La grave crisis económica es una de las muestras del fracaso del chavismo, que prometió el “desarrollo nacional”. Las “soluciones” que propone la MUD apuntan invariablemente a “restaurar” y fortalecer el poder social de los empresarios, y la dominación imperialista.

Ángel Arias Sociólogo y trabajador del MinTrabajo @angelariaslts
Sábado 1ro de julio de 2017
Si una razón de ser se planteó el chavismo como proyecto nacional, fue aquella de “pasar de la Venezuela rentista a la Venezuela productiva”, alcanzar el “desarrollo nacional con justicia social”. Tras más de década y media la profunda crisis económica muestra que eso no pasó del lema, los “grandes proyectos” resultaron ser espejismos de un largo período de altos precios petroleros, y la reducción de la exclusión social y la pobreza fueron relativos y circunstanciales, al tiempo que se acentuaban el rentismo, la dependencia y el endeudamiento nacional.
La derecha toma revancha y postula sus “soluciones” a la crisis, todas las cuales apuntan a cuestionar la intervención estatal en la economía, a brindar mayor discrecionalidad a los capitalistas privados y reforzar la dependencia del capital imperialista, lo que es decir profundizar el sometimiento del país, y en particular de la clase obrera y los sectores populares, a los intereses del capital privado, tanto nacional como imperialista. Aquí señalamos brevemente aspectos de este programa de sumisión al “totalitarismo” de la razón empresarial, tomando como referencia los “Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019)”, suscritos por los pre-candidatos presidenciales de la MUD en sus últimas primarias, así como el “Proyecto de ley para la activación y fortalecimiento de la producción nacional”, finalmente aprobado por la Asamblea Nacional con mayoría de la oposición, a finales del año pasado.
El empobrecimiento de la clase trabajadora
La Exposición de motivos de la Ley señala que “La combinación de inflación y escasez está condenando a los venezolanos que dependen de su salario para vivir, a la pobreza”, partiendo así de reconocer como una de las expresiones más claras de la crisis actual la caída brutal de las condiciones de vida de los trabajadores. Si hay una clase social que está cargando sobre sus espaldas el costo de la crisis es la clase obrera, sin embargo, la oposición propone que es satisfaciendo los intereses de la clase capitalista como “saldremos de la crisis”.
Un diagnóstico convenientemente parcial y profundamente ideológico
Así como el gobierno se ha inventado el argumento de la “guerra económica” para pretender explicar la crisis, ocultando las razones de fondo de la misma y su propia responsabilidad, la derecha hace lo propio señalando la intervención y el control por parte del Estado como los fundamentos de la crisis. “Se decidió que las relaciones entre el estado y el esfuerzo privado estarían basadas en el intervencionismo y control y quedó claro que fue un error, porque el resultado ha sido trabas y frenos al esfuerzo privado. Se decidió expropiar, intervenir y acumular en manos del estado la propiedad de gran cantidad de empresas y quedó claro que fue un error”.
Según este cuadro, la milmillonaria fuga de dólares que banqueros y empresarios de todo color político –además de funcionarios corruptos– han llevado a cabo durante más de una década, no cuenta entre las razones centrales de la crisis actual, ese descomunal saqueo de la renta petrolera pública –que suma unos 500 mil millones de dólares, según el ministro de Comercio Exterior– efectuado por variopintos sectores de la burguesía nacional (y la burocracia estatal) no tiene centralidad para la MUD. Así mismo, tampoco impugnan la sangría que significa el pago religioso y oneroso de la deuda externa, la deuda eterna mediante la cual se alimenta la usura de los buitres del capital financiero de las potencias capitalistas, a costa de negarle recursos a las necesidades del país y su pueblo: entre 2014 y 2016 fueron 60 mil millones de US$, y este año serán, como mínimo, 17 mil millones más.
Estas cuestiones están en el corazón de la crisis, y muestran la necesidad de afectar los intereses de la parasitaria burguesía nacional y del capital financiero imperialista para poder dar una salida acorde a los intereses nacionales, obreros y populares, pero convenientemente la derecha les resta importancia y hace una semblanza donde la burguesía nacional aparece como la víctima de un Estado acosador que “obligó a quebrar muchas empresas” y redujo la empresa privada a su mínima expresión. Esto último, totalmente falso, pues salvo en el sector petrolero –donde el predominio estatal no es ninguna novedad y precede en décadas al chavismo–, la empresa privada siguió existiendo y con gran preeminencia en la economía nacional, las estatizaciones alcanzaron a una cantidad pequeña de empresas, varias decenas en un mar de muchas otras miles de empresas privadas que continuaron en pie.
La derecha considera un hostigamiento a los capitalistas cualquier regulación y control que se ejerza desde el poder público, por más leve que sea, que apunte a poner algunos límites o contornos a la voluntad empresarial, le parece en cambio, legítimo, que estos chantajeen a todo un país en función de su sed de ganancia, por eso no cuestiona en lo más mínimo a la burguesía nacional por la desinversión, la fuga de capitales y la especulación.
