Según Fabiana Palmaghini -que se declaró incompetente para seguir- la fiscal ocultó que el exespía Antonio Stiuso había dicho en su declaración del año pasado que a Nisman lo asesinaron.
La Izquierda Diario @izquierdadiario
Martes 1ro de marzo de 2016
En un mismo día, tras más de un año de una “investigación” que no llegó nunca a determinar si a Nisman lo mataron o se suicidó, la causa por la muerte violenta del fiscal Alberto Nisman dio un vuelco.
Por un lado, Fabiana Palmaghini se declaró incompetente para continuar al frente de la causa y al mismo tiempo -contradiciéndose a ella misma respecto a sus negativas previas- ordenó que el caso pase a la Justicia Federal, como lo venían pidiendo los querellantes encabezados por Sandra Arroyo Salgado.
Acto seguido la jueza presentó una denuncia penal contra la fiscal Viviana Fein y su secretario Bernardo Chirichella. Es, según trascendió desde la propia fiscalía, por supuesta violación de los artículos 238 y 293, referidos a “falsificación de documento público” y “violación de los deberes de funcionario público”.
Ambas medidas encaradas por Palmaghini están directamente relacionadas con la declaración testimonial que ayer dio Antonio “Jaime” Stiuso, el exmandamás de ex SIDE y estrecho colaborador de Nisman en la “investigación” por el atentado a la AMIA de 1994.
Durante 16 horas aproximadamente habló Stiuso frente a Palmaghini, Fein y los abogados de las querellas. Allí el exespía les dijo a los presentes que en su anterior declaración, realizada ante la fiscal el 18 de febrero de 2015, afirmó que según él a Nisman lo habían asesinado por su “trabajo” al frente de la cusa AMIA. Esa afirmación, dice ahora la jueza Palmaghini, no fue volcada en el acta por Fein. Según trascendió, también Stiuso había dicho entonces que es necesario “ahondar en varios funcionarios” para llegar a saber la verdad sobre lo ocurrido con la muerte del fiscal (aunque sin nombrar, aparentemente, a nadie en particular).
Ahora se abre un nuevo capítulo en esta historia, para nada exento de nuevos giros y con alcances desconocidos. Sobre todo porque con el nuevo gobierno de Macri, sectores de la corporación judicial comenzaron a envalentonarse y a meter la lupa sobre exfuncionarios del gobierno de Cristina Fernández. En este caso, tanto el exsecretario de Seguridad Sergio Berni como otros funcionarios del área de Seguridad y de Justicia podrían estar más que comprometidos.
Era lógico que si “Jaime” volvía al país no iba a ser para pasar desapercibido. Ayer, lo que dijo y lo que calló en las largas 16 horas de testimonio ya empezó a tener efectos.
Los motivos de la "incompetencia"
La jueza de instrucción se declaró incompetente para seguir interviniendo en la causa. Los motivos centrales que llevaron a esta resolución fueron, según se supo a lo largo de la tarde de ayer, la inoperancia de las fuerzas de seguridad y de los funcionarios judiciales para cuidar la escena del hecho, la posibilidad de que el contenido de los correos electrónicos y celulares de Nisman hayan sido borrados y la declaración de los exagentes de inteligencia Stiuso y Carlos “Moro” Rodríguez. Éste último coincidió con "Jaime" en que Nisman fue asesinado en función de su cargo.
Palmaghini criticó que el departamento de Nisman en el que fue encontrado muerto no se haya preservado para que se tomen las pruebas científicas. Como ejemplo consta que desde que llegó el cerrajero (22:30 de ese domingo 18 de enero) hasta que llegó la fiscal Fein pasaron tres horas donde la escena del hecho fue transitada por al menos veinte personas: la madre de Nisman y una amiga de ella, un médico, custodios, agentes de Prefectura, el jefe de la Policía Federal Román Di Santo y el entonces secretario de Seguridad Sergio Berni.
En circunstancias como esas, el protocolo indica que se debe evacuar el lugar y aguardar a las puertas del inmueble el arribo de la representante del Ministerio Público Fiscal, asegurando que ninguna persona ingrese en el lugar.
Como se informa más arriba, la jueza también solicitó que se investigue si la fiscal Fein cometió delitos penales durante la investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman, luego que Stiuso sostuviera que su primera declaración testimonial fue alterada.
La muerte de Alberto Nisman sorprendió a todo el país en la madrugada del 19 de enero del año pasado. Aunque se desempeñaba como fiscal de la causa AMIA desde inicios del gobierno de Néstor Kirchner, Nisman había llegado a ocupar el centro de la escena política en las horas previas a su muerte. Su acusación contra la presidenta y algunos de sus principales funcionarios por encubrimiento del atentado de la AMIA significaba un enorme golpe político hacia el gobierno nacional.
Nisman debía declarar pocas horas más tarde en el Congreso de la Nación para defender la acusación llevada a cabo. Había sido citado por presión del bloque oficialista que tenía mayoría en ese momento y que se proponía demostrar que la acusación del fiscal era falsa.
La acusación de encubrimiento se basaba en la firma del Memorandum con Irán, que el gobierno nacional había implementado en 2013 bajo el argumento de intentar llegar a la verdad. Ese documento era cuestionado por la oposición política patronal pero también -como quedó en evidencia en los días previos y posteriores a la muerte de Nisman- por sectores de los servicios de inteligencia del Estado que se hallaban alineados con sus pares de Estados Unidos e Israel.
La causa Nisman podría convertirse en un ariete que permita avanzar sobre exfuncionarios del gobierno anterior. En ese marco, Macri permitió la caída del Memorándum con Irán, un reclamo largamente planteado por los sectores más conservadores de la comunidad judía.
A un año de la muerte de Nisman, el caso sigue sin resolución. Los “nuevos datos” que puedan conocerse serán usados -seguramente- en pos de golpear sobre la anterior administración nacional. El gobierno de Macri necesita, mientras avanza en el ajuste, reafirmar su relación con los sectores más marcadamente derechistas que lo votaron.
La causa Nisman puede ser un factor en ese juego político donde anida la impunidad y la podredumbre.