Como consecuencia del Tancazo, el proletariado chileno se movilizó “en un grado de combatividad sin precedentes” y dio “un salto notable de conciencia y organización”, acentuando el “poder obrero”, mientras parecía resquebrajarse la unidad de las Fuerzas Armadas ante la posibilidad de un nuevo golpe
Martes 9 de agosto de 2022

Bajo el título “Crónica de una semana decisiva”, un militante de izquierda escribió esta dramática narración de los sucesos que se desarrollaron en oportunidad del fallido golpe militar del 29 de junio de 1973, vistos desde Valparaíso:
Viernes, 29 de junio
9:20 horas: Prendemos la radio y oímos tableteo de ametralladoras. Pensamos que puede ser una radionovela, pero enseguida comprobamos que es real ¡es el golpe tantas veces anunciado! La radio Agricultura, de derecha, está transmitiendo desde su ubicación frente a La Moneda.
9:30: Las radios de izquierda comienzan a transmitir en cadena. Habla Allende desde su residencia y llama a la clase obrera y al pueblo a marchar “con precauciones y con lo que tengan” hacia el centro de la ciudad para defender al gobierno.
9:40: Llegamos a la Universidad. Llegan también centenares de estudiantes y de docentes de izquierda. Colaboramos en hacernos fuertes en una facultad. Ignoramos las proyecciones militares del levantamiento.
9:50: Vuelve a hablar Allende, esta vez más tranquilo, y pide que no se concurra al centro, pues unidades leales marchan a sofocar el levantamiento. Este se limita a una regimiento de tanques que sigue cañoneando La Moneda, defendida por la guardia de Carabineros. La CUT llama a ocupar todo los lugares de trabajo. Donde nos encontramos se comienzan a organizar escuadras de a diez y se discute desordenadamente cuál es la táctica militar a seguir, teniendo presente el peso decisivo de la Marina en la zona y conociendo el predominio claramente derechista de su oficialidad.
10:30: Las radios de izquierda describen con sus equipos de exteriores las marchas y preparativos de los obreros en las zonas industriales de Santiago. Vuelve a hablar Allende y señala que está reunido con el Estado Mayor de las fuerzas Armadas, y se conmina a la rendición a los golpistas. Se declara zona de emergencia todo el país, lo que supone que todas las provincias quedan bajo mando militar.
11:00: Se va teniendo la certeza de que el movimiento va siendo controlado y no existen levantamientos en otros lugares (después se sabrá de amagos en algunos destacamentos).
11:30: Se produce la rendición de los golpistas ante la presencia del comandante en jefe del Ejército, general Prats, que el día anterior había sido objeto de una provocación muy bien montada; ahora aparece claramente vinculada al plan sedicioso.
12:00: La movilización popular no cesa. Recorremos algunas fábricas y vemos que los obreros siguen organizándose y recibiendo instrucción para el combate. Se fabrican armamentos a partir de explosivos y molotovs.
18:00: Durante toda la tarde continúa la organización de piquetes y escuadras a todo nivel. Se tiene la certeza de que aún no ha pasado todo y que en cualquier momento puede reagravarse la situación. Se analiza que no tiene sentido el levantamiento de un regimiento aislado; necesariamente tiene que tratarse de un paso en falso de una conspiración más amplia. Se hacen esfuerzos para superar la desorganización en que el reformismo mantenía a las masas, sin que se pueda evitar la improvisación y el desconcierto. Los distintos partidos de izquierda buscan organizar a sus bases y se realizan cursillos dando nociones elementales para la defensa y el ataque.
18:30: Convocada por la CUT se realiza frente a La Moneda una concentración que es transmitida en cadena por radio y televisión. Se reúnen cientos de miles de personas pese a no haber medios de transporte. El clima es de una enorme combatividad y se pide “paredón” para los momios. La consigna de “luchar, crear, poder popular”, que venía impulsando la izquierda revolucionaria, se transforma en patrimonio de toda la masa. Se aclama al general Prats, al que las radios de izquierda presentan como el héroe de jornada. Hasta Allende. Su discurso es conciliador. Vuelve a reafirmar los principios de la “vía chilena” y la masa replica: “a cerrar, a cerrar, el Congreso Nacional”. Pide calma y volver a casa “a besar a las esposas y los niños”. Por su parte, la CUT insiste en que las ocupaciones siguen. En Valparaíso la Marina desautoriza la concentración que la CUT pretende realizar.
Sábado, 30 de junio
Continúa el clima de tensión durante todo el día. Siguen tomas y el fortalecimiento de las medidas organizativas, aunque con desigual intensidad. Corren infinidad de rumores.
16:00 horas: Desde contactos nos llega el aviso de que la Marina contempla la posibilidad de sublevarse esa misma noche. Hay documentación incontrovertible; incluso se obtiene el santo y seña que debía ser propalado por una radio derechista antes de medianoche para dar inicio al alzamiento. Todas las fuerzas de izquierda estructuran un Comando Militar Revolucionario de la región y se acuerda una señal y algunas claves que se transmitirán.
17:00: Se conocen desinteligencias en el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas; siguen llegando elementos que confirman la posibilidad del alzamiento. Se ordena a nivel nacional el estado de emergencia de todas las fuerzas de izquierda.
21:00: Los estudiantes secundarios y universitarios, organizados en escuadras, estudian las instrucciones que van llegando, a la vez que explica el funcionamiento de distintas armas de fuego y explosivos.
