Patricia Bullrich en Juntos por el Cambio . En medio de una crítica política en sus redes sociales, Fargosi calificó a la diputada y hoy candidata presidencial como una “militante judía”. No hubo ni repudio ni cuestionamientos al antisemita por parte de su jefa (hoy también candidata presidencial) ni de otros miembros del espacio fundado por Mauricio Macri.

En los últimos tiempos se ha hecho recurrente en personajes de la ultraderecha vernácula hacer referencia, sin filtro, a definiciones y expresiones que realzan supuestas “superioridades” (hasta genéticas) de determinados espacios políticos por sobre otros. El odio llega al extremo de calificar como “mierda”, “excremento” y “despreciable” a la izquierda (sobre todo al FITU ) a quien se promete “aniquilar”.

De hecho, una de las afirmaciones comunes de Milei es que su espacio es “moralmente superior”. Definición que, para quien tenga un mínimo conocimiento de historia del Siglo XX, remite a la esencia del nazismo, con esa idea tan hitleriana de la superioridad de la raza aria. Hasta hubo periodistas que no tienen ni un pelo de izquierda (Fabián Doman, Débora Plager, Pablo Duggan) que cuestionaron a Milei por eso. El liberfacho los demandó penalmente por causarle “daño moral” al comparar sus tribulaciones con las arengas del führer.

Las expresiones de odio y violencia lanzadas por referentes mileístas y de las alas más extremas de Juntos por el Cambio están lejos de ser sólo discurso. También en los últimos tiempos se han visto agresiones y ataques de todo tipo contra la izquierda, la comunidad LGBT, los pueblos originarios y demás sectores del pueblo oprimido, con la firma de grupos adherentes al espacio libertariano.

El propio Milei más de una vez festejó esos ataques, como el ejecutado en La Plata contra un centro cultural socialista del PTS, con pintadas de cruces esvásticas e insultos a Bregman. Y hasta se fotografió sonriente con tipos como el bautizado “@ciudadanoliberalok”, que llegó a destrozar imágenes públicas del pañuelo de Madres de Plaza de Mayo.

El hecho más reciente sucedió este sábado, en Mendoza, cuando en plena Feria del Libro irrumpió un grupo de personas al grito de “¡cuando gane Milei esto se termina!”. Amenazaban con quemar los libros de los stands de la Asamblea de trabajadorxs de la Literatura, la Comisión Organizadora Marcha del Orgullo Mendoza, Ediciones IPS Karl Marx, Sombrero Azul, Ediciones desde el Clítoris y Payana Libros, entre otras.

Y no es novedad que entre quienes en 2022 atentaron contra la vida de Cristina Fernández de Kirchner se pudieron identificar relaciones con sectores de esa misma ultraderecha “empoderada”.

Tan cierto como que gran parte de los votos captados por Milei provienen de sectores que parecían inamovibles adherentes del kirchnerismo es que muchos de quienes votarán por Sergio Massa carecen de toda convicción y sólo elegirán al "extraidor" para que “no avance la derecha”. Lo curioso es que, dicho ésto por muchos peronistas, fueron dirigentes como el propio Massa y Martín Insaurralde quienes ayudaron a armarles las listas a los máximos exponentes de esa ultraderecha negacionista, facha y filonazi.

Serpientes negacionistas

No es casualidad que les hermanes Milei hayan atraído hacia su espacio a personajes que no sólo piensan parecido sino que tienen una trayectoria de militancia en esa línea de “superioridad”. Porque entre esa visión autosatisfactoria de los “anticasta” y la reivindicación del nazismo, el fascismo y sus variantes no hay mucho trecho. En el caso de Argentina, esa filiación político-militar implica una reivindicación directa del genocidio consumado entre mediados de los años 70 y principios de los 80.

Como detalló en un artículo de este diario Mirta Pacheco, pese a la cantidad de testimonios, documentos e informes que tratan sobre el tema, siempre han quedado relegadas en la discusión pública tanto la identificación “programática” con el nazismo como la saña antisemita contra las víctimas de origen judío que tuvieron las Fuerzas Armadas y de Seguridad en Argentina, lo que se vio ampliamente demostrado tras el golpe del 24 de Marzo de 1976.

