Jueves 25 de agosto de 2016 13:33
Fue en una reunión en Villa urquiza, donde se reunió con representantes de la comunidad educativa para que le “cuenten cómo están las escuelas” del barrio. Soledad Acuña, luego de una hora y media de escuchar y responder a los vecinos, dio por culminada su presencia ya que tenía que atender otros asuntos dejando a numerosos vecinos quienes le cuestionaron su repentina salida y la falta de posibilidad de plantearle sus problemas. Entre ellos, quedó pendiente de entrega una carta de un grupo de docentes donde se planteaban varias cuestiones entre ellas, la cuestión de la sobrepoblación en las aulas de la ciudad, problemas con las inscripciones, la falta de respuesta del gobierno ante la falta de vacantes que dejan fuera del sistema a 11 mil chicos, problemas de infraestructura inatendidos, y la pésima calidad en las viandas escolares que tienen su repercusión directa en la salud de los estudiantes.
La reunión política se realizó en un reconocido salón de fiestas del barrio de Villa Urquiza, donde la mayoría fue invitada por mail. El salón, más acorde con la estética y funcionalidad de una fiesta recibió lo que quienes presenciamos este tipo de acto acostumbramos ver, las sillas prolijamente ordenadas, una lista de oradores, que en este caso no fue cumplida en su totalidad, la empresa que “regala” café, bebidas y facturas, un equipo en representación de la comuna 12 y el equipo del Ministerio de Educación.
A la reunión asistieron representantes de las escuelas, directivos, cooperadoras, docentes y padres. En la reunión se trataron temas muy diversos, hubo quienes presentaron casos particulares que su problema de inclusión de un chico con discapacidad o quienes buscaron promover en la ministra una reflexión sobre la calidad de la educación que en estos momentos se promueve desde el Estado. Aunque el tema que más se trató fue el de los distintos problemas edilicios con los que conviven diariamente los estudiantes de escuela pública.
Desde aulas sin pintar, baños que se inundan, filtraciones que no se reparan y que culminan en la pérdida total de aulas recién construidas, retrasos de entre 1 y 5 años en la autorización de obras por parte de funcionarios del gobierno y graves faltas en la atención recibida por parte de funcionarios, arquitectos y supervisores. Fue ante esta contundente prueba de falta de inversión, voluntad de funcionarios de gobierno y problemas de gestión administrativa que la ministra de educación reconoció ante los asistentes que el estado edilicio de las escuelas tiene muchos problemas y que este no es un problema que acaba solamente en la estructura edilicia de las escuelas, sino que afecta gravemente la enseñanza de los contenidos.
Siguiendo con un discurso donde los problemas educativos son básicamente sociales y desvinculando su responsabilidad ante las decisiones políticas tomadas en relación a la calidad educativa, la ministra reclamó que “ya no existe vocación docente y no sabemos cómo darle una solución a este problema, ya que los mejores valores no eligen una carrera en la docencia” como si la vocación fuera la mágica solución a las políticas neoliberales que aplica el gobierno Cambiemos desde hace casi diez años y que inciden directamente en las decisiones de los jóvenes.