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Red Internacional
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OPINIÓN. La lucha en Mendoza y los desafíos que tenemos

Reflexiones sobre la nueva situación política, la lucha de clases y la crisis sanitaria, económica y social que nos interpelan a dar un paso al frente para fortalecer la organización

Enrique Jasid @EnriqueJasid

Domingo 4 de octubre de 2020 00:00

Foto: Casa de Gobierno, movilización en defensa de la ley 7722

En menos de un año, Mendoza ha sido protagonista de dos acciones masivas en las calles. Previo a la pandemia, fue derrotado el intento del gobierno macrista de Suárez y todo el peronismo/kirchnerismo para derogar la 7722 en favor de la megaminería contaminante. Recién asumido el nuevo gobierno, la movilización popular asestó un duro golpe no solo al plan minero, sino al conjunto del régimen político. Ahora, tras meses de cuarentena y desarrollo de la crisis sanitaria, económica y social, son los y las trabajadoras de la educación, que masivamente coparon las calles, quienes vuelven a poner contra las cuerdas al gobierno frente a la reforma anti-educativa.

Si bien todavía resta ver la dinámica que tomará esta lucha las próximas semanas, y cómo se enfrentarán las maniobras del gobierno y los posibles acuerdos que presten sectores del régimen político, estamos en pleno desarrollo de una nueva situación política.

Si lo que permite comparar el rechazo a ley de educación de Thomas con las movilizaciones en defensa de la 7722 es la masividad de las luchas, debemos advertir también que en esta ocasión estamos ante un proceso donde la clase trabajadora tiene un protagonismo mucho mayor. Ya no se trata de movilizaciones que, aunque multitudinarias, eran esencialmente policlasistas y con una vanguardia juvenil que se enfrentó a la represión policial, sino de un proceso donde los/as trabajadores/as de la educación están en el centro.

En el mismo sentido, la movilización de masas no fue solamente espontánea, sino que se preparó en cerca de ochocientas asambleas de escuela que votaron su mandato y enormes plenarios departamentales y provincial del SUTE con mil delegados/as, dando ejemplos de la autoorganización democrática de los/as trabajadores. La unidad con las familias que también se expresa no surge de la nada, sino que es parte de la relación directa que tiene las y los trabajadores con ellas. Por eso desde el PTS y la 9 de Abril impulsamos la organización de la solidaridad desde abajo cuando comenzó la cuarentena.

Una nueva situación política

En todas las regiones de la provincia, miles y miles de docentes, familias, jóvenes, estudiantes, trabajadores y trabajadoras de distintos sectores salieron a las calles a defender la educación pública. Como se expresó en las asambleas, este proyecto de ley en medio de la pandemia es la gota que rebalsó el vaso de una situación donde crece la pobreza, la desocupación, la degradación de las condiciones de vida, la falta de paritarias y ataques a los derechos laborales.

Asimismo, en varios sectores se están desarrollando procesos incipientes que muestran la dinámica que puede tomar la situación con mayor protagonismo de la lucha de clases. En la Salud que fueron expuestos a la primera línea sin los recursos necesarios, en las bodegas y la viña que cada vez crece más el descontento contra la explotación laboral, en los jóvenes skaters que enfrentan la represión, en la pelea por el ambiente que suma cada vez mayor participación, el movimiento de mujeres que continúa la pelea por el derecho al aborto y contra los femicidios, por solo nombrar algunos ejemplos.

No pasa solo en Mendoza. Cuando finalizaba el caravanazo en nuestra provincia, diez mil personas se movilizaban en Jujuy contra los femicidios, y en Buenos Aires se preparaba la resistencia contra el desalojo y todas las operaciones “duhaldistas” que realiza el gobierno de Fernández y Kiciloff en Guernica contra las familias que pelean por un lugar para vivir.

A medida que se profundiza la crisis económica y social en todo el país, con gran crecimiento de la pobreza y la desocupación, el gobierno nacional de Alberto Fernández, en el marco de su debilitamiento, cursa un camino marcadamente a la derecha, cediendo a todos los reclamos de la base cambiemita y los grandes empresarios y preparando el terreno para gobernar con el presupuesto de ajuste del FMI. En este punto no tiene nada que envidiar al gobernador Suárez, que ha presentado un presupuesto provincial donde nominalmente la Salud aumenta sus recursos en un 14% y la Educación en 8%, mientras que la inflación proyectada oficialmente es del 29%. Un ajuste en toda la línea.

En síntesis, una nueva situación política donde la lucha de clases vuelve a la escena y se profundiza la crisis, nos plantea repensar(nos) y asumir nuevos desafíos.

Prepararse para grandes batallas

Las cartas se van poniendo sobre la mesa y la lucha de clases ha vuelto. No se trata de embellecer estos procesos, que su carácter más distintivo es la masividad, pero aún deben evolucionar políticamente y carecen de elementos de radicalización.
Tampoco se trata de creer que todo será evolutivo y no habrá retrocesos o coyunturas más reaccionarias producto de derrotas o desviaciones que logre el régimen.

Pero sí de ver una dinámica donde los de abajo no soportarán pagar los platos rotos de esta crisis sin resistencia. Ya lo intentó el macrismo en diciembre de 2017 donde la reforma jubilatoria era solo el comienzo de una avanzada de mayor ajuste, y tuvo que recalcular. El proceso de lucha de clases que se abría fue desviado por la expectativa electoral en el peronismo, que cada vez sufre mayores decepciones.