La dictadura cívico-militar-eclesiástica realmente destilaba odio hacia el judaísmo y reivindicaba a Hitler. El “judíos de mierda” se escuchó hasta el cansancio en todos los centros clandestinos de detención del país. Quien caía bajo las garras de la dictadura, podía pasarla peor que el resto si se descubría su origen judío. Ramón Camps y Miguel Etchecolatz hicieron escuela en la Policía Bonaerense. Hoy, Milei se siente orgulloso de cobijar en su espacio a auténticos reivindicadores de la dictadura, como su candidata a vice Victoria Villarruel o Antonio Bussi, su alfil en Tucumán.

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Otro de los elementos que emparentan sin dudar a los libertarianos con los sectores filonazis es el negacionismo convertido en doctrina. Así como en la Alemania de posguerra muchos negaron la dimensión y consecuencias del exterminio de millones de judíos, gitanos, homosexuales, discapacitados, comunistas y socialistas; desde La Libertad Avanza y las alas más reaccionarias de Juntos por el Cambio (como Mauricio Macri y Darío Lopérfido) se niega sistemáticamente a los 30.000 detenidos desaparecidos, los cientos de niñez apropiades y el resto de los crímenes de lesa humanidad.

Como acaba de decir Milei en uno de los debates presidenciales, todo lo hecho por la dictadura en su “guerra” contra la “subversión” apenas causó algunos “excesos”. Si a ese negacionismo se agrega la falacia repetida de que las organizaciones guerrilleras argentinas “ponían bombas en los jardines de infantes” (algo desmentido hasta por el mismísimo diario La Nación), la mentira de Milei y compañía es, además de burda, peligrosa. Sobre todo si hay jóvenes que, ante la bancarrota del régimen político-institucional, escuchan con atención esos relatos de falsos outsiders.

Ricardo Bussi y Javier Milei
Ricardo Bussi y Javier Milei

Es inevitable recordar un hecho que hace a la propia formación política de Milei. Él mismo reconoció que en los 90 “trabajó” como asesor en el Congreso para el genocida Antonio Domingo Bussi, el militar que condujo el Operativo Independencia en 1975 y gobernó Tucumán entre 1976 y 1978. Tras la dictadura, Bussi se recicló en “democrático” y llegó a ser gobernador electo y diputado, hasta que terminó condenado por crímenes de lesa humanidad. Cobrando un sueldo del Estado, Milei fue su asesor económico. Y hoy le rinde homenaje al genocida admirador de Hitler llevando en sus listas al heredero Ricardo.

No es posible soslayar tampoco la estrecha relación que, al igual que con los franquistas españoles de Vox , Milei tiene con la familia Bolsonaro, de dilatada trayectoria golpista en Brasil y que cuenta entre sus más consecuentes seguidores a agrupaciones y sectores identificados con el nazismo. Hasta cantan el himno brasilero levantando con rigidez el brazo derecho hacia el horizonte (les falta el bigotito nomás).

Saludo nazi de simpatizantes de Bolsonaro
Saludo nazi de simpatizantes de Bolsonaro

Antes de las PASO de agosto, el propio expresidente Bolsonaro dijo tener “muchas cosas en común” con Milei y Eduardo, uno de sus hijos, dijo que el minarquista le “recuerda mucho” a su padre.

Una casta rancia

Milei y Villarruel abrazan bajo su fórmula presidencial a infinidad de fascistas y filonazis. Ejemplos sobran.

En 2021, por poco no entró al Congreso junto a ellos María Fernanda Araujo, presidenta de la “Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas”, un engendro creado por los genocidas para camuflar su pérfido rol en la guerra de 1982 y que en los 90 se alió al peronismo hegemonizado por Menem. Araujo dirige en CABA el sello NOS , con el que en 2019 compitió a presidente el carapintada Juan José Gómez Centurión.

Otro ejemplo se puede ver en Mendoza, donde Milei adhirió a lista de La Unión Mendocina , integrada por Omar de Marchi como candidato a gobernador y de Hugo Laricchia a intendente de la capital provincial. Este último, empresario del turismo y el vino, se define como “gorila anticomunista”, propone entre otras mileiliadas que Mendoza se separe de la Argentina y hasta no hace mucho coqueteaba con la Coalición Cívica de Lilita Carrió.