23:00: Se decide abandonar las facultades y colegios situados en la parte plana de la ciudad y dirigir las escuadras de estudiantes y profesores hacia los Cordones Industriales y poblaciones populares de los cerros. Se establecen redes de contacto para acceder a algunos armamentos con los que se cuenta (desde ya, insuficientes). Nos dirigimos a un barrio popular muy cercano a una de las bases navales. Se montan turnos de guardia. Se está, pendiente de la señal radial que dará por iniciado el enfrentamiento. Tenemos la certeza que se tratará de una sangrienta guerra civil, y de que que estamos en la primera línea de fuego.
24:00: La señal no se produce. Se están realizando intensas discusiones en los altos mandos y en las instancias inferiores. Se conocen determinaciones de algunas unidades que deciden combatir junto al pueblo. Algunas de estas determinaciones se toman en circunstancias francamente emocionantes.
Se señala que el principal impedimento del alzamiento sería la desconfianza de los golpistas en la tropa, de cuya subordinación no están seguros. Las radios de izquierda siguen con programas musicales y haciendo alusiones indirectas a la situación. La consigna es “vigilancia en armas, nadie duerme”.
Domingo 1° de julio
2:00 horas. Se reúne el comando militar zonal. Analizan algunas posibles acciones y se establece que lo fundamental es la organización militar del pueblo, para lo que se toman algunas medidas. Existe el compromiso de algunos sectores de las Fuerzas Armadas de entregarnos armas.
5:00: Las guardias detectan movimientos de comandos fascistas. Siguen llegando informaciones de las deliberaciones en las Fuerzas Armadas en algunas unidades los oficiales elaboran proclamas golpistas y se licencia al personal detectado como de izquierda.
Marinos detenidos por oponerse a las ordenes golpistas del 29 de junio de 1973
7:30: Comienza a aclarar. El levantamiento parece haberse aplazado. Sin lugar a dudas ha sido la noche más larga y tensa de nuestras vidas. Se toman medidas para turnar las escuadras y posibilitar el descanso.
17:00: Se informa que la derecha militar golpista, mayoritaria en la oficialidad, aunque no en forma decisiva, exige “garantías” para que se detenga el proceso revolucionario. El sector “constitucionalista”, por su parte maniobra para evitar el enfrentamiento. La lucha de clases ha llegado en toda su intensidad a los cuerpos armados del Estado burgués. El Partido Nacional y la Democracia Cristiana pretenden lavarse las manos del golpe. Los primeros insisten en que el gobierno es el responsable al haber “caído en ilegitimidad” y los segundos le exigen al gobierno transar en toda la línea. Ambos coinciden en no entregar las facultades al ejecutivo para afrontar la situación. Tratan de salir de la defensiva en que la movilización de las masas los colocó. Los dirigentes de la banda fascista Patria y Libertad, directamente vinculados a la fracasada conspiración, se han asilado en la embajada del Ecuador, dejando en ascuas a sus servidores.
Lunes, 2 de julio
Sigue las ocupaciones. L Marina allana domicilios de dirigentes de izquierda y realiza provocaciones desalojando violentamente un colegio secundario. Se tienen informaciones de forcejeos en algunas unidades militares.
17:00: Recrudece nuevamente la tensión. Otra vez la Marina contempla la posibilidad de alzarse esta noche. Se vuelve al estado de emergencia. Todos se dirigen a sus puestos en las escuadras.
19:00: Se informa de un enfrentamiento en uno de los buques de la flota donde la tripulación toma control y detienen a la oficialidad.
Martes, 3 de julio
2:00 horas: Vamos a organizar escuadras a una población obrera en un cerro. Al llegar nos esperan cerca de 30 militantes. El resto de la población duerme, pero nos señalan que en pocos minutos podrían levantarse en caso de necesidad. Entre los 30 hay mujeres de edad que escuchan atentamente las instrucciones y afrontan la posibilidad de tener un arma en sus manos en cualquier momento.
8:00: Pasa otra noche sin que el conflicto estalle. En algunos compañeros la tensión nerviosa y el cansancio hacen mella; otros son dignos de admiración por su entereza y perseverancia.
10:00 Siguen las discusiones de alto nivel en La Moneda. El anuncio del nuevo gabinete que surgirá de la negociación se posterga el miércoles. La intención de Allende es la de incorporar nuevamente a los militares.
Miércoles, 4 de julio
Las condiciones de los militares son de tal índole, que implican su control definitivo del Estado. Todos los partidos de la UP se oponen. La CUT reitera que las ocupaciones deben seguir.
Jueves, 5 de julio
Fracasan también las tentativas de incorporar a Felipe Herrera y sectores tecnicistas de la Democracia Cristiana al gabinete. Se conforma uno de características similares al anterior. La derecha pone el grito en el cielo por las ocupaciones de fábricas y sostiene que los obreros se están armando. Se tiene la certeza de que la situación habrá de reagravarse a corto plazo. Se entra en un impasse donde las distintas clases pondrán en tensión todas sus fuerzas. El enfrentamiento se avecina y todos los perciben como inevitable.
Concluye una semana trascendental en la historia de Chile. En ella las fuerzas populares aprendieron más que en los tres años anteriores. Las posibilidades de maniobra del reformismo han disminuido sensiblemente. La lucha por el poder tensa todas las contradicciones de la sociedad chilena.