Pasados unos días del 8 de marzo, en un momento de emergencia de la lucha de las mujeres a nivel mundial, debatimos con posturas tan livianas como las que se pueden observar en la nota “8 de marzo, que asco” de María Galindo publicada un día antes en Página Siete
Domingo 18 de marzo de 2018
Pasados unos días del 8 de marzo, en un momento de emergencia de la lucha de las mujeres a nivel mundial, debatimos con posturas tan livianas como las que se pueden observar en la nota “8 de marzo, que asco” de María Galindo publicada un día antes en Página Siete. La posición de Galindo tiene una función desorganizadora y despolitizadora del incipiente movimiento de mujeres que tiende a emerger en el país.
Galindo en su nota afirmó que el 8 de marzo es un día absurdo, alegando que “Quiénes entendemos la lucha feminista como un hecho cotidiano, como una práctica que involucra todo el pensar y sentir, vemos con cierta desazón el esfuerzo de las organizaciones feministas que a escala mundial se movilizan por un día y cuya fuerza, y resistencia, apenas les alcanzaba para eso, movilizarse un día. Aparecen el 8 de marzo y desaparecen el 9, como si de una estrella fugaz se tratara (…) Quiénes entendemos la lucha feminista como un fenómeno planetario hoy en todas las esquinas, culturas y latitudes del mundo, entendemos que no hay feminismo, sino muchos feminismos diferentes y que las mujeres del sur del mundo no somos herederas, ni hijas de las sufragistas, ni tenemos conexión histórica con las obreras quemadas en las fábricas de la Revolución Industrial, que el 8 de marzo evoca.”
Con esta posición Galindo no sólo devalúa sino que incluso resta toda importancia a la lucha que históricamente las mujeres han dado, quiénes pelearon y murieron para mejorar la vida de todas conquistando derechos económicos y políticos de los cuáles nosotras también gozamos. Pareciera que Galindo no quiere reconocer estas luchas simplemente porque ella no estuvo ahí. Como si toda la historia de la lucha de las mujeres en el mundo debiera empezar con el nacimiento de Mujeres Creando.
Además de su observación a que ciertas agrupaciones se suman oportunistamente a estas movilizaciones sin tener mayor razón, que hacer show y aparecer en las fotos. No negamos que esto sucede, pero nosotras entendemos que esto se debe a la despolitización tremenda que padece nuestra sociedad y permite una “victoria” de pensamientos que tienen su asidero en las clases medias y altas. Buscamos, por supuesto, combatir esos pensamientos ocupando distintos espacios de debate y lucha.
A María no le gusta que cuando hay miles de mujeres en las calles no hay lugar para el show ni la performance. Desde luego, cuando las mujeres salimos a las calles no hay lugar para pequeños grupos de “iluminadas”, somos miles movilizadas para hacernos escuchar, exigir nuestros derechos y denunciar la impunidad frente a esta violencia machista estructural. Y sí, hacemos esto el 8 de marzo, el 25 de noviembre y otras fechas conmemorativas importantes porque no queremos perder la historia de lucha y porque sabemos muy bien que este sistema nada nos regala. Pero esta lucha no se reduce a un sólo día como tan forzadamente señala Galindo.
También dice en la misma nota que “…Nuestra lucha es política porque tiene que ver con la sociedad que queremos construir. Tenemos que resolver juntas esa lucha por el tipo de sociedad que queremos construir desde y a partir de lo que somos, y esa pregunta no cabe dentro de un 8 de marzo; es una pregunta que abarca 365 días del año y lo mejor de nuestros más osados sueños.” Este párrafo nos lleva a realizar preguntas como ¿qué tipo sociedad quiere construir Galindo?. Tenemos acuerdo con Galindo que hay que pelear por otra sociedad, sin embargo no plantea hasta el final por qué tipo de sociedad pelea ella. Crítica polarizando al extremo que las mujeres que nos organizamos sólo lo hacemos un día al año pero ella con su “estrategia” del sabotaje permanente no apuesta a construir nada. Nosotras desde Pan y Rosas no tenemos miedo de decir claramente cuál es nuestro proyecto de sociedad, somos anticapitalistas y luchamos por una sociedad socialista sin explotados ni explotadores, sin oprimidos ni opresores y eso implica el desarrollo de un gran movimiento político social contra las clases dominantes y sus instituciones, únicos interesados en perpetuar los mecanismos de opresión de género, de raza, de origen étnico-cultural. Galindo sólo plantea frases generales que de forma parecen correctas, pero que de fondo carecen de contenido.
Es decir, ¿cómo pretende construir algo si sus mayores fuerzas las vuelca en un asistencialismo sistemático que no sale de los muros que la acogen?
Todo esto nos deja ver que Galindo cumple un rol muy dañino para el feminismo boliviano, ya que si está en contra de la movilización y organización colectiva de las mujeres oprimidas por un patriarcalismo que supuestamente ella combate, está en contra de los métodos que propiciaron la obtención progresiva de derechos fundamentales para las mujeres, ganados a lo largo de la historia mundial, de la que dice no ser heredera, es decir, que para Galindo y Mujeres Creando, las mujeres deben luchar en soledad, como si de una batalla individual se tratara, sin organizarse unas con otras ya sea entre familiares, vecinas o ciudadanas oprimidas por el patriarcalismo capitalista y global. Es una filosofía que desprecia la solidaridad internacionalista y que no logra ver (e impide ver con claridad a las compañeras) que el patriarcado contra el cual luchaban las obreras quemadas en aquella fábrica textil es el mismo contra el cual hemos peleado, en las calles, no sólo el 8 de marzo, sino en la universidad, en los barrios populares y hasta en las fábricas como pudimos constatar con la presencia en la marcha de las mujeres trabajadoras de varios sindicatos que son víctimas tanto del patriarcalismo de ayer (1910) como el de hoy (2018).
Así se ve que la organización de mujeres y la lucha por sus derechos por medio de presiones objetivas al gobierno y al régimen, son las únicas formas de cambio duraderas en la historia, ¿acaso cree María Galindo que lanzando pintura o pasteles a las paredes de las instituciones gubernamentales está asestando golpes más duros al gobierno del MAS que todas las miles de mujeres que salimos a tomar las calles el 8 de marzo?, dado que situaciones parecidas abrieron escenarios incluso revolucionarios, como el 23 de febrero del 1917, donde 90 mil obreras y obreros en el Día de la Mujer tomaron las calles y dieron paso al inicio de la Revolución Rusa.
Por eso desde Pan y Rosas buscamos y luchamos por poner en pie un gran movimiento de mujeres que se suelde con la lucha de todos los explotados y explotadas, hombres y mujeres, buscando que incluso los obreros, campesinos, indígenas tomen y acompañen las reivindicaciones y las luchas de las mujeres contra los terratenientes, contra los empresarios, contra las iglesias y todos aquellos interesados en mantener esta sociedad basada en la explotación y opresión de las grandes mayorías.
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