José Bonacci publicita "Mi Lucha" | Lucía Montenegro junto a Victoria Villarruel
José Bonacci publicita "Mi Lucha" | Lucía Montenegro junto a Victoria Villarruel

En la Legislatura de la Ciudad de Buenos también hay filonazis. Una de las bancas de La Libertad Avanza está ocupada por Lucía Montenegro, quien organizó junto a Villarruel en septiembre el acto negacionista en el parlamento porteño. Ella pertenece al partido Unite , cuyo dueño es el rosarino José Bonacci, un arribista de la política que armó ese sello para negociar cargos. Admirador de Hitler, Bonacci se ha manifestado públicamente lector atento de Mi lucha. Su hija Rocío, “podóloga y emprendedora”, es candidata a diputada nacional por Santa Fe de LLA .

La legisladora porteña es hija de Antonio Montenegro. Según el periodista Juan Luis González (biógrafo no autorizado de Milei), el profesor de artes marciales Montenegro supo tener como alumno a Mohamed Alí Seineldín, el militar ultranacionalista y referente de los carapintadas de los años 80. Terminaron siendo grandes amigos. Hoy Lucía Montenegro tiene como asesor a Ricardo Yebra Díaz, un abogado especializado en marketing que se adentró en política de la mano del partido Bandera Vecinal del nazi confeso Alejandro Biondini.

Alejandro Biondini (izquierda) y Ricardo Yebra Díaz (centro)
Alejandro Biondini (izquierda) y Ricardo Yebra Díaz (centro)

Hace pocos días se escuchó a Martín Krause, asesor en temas educativos y posible ministro de un hipotético gobierno de Milei, hablar de la “eficiencia alemana” durante el Holocausto. Lo hizo en una disertación en la Universidad Torcuato Di Tella. Allí usó el “ejemplo” del nazismo y su sanguinaria Gestapo en contraposición a la supuesta “ineficiencia” en diversos órdenes de la vida argentina.

Ejemplos hay muchos más. Quizás como frutilla del postre se pueda mencionar el apoyo a la candidatura de Milei que llega desde Mar del Plata en la voz de Carlos Pampillón, líder del sello Renacer Federal y del Foro Nacional Patriótico (Fonapa) . Reconocido neonazi, Pampillón apadrinó a “Bandera Negra”, una patota cuyos miembros fueron condenados en 2018 a penas de hasta nueve años de cárcel por ser “una agrupación destinada a imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor” y “realizar propaganda basada en ideas o teorías de una raza, religión o grupo étnico”. El propio Pampillón fue enjuiciado por comandar ataques contra centros de inmigrantes y vandalizar sitios de la memoria.

En 2021, alguien que conoce mucho a Milei coincidió en definirlo como “un mesiánico que se basa en el odio y la violencia”. En ese sentido, lo emparentó con personajes como Hitler, Mussolini o Stalin. Se trata de Diego Giacomini, economista ultraliberal y uno de los impulsores (junto a Carlos Maslaton) del Milei “economista”, con quien en 2017 escribió el libro Otra vez sopa. Distanciado del candidato, Giacomini no dudó en calificarlo como socio de “rancios miembros de la casta política” y hasta lo acusó de avanzar en la decadencia “en términos de formación de estos chicos que te van a una marcha con el Falcon verde”.

Hay que hacer una salvedad. Muchos fascistas y filonazis no comulgan con Milei y prefieren no apoyarlo públicamente (aunque lo voten). Se trata de los sectores más ultracatólicos e integristas, ligados a lo más rancio de la Curia y las instituciones “tradicionalistas”, a quienes el libertariano parece asustar con tanto liberalismo y tan poco Estado. Cuestión de matices.

Ironías de la historia, hoy muchas y muchos filonazis se sienten sensibilizados por las muertes que se están produciendo en las fronteras entre el Estado de Israel y la Franja de Gaza. Claro, les sensibilizan las muertes de colonos israelíes, no las de la población palestina sojuzgada hace décadas por el Estado colonial y racista que instauró un verdadero apartheid en Gaza y Cisjordania. Entre el alineamiento incondicional con Israel (que comparten Milei, Bullrich, Massa y Schiaretti) y las rémoras del nacionalsocialismo, no hay grandes contradicciones.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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