El gobierno de la Nueva Mayoría cruza una vez más por un enroque gubernamental. Hace algunos meses vimos cómo Michelle Bachelet anunció por televisión el cambio de gabinete de todos sus ministros, posterior a eso en la Quinta Región ocurre la renuncia del intendente Ricardo Bravo entre bastantes polémicas, para luego entregarle el cargo al actual intendente Gabriel Aldoney.
Daniela Fuentes Valparaíso
Miércoles 23 de septiembre de 2015
Todo esto como si fuese un libre albedrío de cambiar ministros o intendentes porque sí. Ahora se pronostica un nuevo cambio de gabinete en la región. Es la táctica del Gobierno, para darle una salida por “arriba” a los conflictos que hoy en día mantienen insatisfechos a la gran mayoría de los porteños.
Como ya habíamos anunciado en La Izquierda Diario Chile, hace algunos meses, el militante del partido socialista (PS), Ricardo Bravo, ex intendente de la región, tuvo que renunciar producto de que venía siendo cuestionado por su mala gestión e inoperancia, respecto al mega incendio que se produjo en abril del año pasado en Valparaíso y por su mal desempeño frente al temporal y marejadas que dejaron a miles de damnificados.
Ante esto, asume al cargo de intendente, Gabriel Aldoney, quien venía a ser la “carta blanca” para poder darle una salida por arriba al conflicto. Conocido por ya ser intendente de la región entre los años 1997 y 2000 y a su vez por ser ex presidente de la empresa portuaria de Valparaíso, la cual tenía todo su respaldo y venía siendo apoyado por gran parte del empresariado privado.
Hoy, a pocos meses de asumir, Gabriel Aldoney anuncia que a fines de este mes se generarán cambios al Gobierno Regional y reconoce que se ha demorado más de la cuenta, ya que habría prometido que el cambio sería antes del 18 de septiembre y que la demora recae en su completa responsabilidad.
Entre polémicas, tras una reunión con parlamentarios de la Nueva Mayoría y el alcalde de Quilpué, donde se habría negociado el futuro del gabinete regional, Aldoney asume su participación en dicha reunión, pero bajándole el perfil, diciendo que “nadie ha negociado nada con nadie” y que es él quien decidirá el futuro de dicho organismo, haciéndole consultas a todos los sectores que él considere conveniente, en relación a los cambios de Seremis y Jefes de Servicio.
Incertidumbre afecta a miles de porteños
Hoy en día, existen muchos porteños insatisfechos debido a la falta de respuestas frente a sus necesidades. Temas como la reconstrucción producto del mega incendio que afectó a la región, daños provocados producto del temporal y marejadas, y ahora el daño ocurrido producto del terremoto y tsunami que afectaron las costas de la región, han dejado a miles de familias que vivían en el borde costero en condiciones paupérrimas de vivienda.
Dicha situación hace imprescindible que las autoridades se hagan cargo de estos problemas que afectan a los sectores más empobrecidos y populares, los que no tienen las condiciones para tener viviendas que resistan a las catástrofes naturales. Porque, como es sabido, el pueblo trabajador es siempre el más afectado, y es por tanto el deber de las autoridades tener un plan de contingencia que pueda darle una salida real al conflicto. Pero, esto no es así, sabemos de una serie de irregularidades que se dan al momento de exigir una mejor vivienda, como lo es la burocracia institucional y una serie de otras problemáticas de parte de la autoridades como la laxitud con la que se toman las peticiones de los porteños. Ante esta situación, los vecinos de los sectores afectados se vienen manifestando para exigir sus derechos y para que se les otorgue una solución.
Es por esto que el cambio de gabinete es sólo un enroque más, y si no hay un cambio estructural efectivo, es sólo un hecho mediático, un acuerdo por arriba para darle salida al conflicto, pero que no cambia nada. Como lo viene a ser el cambio del encargado del Serviu, entre otros, donde se le pretender dar una salida al problema de la vivienda con un nuevo encargado, pero que en realidad el problema es mucho más profundo y se basa en las políticas que existen para este mismo.
El pueblo trabajador necesita medidas efectivas, un plan de obras públicas, que reconstruya las infraestructuras y garantice que los sectores obreros y populares puedan acceder a viviendas dignas, garantizando los elementos básicos de subsistencia, donde el financiamiento deberá provenir de impuestos extraordinarios a las grandes empresas. Estas son una de las tantas tareas que la clase obrera debe poner al centro como una de sus demandas, de la mano por terminar con toda la precarización laboral.