Desde el mediodía de este jueves, más de 10 manzanas del Barrio Padre Ricciardelli del Bajo Flores (ex villa 1-11-14) se encuentran sin agua. El antecedente de la Villa 31 genera miedo, malestar y bronca entre los vecinos, que se vuelven a encontrar entre la desidia del Estado y AYSA, cuando ya son 891 casos positivos de Covid-19 en barrios vulnerables.
Jueves 14 de mayo de 2020 21:22
La falta de agua en el Barrio Padre Ricciardelli y el miedo por el antecedente nefasto de la Villa 31, que siguen con problemas de falta agua por la desidia del Gobierno de la Ciudad y de la empresa distribuidora de agua AYSA, se coló en las clases virtuales de los alumnos del barrio.
El antecedente nefasto de la Villa 31 genera miedo, malestar y bronca entre los vecinos. En momentos donde se comienza a evaluar volver a la fase anterior en la Ciudad, por el salto de contagio en estos últimos dos días, mientras desde el Gobierno nacional y de la Ciudad solo manejan como posibilidad el aislamiento, sin tener en cuenta la realidad de las villas.
Quedó demostrado que la cuarentena no es una solución en los barrios vulnerables, donde la misma es limitada por el hacinamiento, la falta de agua y las condiciones precarias de vida en las mismas. Sin embargo, los gobiernos siguen sin discutir e implementar un protocolo especifico para esta realidad, siguen limitando los testeos solo a personas con síntomas, el aislamiento es completamente limitado y la asistencia sanitaria y hospitalaria, deja mucho que desear, vienen denunciando los vecinos. Mientras el virus sigue su camino entre los pobladores de los barrios populares.
La Red de Familias, Docentes y Organizaciones del Bajo Flores denuncian en un comunicado esta nueva desidia estatal, “El agua es un insumo esencial y un derecho básico, en este contexto es el único elemento con el que se cuenta en los barrios para la prevención de la pandemia, la respuesta del Gobierno de la Ciudad es insuficiente e irresponsable”.
Por su parte, la diputada porteña del Frente de Izquierda, Alejandrina Barry, se hace eco de esta denuncia, mientras sigue de cerca la problemática en las villas de la Ciudad, acompañando los reclamos de los vecinos y sus organizaciones territoriales.
En el barrio Ricciardelli (1 11 14) están SIN AGUA desde el mediodía varias manzanas. Conocemos lo peligroso de esta situación por lo que pasó en villa 31, no puede pasar lo mismo. #Larreta y Aysa tienen que dar una solución inmediata, la salud de muchxs depende de esto. Basta. pic.twitter.com/S62nXXkFMD
— Alejandrina Barry (@Barry__Ale) May 14, 2020
Según el censo del 2018, arroja un resultado de hacinamiento de 6 personas promedio por vivienda, o sea, dos familias, mientras que en ciertas manzanas este promedio llega a 9,9 personas por vivienda. Esto se da en una población de más de 40000 habitantes, siendo junto a la Villa 31 -Barrio Padre Mugica- las dos villas más grandes de la Ciudad.
La solución del gobierno y Aysa, es la entrega de agua con camiones cisterna donde se producen filas interminables, sin distanciamiento social, en medio de basurales y donde el agua no alcanza para la higiene de toda la familia y mucho menos para cocinar, como nos muestran los vecinos en estas fotos.
Alejandrina Barry, participó de la comisión de vivienda de la legislatura, para llevar todos estos reclamos que levantan los vecinos de las villas y nos contaba “Es indignante la desidia de los funcionarios de vivienda de la Ciudad, ante cada reclamo tienen una excusa y ninguna solución”.
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El responsable del área en la Villa 31, es Diego Fernández, Secretario de Integración Social y Urbana de la Ciudad, quien dio todo un informe de los trabajos mancomunados entre la Ciudad y Nación que se realizan en los barrios, dicho sea de paso, trabajos que con el pasar de los días queda más que demostrado que no surten efecto en frenar el aumento de los contagios y menos aún de resolver los problemas de hacinamiento y vivienda que existen.
En ese sentido, Barry también declaro que “No existen protocolos específicos para los barrios vulnerables, una medida que se hace absolutamente necesaria. No se puede tener el mismo protocolo sanitario en Palermo que en las villas de la Ciudad”.
Y ante los operativos conjuntos de Nación con Ciudad en las villas, aclaró “Es evidentemente que ni el Gobierno nacional ni el de la Ciudad tienen en cuenta el flagelo de los barrios populares que hoy son visibilizados en la Ciudad de Buenos Aires pero que están a lo largo y ancho del país”.
También se expresa en el tema de agua esta desidia, ya que la misma depende del Gobierno de la Ciudad y sus obras de infraestructura, como también de la distribuidora AYSA que tiene en su directorio a funcionarios del Gobierno nacional, como Malena Galmarini. Y como decían los vecinos del Bajo Flores, “el agua es un insumo esencial y un derecho básico” siempre y más en medio de una pandemia.
Comunicado de la Red de docentes, familias y organizaciones del Bajo Flores: