Las situaciones de abuso policial como las ocurridas con los chóferes de vehículos tanto taxis como Uber, traen a colación la importante discusión sobre que salida darle a las Fuerzas Armadas y de Orden.
Sábado 16 de junio de 2018
A través de la historia distintos sectores dentro de la izquierda han planteado la conjugación de un plan para intervenir “políticamente” los cuerpos represivos del estado a través de reformas que puedan cambiar el carácter de las policías y el ejército. Un ejemplo concreto es el Frente Amplio, que dentro de su programa contempla un proceso de democratización de las fuerzas armadas, introduciendo modificaciones en los procedimientos, instrucción en DDHH y transparencia en sumarios, tomando como aspiraciones las funciones que tuvo la policía y el ejército durante la UP en los años 70 y los sectores más a izquierda del bloque, como Nueva Democracia, referenciándose en las instituciones armadas de Venezuela, como el Ejercito Bolivariano y su supuesta defensa del pueblo venezolano.
La política del Frente Amplio se entiende en tanto que en su proyecto social se evidencia: una sociedad dentro de los marcos de lo posible, en convivencia con empresarios y amparado bajo las formas que estos han ido perfeccionando a través del tiempo, como la policía y las instituciones burocráticas. Con un profundo grado de ilusión en la capacidad transformadora en si de los poderes del estado, desentendiéndose de su condición como estructuras al servicio de la clase dominante, en este caso, de empresarios y sus políticos.
De ahí que no sea muy difícil conectar cómo es que Carabineros pueda infligir el fraude más grande en la historia de Chile, y de cómo el mismo ejército hace un par de años también estuvo en la palestra por lo mismo con el #Milicogate. Debelando así las conexiones entre quienes dirigen ejecutivamente el estado y sus fuerzas “operacionales” como las policías y el ejército.
En torno al sentido de “concientización” del policía que le atribuyen las estrategias ciudadanistas como la del mismo FA, de Podemos en España o de Syriza en Grecia, cabe señalar que nos enfrentamos de lleno a dejar de lado el rol sociopolítico de las Fuerzas Armadas en el sistema capitalista, y que se plasma bajo la defensa de la soberanía de los gobiernos de turno tanto en torno a las fronteras, así como en la dinámica que se va dando entre el estado y el conjunto de la población.
Assata Shakur, luchadora por los derechos de la población afrodescendiente en EEUU, plantea que “nunca nadie ha conseguido su libertad apelando al sentido moral de la gente que los oprimía”, cuestión fundamental a la hora de visualizar el problema de apelar a la benevolencia de la policía, que si bien está constituida jerárquicamente, no puede negar su condición de instrumento de opresión por parte de quien domina en el capitalismo.
Ante la discusión que se enfoca en las últimas polémicas con Carabineros, compartimos la cita de Leon Trotsky sobre la policía al servicio del Estado capitalista:
“El obrero, convertido en policía al servicio del Estado capitalista, es un policía burgués y no un obrero. En el curso de los últimos años, estos policías han debido enfrentarse mucho más a menudo a los obreros revolucionarios que a los estudiantes nacionalsocialistas. Por semejante escuela no se pasa sin quedar marcado. Y lo esencial es que todo policía sabe que los gobiernos pasan, pero la policía continúa.”