La policía y la Guardia Civil reprimieron durante los últimos tres días a miles de migrantes que trataban de saltar la valla de Melilla. En una deriva autoritaria y guerrerista por parte de los gobierno europeos, entre ellos el español, la Europa fortaleza legitima sus políticas mas reaccionarias
Viernes 4 de marzo de 2022 22:27
Desde el miércoles más de tres mil personas han intentado saltar la valla de Melilla, en uno de los intentos más numerosos que se recuerda por tratar de cruzar la frontera española- marroquí.
En esta ocasión la actuación por parte de la policía y la Guardia Civil española ha sido de una violencia inusitada. Las redes se han llenado de imágenes y videos de agresiones impunes a cientos de jóvenes que huyen del hambre, las guerras y la pobreza.
📺 Estas dos últimas jornadas en #Melilla con los dos saltos a la valla nos están dejando imágenes cómo estas. @rtvenoticias pic.twitter.com/baATJZA8zt
— RTVEMelilla (@RTVEMelilla) March 3, 2022
Diversas organizaciones de derechos humanos han contabilizado en diez las personas que han tenido que ser hospitalizadas debido a la violencia policial. Sin embargo según relatan muchos vecinos de la zona esta cantidad podría ser mucho mayor, ya que muchos de los inmigrantes no acuden a que se le proporcione ayuda hospitalaria por miedo a las represalias.
Por otro lado la escalada en la represión ha llegado hasta la utilización de armas, todavía no queda claro si de fogueo o con munición real, lo cual significa un precedente muy grave en el aumento de la violencia contra la población migrante.
Los CETIs (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) aparentemente vuelven a estar desbordados, y quienes logran cruzar la frontera son mantenidos en condiciones de hacinamiento en estas auténticas cárceles para inmigrantes.
También varios medios han grabado como la policía española viola sus propia legislación expulsando a muchos de estos jóvenes mediante las conocidas devoluciones en caliente. Estas consisten en regresar a territorio marroquí sin ningún control legal y sin ninguna garantía.
Han sido tres jornadas en la que la política migratoria y el racismo institucional han mostrado su verdadero rostro. A la violencia policial desatada en el lado español se le suma la aún más descarnada por el lado marroquí. La Unión Europea en los hechos paga a través de diversos fondos, a la policía de este país para que realice el trabajo sucio que muchas veces no quieren realizar sus cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Esta situación se da en medio de la inminente crisis migratoria provocada por la guerra en Ucrania. El Gobierno del PSOE (partido socialista) y Unidas Podemos parece querer dar un mensaje muy claro a los miles que se encuentran en territorio marroquí intentando cruzar la frontera. Y es que a pesar de la retórica y los falsos discursos de solidaridad con los desplazados ucranianos esto no significa una política de fronteras abiertas y mucho menos con la población africana.
La deriva militarista y guerrerista que ha emprendido de forma acelerada los países de la Europa imperialista amenaza con tener como una de sus principales consecuencias el legitimar y redoblar la violencia policía contra la población inmigrante. Sin duda este autoritarismo de la Unión Europea termina dando luz verde a las propuestas más reaccionarias de la extrema derecha pero de la mano de gobiernos supuestamente progresistas como el del Estrado español.
La violencia de estos días en la frontera de Melilla no podemos dejarla pasar por alto. La solidaridad con todos los que sufren las consecuencias de la barbarie capitalista sean de donde sean tiene que ser un principio básico para construir una alternativa internacionalista y de clase frente a las políticas reaccionarias de los gobiernos europeos.