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Red Internacional
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NUESTRAS VIDAS VALEN MÁS QUE SUS GANANCIAS. La nueva ley agraria no garantiza la estabilidad laboral a los trabajadores agrícolas ni un aumento salarial digno

El martes 29 de diciembre el Congreso aprobó la nueva ley agraria luego de sucesivas modificaciones. Entre ellas, fijar un aumento porcentual en el Bono de productividad que elevaría los salarios de forma eventual, el bono BETA, sin embargo, este bono ha sido criticado por los trabajadores pues no es remunerativo, lo que implica que no será un aumento permanente.

Mariana Rojas Militante de la Corriente Socialista de las y los Trabajadores

Miércoles 30 de diciembre de 2020

La nueva ley no dispone la eliminación de la tercerización laboral ni de la precariedad laboral. Por el contrario, asume que la contratación de los trabajadores agrarios será intermitente, y que aquellos que hayan trabajado antes en campo tendrán un derecho preferente para la nueva recontratación (artículo 4), siendo en la práctica un contrato modal que no les otorga estabilidad laboral y el reconocimiento de todos los derechos salariales del régimen general de los trabajadores del sector privado.

Pese a la naturaleza intermitente de las cosechas, hay un trabajo continuo y subordinado de forma permanente en el campo, como el riego y la siembra de semillas, lo que queda demostrado con tantos años de trabajo continuo de miles de trabajadores. Por ello, no es posible que no se reconozca todos sus derechos salariales del ámbito privado, como CTS, vacaciones, descanso por maternidad, y derecho a un seguro social.

De igual forma, es criticable el prorrateo de utilidades millonarias de las grandes empresas a los trabajadores que la nueva ley enfatiza, en la primera disposición complementaria. Esta disposición señala que el reparto de utilidades antes de impuestos sólo será de 5% para el 2021, incrementándose a 7.1% en el 2023, y llegando a 10% a partir del año 2027. Esto es a todas luces perjudicial y discriminatorio para los trabajadores respecto a otros sectores del ámbito privado, pues en la industria textil el reparto de utilidades a favor de los trabajadores es de 10%, y en la industria minera es de 8% por disposición del Decreto Legislativo 892.

Cabe mencionar que los trabajadores, al cuestionar el porcentaje y la forma prorrateada de reparto de estas utilidades, también cuestionan la norma de reparto de utilidades, el Decreto Legislativo 892, norma establecida durante el régimen de Fujimori que justifica el prorrateo de utilidades.

Por otra parte, la nueva ley mantiene beneficios tributarios a los empresarios con porcentajes menores a la derogada Nueva Ley de Promoción Agraria. Según la nueva ley, los beneficios tributarios tendrá una vigencia según el tamaño de la empresa: aquellas con ingresos netos hasta 1.700 UIT pagarán el 15% del IR hasta el 2030, para luego pasar al 29,5% desde el 2031. En el caso de las agroindustriales con ingresos mayores a 1.700 UIT –como Camposol, Drokasa, Virú, otros– tendrían que pagar una tasa del 20% para el 2023-2024, del 25% entre el 2025 y el 2027, para llegar al 2028 con la tasa del 29,5%.

De esta forma, en el 2021 las 122 empresas más grandes del sector, entre ellas las transnacionales Montsanto S.A.C y BAYERN no pagarán el régimen general del impuesto a la renta con la tasa de 29,5%, sino el porcentaje favorable de 15%. De igual forma, estas grandes empresas no estarán obligadas a abonar la tasa de 9% por seguro obligatorio de salud a los trabajadores, como el resto de empleadores del sector privado, sino que deberán hacerlo el año 2025.

Las bancadas del congreso han intentado a todas luces quedar en buenos términos con el gran gremio empresarial CONFIEP y AGAP, forzando consensos donde no los debe haber. Pese a ello, los empresarios ya han mostrado su descontento y han apelado al poder Ejecutivo para que observe la norma y se disminuya el aumento salarial, pues no aceptan un aumento de 9 soles diarios (2 dólares y medio).

La actitud populista y patronal de los congresistas agrava la situación de los obreros en pie de lucha, quienes, como se está demostrando en Viru (La Libertad), no van a dar tregua a la movilización y a sus acciones de lucha, hasta que no se asuma con claridad su propuesta de aumento salarial y trabajo digno.