Toma la ineficiencia y desastre del gobierno en muchas de las empresas estatizadas para fustigar la noción de propiedad estatal y para encubrir la responsabilidad de los capitalistas privados en el resto de la economía, donde de la empresa privada representa la gran mayoría.
Reducción y eliminación de impuestos a los capitalistas
Parada en esa lógica la oposición habla de la “voracidad fiscal” del Estado en estos años y propone… “disminución especial del monto a pagar por concepto de impuesto sobre la renta, del treinta por ciento (30%) del monto de las nuevas inversiones realizadas… que aumenten la producción”. El esquema de impuestos actual en nuestro país es regresivo, porque aportan más quienes menos tienen, el impuesto al consumo (e indirectamente al salario), el IVA, aporta más del doble de lo que aporta el impuesto que pagan los propietarios y empresarios, el ISLR, pero cuando la derecha habla de “voracidad fiscal” no se está refiriendo a ese golpe al bolsillo del pueblo, sino a la “carga” para los pobrecitos empresarios.
Proponen así mismo eliminar los impuestos por conceptos de exportación: “todas las personas naturales y jurídicas podrán retener hasta el cien por ciento (100%) de los ingresos que perciban en divisas, en razón de las exportaciones realizadas”, siempre que dediquen la mayor parte de esas divisas a las labores de producción para exportar. La verdad es que en esto el gobierno coincide plenamente con la derecha y ha venido adelantando una política similar, lo que también es parte de los “estímulos” para convencer a los capitalistas de que traigan de vuelta al país parte de la descomunal fuga de capitales. En lugar de conminarlos, obligarlos y sancionar la sustracción al país de esos recursos, la oposición y chavismo acuerdan en premiarlos exonerándoles impuestos.
Mayor liberación de precios: que aumenten como les venga en gana
Una declaración de guerra al salario y el bolsillo del pueblo trabajador: los precios fijados por la Superintendencia (SUNDDE) “podrán ser modificados por los productores cada dos (2) meses”. Por si no bastara el avasallamiento que la inflación causa hoy en nuestras condiciones de vida, se propone legalizar esa voracidad con que los empresarios mantienen sus niveles de ganancias a expensas del pueblo. Si ya el “control de precios” del gobierno es cada vez más una farsa, autorizando los aumentos que exigen los empresarios, esto sería un paso más en subordinar nuestras condiciones de vida a las necesidades de lucro de los capitalistas.
Reducción del gasto público, más endeudamiento nacional y mayor devaluación del bolívar
El recetario de ataques a las necesidades del pueblo continúa con la vieja conseja neoliberal de reducir el gasto público: “se deberá reducir la tasa de incremento del gasto corriente”, dice el documento suscrito por los aspirantes presidenciales de la MUD en las últimas primarias, así como que el Estado deberá ir “estabilizando los precios por medio del control de sus propios gastos”. Entonces, al tiempo que se le da vía libre a los empresarios para aumentar cada dos meses los precios, se le traslada la responsabilidad de estabilizar los precios al Estado mediante la reducción del gasto.
Sostienen que “A pesar del actual endeudamiento del gobierno y de PDVSA” la situación “obligará al próximo gobierno a solicitar créditos adicionales a la Asamblea Nacional y a examinar opciones de endeudamiento que no hayan sido agotadas por la actual administración”. Es decir, a pesar que el pago de la deuda externa ha significado, entre otras cosas, alimentar la usura del capital financiero internacional a cambio de la drástica reducción de recursos para alimentos y medicinas, llevando a situaciones dramáticas, cuando no trágicas, la “solución” es… endeudar más al país, hipotecar más el futuro.
Por si hiciese falta decirlo, reducción del gasto público y mayor deuda pública significan casi automáticamente reducción de subsidios a las necesidades de los más vulnerables y aumento de los servicios públicos.
El valor del bolívar, lo sabemos, está por el piso, además de la dinámica propia del mercado, el gobierno actual lo devalúa oficialmente cada tanto, con una lógica de “derrotar el dólar paralelo con mayores devaluaciones oficiales”. Lo que propone la oposición es profundizar ese mecanismo: “Es deseable un tipo de cambio único y competitivo”, sin embargo, dado que “no es posible la súbita eliminación del control, que implicaría una maxidevaluación… la eliminación del control debe ser gradual”. Continuar devaluándonos el salario “gradualmente”.
En la próxima nota continuamos mostrando el recetario neoliberal del programa económico con que aspira volver a gobernar la derecha nacional.

Ángel Arias
Sociólogo venezolano, nacido en 1983, ex dirigente estudiantil de la UCV, militante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) y columnista de La Izquierda Diario Venezuela.