Desde este último lunes, el gobierno alemán realiza controles en todas las fronteras exteriores del país, cumpliendo así otra exigencia de la extrema derecha. Debemos oponernos a este ataque racista y luchar por la apertura de las fronteras y el derecho a permanecer para todas y todos.
Miércoles 18 de septiembre de 2024 23:39
Después de meses de acalorados debates antiinmigración, la Policía Federal lleva a cabo desde ayer controles en todas las fronteras exteriores de Alemania. Inicialmente, el gobierno federal había ordenado esto para los próximos seis meses. Sin embargo, el canciller Scholz anunció en agosto que quería mantener los controles estacionarios en las fronteras con Polonia, Austria, la República Checa y Suiza, vigentes desde octubre de 2023, “durante el mayor tiempo posible”.
Según el ministro del Interior, Faeser (Partido Socialdemócrata de Alemania, SPD por sus siglas en alemán. NdT), esta medida debería “reducir aún más la migración irregular, detener a los contrabandistas, detener a los delincuentes e identificar y detener a los islamistas en una etapa temprana”. Al mismo tiempo, destacó que "no habrá largos atascos, sino controles inteligentes" que "afecten lo menos posible a las personas en las regiones fronterizas, a los viajeros, al comercio y a la economía". Lo que esto significa debe quedar claro: la Policía Federal debe aplicar perfiles raciales en todos los ámbitos y arrestar, examinar y, si es necesario, rechazar a las personas que parezcan “sospechosas” como inmigrantes. Quién es considerado un viajero inofensivo y quién es un migrante supuestamente “peligroso”, islamista o criminal y es sometido al terror policial queda enteramente a discreción de los agentes. El llamado “sindicato” policial acogió con satisfacción la medida, pero exigió más personal y equipos para la vigilancia con drones y el reconocimiento de matrículas para poder realizar los controles de forma eficaz. Una exigencia que puede recibir oídos abiertos en vista de la omnipresente mejora del aparato de seguridad en la política.
En un comunicado del grupo parlamentario CDU/CSU (partidos de la "Unión", son dos de los principales partidos de derecha de Alemania. NdT) se afirma que los controles fronterizos "sólo pueden ser el primer paso" y que, sobre todo, se necesitan deportaciones más amplias. Si bien la AfD (Alternativa para Alemania, de extrema derecha. NdT.) solo planteó la exigencia de controles fronterizos integrales hace unos años, esta forma de aislamiento racista es ahora la política oficial del gobierno. Mientras tanto, el AfD balbucea sobre excluir a los refugiados de los eventos y espacios públicos. La promesa de contener a la extrema derecha ajustándose a sus demandas fue una farsa desde el principio. Más bien, está impulsado por políticas gubernamentales cada vez más racistas y autoritarias y está ideando medidas cada vez más repugnantes para convertir la vida de los inmigrantes en un infierno.
Dado el avance del giro hacia la derecha, es más importante que nunca defender un programa contra toda opresión y división racista y por las fronteras abiertas. Como escribimos en nuestro reciente editorial (publicada en Klasse Gegen Klasse, diario alemán perteneciente a la Red Internacional de La Izquierda Diario):
El racismo y el aislamiento son enemigos de cualquier cooperación internacional y emancipación humana. No vemos a los refugiados como competidores en el mercado laboral ni como alborotadores. Son la parte más privada de derechos y oprimida de la clase trabajadora actual. Son nuestros hermanos y hermanas de clase con quienes queremos unirnos por un mundo mejor y contra la explotación patronal y contra los gobiernos que quieren disciplinarnos con militarización y regímenes fronterizos. En este sentido, queremos defender más que nunca la consigna del movimiento antirracista: ¡Fronteras abiertas! ¡Derecho a permanecer y derechos de ciudadanía plenos para todos!