La relación de fuerzas lograda en el 2001 con las jornadas revolucionarias que tiraron a De La Rúa no ha sido revertida aún, sino que fue desviada por los años de reformismo kirchnerista producto del crecimiento económico originado por el boom de las materias primas en los primeros años. El macrismo intentó revertirlo, pero no pudo. En Mendoza, tras años de derrotas de la vanguardia en el gobierno de Cornejo, la defensa de la 7722 marcó que la relación de fuerzas está en disputa.

A nivel internacional vemos también las revueltas en Chile, Colombia, Francia y distintos países en todo el mundo, en una situación muy convulsionada con distintos procesos políticos y crisis económica.

La cuestión entonces es cómo intervenimos en cada batalla para que triunfe, pero también como preparación para las batallas decisivas que darán la clase trabajadora y los sectores populares.

No hay tiempo que perder, es hora de tomar partido

La energía de las masas se evidencia, las luchas de los/as de abajo empiezan a aparecer, pero deberán enfrentar no solo al gobierno sino a todos aquellos que quieran derrotar o desviar esa energía en una perspectiva que cambie algo para no cambiar nada y sostener el régimen capitalista. O en el mismo sentido, que se fortalezcan variantes de derecha como impulsan los medios de comunicación con el Partido Demócrata o sus variantes liberales ante un nuevo crecimiento del FIT.

En la lucha educativa que se está desarrollando ya vemos el rol de las organizaciones conducidas por el kirchnerismo. Mientras miles las y los estudiantes universitarios, terciarios y secundarios que rechazan esta ley, los Centros de Estudiantes solo se han limitado a sacar un comunicado. Están completamente borrados de las calles y de la organización del movimiento estudiantil. En el movimiento obrero los sindicatos kirchneristas y la CGT juegan un rol desmovilizador frente a la crisis. Hoy se evidencia la importancia de recuperar los sindicatos y los Centros de Estudiantes, que cuando no actúan como desmovilizadores, son militantes del ajuste y la represión. La unidad-obrero estudiantil no es solo una idea, sino una guía para la acción.

Está a la orden del día impulsar y poner en pie desde el SUTE una gran coordinadora para defender la educación y unir todas las luchas donde participen no solo los dirigentes sindicales, sino las y los delegados y activistas de las escuelas, de la salud, de las fábricas, estudiantiles, de los barrios, de las asambleas socio-ambientales y los movimientos sociales, entre otros. Un organismo democrático, de unidad y de lucha para pelear por la educación y todos nuestros reclamos, que pueda construir nuevas movilizaciones masivas y un gran paro en toda la provincia. Esta herramienta nos fortalecería categóricamente frente al gobierno provincial, nacional y las patronales.

En el mismo sentido, así como intervenimos con todas nuestras fuerzas para derrotar la reforma anti-educativa del gobierno, tenemos que estar en la primera línea junto a las obreras de La Terre si la justicia y los empresarios intentan desalojar, junto a los/as precarizados/as que salen a reclamar por sus derechos impulsando La Red para organizar miles, junto a Guernica y todas las luchas por vivienda.

Alrededor de estas batallas tenemos que poner una gran fuerza en movimiento de los y las miles que ya simpatizan con la izquierda, y también con todos y todas quienes votaron al gobierno de Fernández con la expectativa de estar mejor que con el macrismo, pero se encuentran con políticas que no resuelven nada y profundizan el ajuste.

Con la movilización popular y masiva pudimos defender la 7722 y podemos poner la ley Thomas contra la pared. Pero tanto para batallas más duras como la que libran las familias de Guernica y las obreras de La Terre, y en perspectiva para que el conjunto de la crisis no la pague el pueblo trabajador, sino los grandes empresarios, bancos y terratenientes vamos a tener que ser más fuertes y estar más organizados y organizadas.

Lo que está planteado es unir en las calles a todos los agraviados, a los/as trabajadores de la educación con los/as de la Salud, con las y los precarizados, con quienes pelean contra la represión policial, por el ambiente, con la juventud combativa, con quienes luchan por vivienda.

Es necesario construir una gran fuerza político y social de izquierda. Partimos de las conquistas que tenemos con la recuperación del SUTE, la fuerza acumulada en cada sector, los parlamentarios del FIT, el desarrollo de un multimedios que llega a millones, los/as miles que se reunieron en plenarios obreros y estudiantiles virtuales los últimos meses.

Pero sabemos que solo si logramos sumar más fuerzas que nos permitan organizar democráticamente una vanguardia de miles, que pelee por recuperar los Sindicatos y Centros de Estudiantes, desarrollar herramientas de coordinación y autoorganización retomando la experiencia de las coordinadoras interfabriles y los cordones industriales, que se defienda de los ataques, y que se prepare para vencer, es que podremos dar batalla para que la energía de las masas en las calles pueda dar por tierra con este sistema y luchar por un gobierno de los/as trabajadores/as.

La nueva situación política y las luchas nos interpelan. Todos/as quienes tomen partido hoy, organizándose en las agrupaciones y en PTS, retomando las mejores experiencias históricas de la lucha de clases nacional e internacional, dándose una estrategia y un programa, rodeando de solidaridad cada conflicto, fortaleciendo las luchas y la organización en cada lugar de trabajo y estudio son el engranaje fundamental para que la vanguardia organizada pueda actuar decisivamente en el movimiento de masas, y, que esta vez, podamos vencer.

Desde el PTS-FIT y las agrupaciones juveniles, estudiantiles, de mujeres y trabajadores/as que impulsamos creemos que tenemos un gran desafío por delante en el que te proponemos que seas parte para dar batalla en las peleas de ahora y en las que se vienen. No hay tiempo que perder.