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Red Internacional
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Rosario. La interna de la barra brava de Newells fue la protagonista del clásico rosarino

Un opaco clásico entre los conjuntos alternativos de Newells Old Boys y Rosario Central fue el telón de fondo de la disputa por el control de la barra brava de Newells.

Lunes 25 de julio de 2016 12:03

El partido estuvo demorado dos veces. La primera fue en el entretiempo por corridas y peleas en la tribuna Sur y por la supuesta portación de un arma de fuego por parte de un barra. La segunda demora sucedió cuando un grupo de barras subieron al alambrado, debiendo interrumpirse el partido.

Durante el partido un sector de la barra colgó una bandera recordando a Matías “Cuatrerito” Franchetti, ex líder de la barra asesinado el 7 de junio último. Este hecho reciente fue el que desató la nueva puja por el control de la barra luego de que el "Panadero” Ochoa fuera encarcelado.

Franchetti estuvo preso y luego liberado por la causa llamada “Carbón Blanco”, donde casualmente se halla involucrado un testaferro del fallecido titular de la AFA, Julio Humberto Grondona. También estuvo implicado en el manejo de un laboratorio de producción de cocaína, que manejaba su hermana y pertenecía a la banda rosarina Los Monos.

Desde el 25 de mayo, dos integrantes de la barra brava de Central y tres de la de Newell’s fueron asesinados. Detrás de estas internas sangrientas, se reacomoda el negocio del narcotráfico con nuevos actores que ocupan el lugar de los Cantero.

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El presidente de Newells Eduardo Bermúdez declaró que “la barra nos dijo que si no nos juntamos a hablar con ellos van a suspender los partidos". Agregó que "piden dinero, entradas, el negocio de los trapitos, lo que sea". Y finalizó "no tengo miedo y no tengo nada que conversar con ellos". A su vez expresó confianza en la policía y el Ministerio de Seguridad.

El Ministro de Seguridad provincial Maxilimiliano Pullaro reconoció como un “error” del tremendo operativo de 700 policías, que se haya colado un arma en la tribuna, a la vez que afirmó que ya tienen identificados los barras que causaron los disturbios, en un claro intento de apaciguar las turbias aguas de este entramado.

A pesar de estas declaraciones e intentos de despegarse de parte de las autoridades, los negocios de las barrabravas no pueden existir sin el amparo y la complicidad de los clubes, del poder judicial y del Estado con sus policías mafiosas. En Santa Fe los múltiples lazos entre el narcotráfico en tanto negocio capitalista ilegal, los capitalistas legales, los jueces, la policía y el poder político son noticias habituales de la vida cotidiana provincial.

“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” fue el grito de los miles de hinchas que fueron al estadio a disfrutar de su equipo. Este rechazo fue la única bocanada de aire que se pudo ver en este nuevo episodio de la violenta interna por el control de la barrabrava de Newells.