×
×
Red Internacional
lid bot

Básquet. La estúpida metáfora del aro y el arco

Choque de intereses entre deportes colectivos: cuando surge un conflicto por el espacio entre amantes del básquet y del fútbol… ¿A quiénes darle la razón?

Viernes 6 de julio de 2018

Desalentador, irritante y a la vez paradójico es ver este tipo de estructuras en un parque público. Dónde se supone que la gente acude a distenderse, divertirse y a jugar, con todo lo que ello implica. Todo esto se pone a prueba, cuando nos topamos con este conflicto de intereses.

Claramente refleja conceptos que ponen a prueba la tolerancia. Por empezar, la idea de que una cancha de futbol y de básquet puedan existir en el mismo lugar, tiempo y espacio. Pareciera que esta ocurrencia hubiese salido da alguna especia de “Teoría eficientista del entretenimiento popular”. Por la cuál ahorrando en canchas de básquet y futbol se solucionaran las variables macroeconómicas de un país. Combatiendo con este ajuste la suba de tasa en los Estados Unidos, la fuga de capitales etc., etc.

Dejando la sorna de lado, y haciéndome cargo de lo que digo, tengo que tomar una postura al respecto. Eso que vemos ahí, es una cancha de básquet. Por lo menos donde yo vivo, o por lo menos, para el universo de personas que asisten alrededor de este fenómeno. Aparte de este argumento, bastante impreciso por cierto, y usando el sentido común (o no), tengo otros conceptos para reafirmar mi postura. Por ejemplo, si la cancha en cuestión es un rectángulo de cemento, con las medidas y demarcaciones oficiales del reglamento del baloncesto. Si tiene un aro ahí mismo, y solo ahí, no en otro lugar del parque. Donde en el mejor de los casos podríamos encestar nuestros tiros. O sea, no está en algún apartado donde hay un verde césped y el terreno se presenta de manera regular, también un lugar impropio para picar la naranja. ¡DONDE SÍ!Nuestros queridos futbolistas podrían hacer uso de tal espacio para sus fines. Aunque no tuviesen un bonito arco por donde ingresen sus goles, si les quedan muchas facetas de su amado deporte para divertirse. A saber, las gambetas, tirar centros, los cabezazos, pegar patadas. Correr libre y alocadamente por extensiones más grandes que la de ESE rectángulo de cemento. Haciendo uso del parque como el otrora añorado potrero, que apelando a un recurso emotivo, lo podemos citar como otro valor agregado a la cuestión. Fácil es imaginar un arco para el futbolista, tan sólo con definir los palos con piedras y o ropa. No lo es así para el basquetbolista, que no puede lanzar tiros al vacío e imaginar que entran por el aro y tras cartón decir encima si la anotación fue de uno, dos o tres puntos. Y si puede hacer todo esto, es un loco o un mentiroso.

Otra cosa importante a tener en cuenta es que sólo hacen falta dos futbolistas para arruinar la diversión de cuatro, seis, ocho o diez basquetbolistas. Ya para este punto, entramos en el terreno de la injusticia social. Porque seguramente estos dos van a ocupar todo un aro y la mitad de la cancha; uno al arco y el otro pateando desde lejos. Con la inconveniencia de andar esquivando semejantes pelotazos. El básquet no está exento de pelotazos, pero no serían de tal magnitud ni recorren tales distancias. Me da lo mismo de quien este estorbando con su futbol, una familia con sus pequeños, un grupo de adolescentes. Me vuelvo un ser cruel. Claro que el problema no es la gente, sino ese artefacto. Que con su paradójica existencia y eficientista pretensión, refleja algo miserable. La conveniencia económica por sobre las personas. Vaya novedad. Poniendo en absurda disputa la prestación de algo público. Porque en realidad podría haber arcos y aros generosamente y bien distribuidos, con lo cuál todos estaríamos más cerca de la felicidad.

Fácil es imaginar un arco para el futbolista, tan sólo con definir los palos con piedras y o ropa. No lo es así para el basquetbolista, que no puede lanzar tiros al vacío e imaginar que entran por el aro.

Y mientras ese ideal no llega, y así y todo, disfruto de esta “cancha multifunción”. Mi intolerancia e impaciencia me impiden dejar de pensar lo que pienso. Y aunque asistamos a un momento histórico donde los paradigmas se rompen, tenemos que estar preparados para lo nuevo y aceptar diversas perspectivas En este preciso caso, no lo puedo hacer. Y con perdón de nuestro Todopoderoso Señor Futbol, disciplina que me gusta y practico. Eso que está ahí… es una cancha de básquet.