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Red Internacional
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44 AÑOS DEL GOLPE. La historia de los cordones industriales vive y se traspasa de generación en generación

Miércoles 13 de septiembre de 2017

Trabajando en fábricas y conociendo a viejos trabajadores y trabajadoras del histórico cordón industrial Cerrillos-Maipú tuve la oportunidad de escuchar un pedazo de historia de los poderosos cordones industriales en voz de trabajadores que presenciaron el golpe de Estado y como se vivió en las industrias.

Un día me dirigía al turno de noche en la fábrica Nestlé planta Maipú. Tomé el bus de acercamiento y me senté al lado de una compañera de bastante edad que trabajaba en la planta de chocolates, igual que yo. Comenzamos a hablar. En el andar de la conversación le pregunto cuántos años lleva en la fábrica. Me responde diciendo “Uuhh tu ni nacías, llevo 38 años acá”. Comencé a sacar cuentas en mi mente llegando a calcular que entró a la fábrica alrededor del año 1973. Le pregunté si había entrado antes o después del golpe, y me dijo que poco antes, en Mayo del 73. Tenía entonces 18 años, y fue el único trabajo que tuvo en su vida. Al decirme esto su cara y tono cambió, como disponiéndose a contar una larga y compleja historia. Tiempo teníamos porque el bus atravesaba 5 comunas antes de llegar a la planta. Para el 11 de Septiembre de 1973 la actual transnacional Suiza Nestlé se llamaba Chocolates Hucke. Mi experimentada compañera y nueva amiga me contó que ese día las calles estaban casi desiertas, es lo que pudo ver cuando fueron enviados en bus a sus casas luego de que aviones sobrevolaran la Moneda en la mañana. Mientras La Moneda era bombardeada, los militares tomaban control de las fábricas reprimiendo a los trabajadores que aún resistían en algunas industrias. En el camino a casa tuvieron que tirarse al suelo en el bus, ya que ráfagas de balas lanzadas por los militares amenazaban con cobrar la vida de cualquiera que pareciese alterar el orden. Con el correr de los años la dictadura afianzaba su poder y perseguía a militantes de izquierda y trabajadores que habían sido protagonistas de los cordones industriales. La vida en la fábrica se tornó rígida y silenciosa. Al comenzar los años 80, los trabajadores reorganizaron las primeras resistencias luego de años de derrota, muertes y desaparecidos. Esto se vivió también en la planta de alimentos. Se fundó el sindicato n°4 de mantecas Amasa (actual empresa Colombiana Team Foods), ubicada al fondo de la actual planta donde hoy en día un muro separa ambas industrias. El sindicato se fue a huelga porque la empresa no quería aumentar el sueldo de sus trabajadores. La respuesta de la empresa fue despedir a la mayoría de los huelguistas. Durante años el sindicato quedó descabezado.

Un trabajador amigo de la fábrica CIC (por su sigla “Compañía Industrial de Catres”, actualmente “Compañía de industrias Chilenas”) donde se fabrican colchones, muebles (y antiguamente textiles y bicicletas) me contó sobre los relatos de su madre escuchando el 11 de Septiembre de 1973 como los militares que llegaron a allanar la fábrica disparaban desde la vereda de su casa en la villa CIC hacia la planta que permanecía tomada y gestionada por sus trabajadores. La orden dada por Pinochet a los militares era desalojar las fábricas y desarmar el control que los trabajadores mantenían sobre la industria. En la misma fábrica conocí a un viejo dirigente del sindicato unificado CIC que entró a trabajar a fines de los años 60. Cuando lo conocí llevaba 47 años trabajando en la fábrica y estaba a punto de jubilar. Contaba que muchas conquistas habían sido ganadas debido al alto grado de organización de la clase trabajadora de aquel entonces. Por ejemplo, la construcción de la villa CIC ubicada frente a la villa México en Cerrillos fue una conquista ganada por los trabajadores que pudo resolver el problema de la vivienda.

Un viejo trabajador que hacía aseo en el centro de distribución de la actual transnacional Sueca Electrolux (antigua Fensa-Mademsa) ubicado actualmente en Camino a Melipilla casi llegando a Avenida Pajaritos, hablaba sobre un “fantasma” que rondaba los viejos galpones. Decía que no le daba miedo, ya que había hablado una vez con él. Este “fantasma” un día se sentó al lado de él en el paradero que está afuera de la planta, y le contó que luego del golpe fue un centro de detención de trabajadores de la fábrica que fue una de las principales industrias que formó parte de los cordones industriales. A un lado estaban detenidos hombres, al otro lado mujeres. Luego de contarle brevemente la historia del lugar en que actualmente se encuentra el centro de distribución, el “fantasma” se paró y caminó unos cuantos pasos hasta desparecer por completo. Este relato que parece sacado de un cuento fantástico ilustra la brutal represión a la que fueron sometidos trabajadores y trabajadoras.

La historia de los cordones industriales vive y se traspasa de generación en generación. Aunque ha intentado ser borrada por 17 años de dictadura militar y las décadas posteriores de neoliberalismo que la Nueva Mayoría y la derecha mantuvieron y profundizaron gobernando para sus jefes los patrones, surgen nuevas generaciones dispuestas a continuar la tarea inconclusa de los cordones industriales: luchar por una sociedad sin explotados ni explotadores, sin propiedad privada ni superexplotación de millones de trabajadores y trabajadoras. En este nuevo 11 de Septiembre a 44 años del golpe militar rendimos homenaje a miles de trabajadores, mujeres y jóvenes que dieron su vida por acabar con la explotación y miseria de esta sociedad de clases.