La reunificación que discuten los dirigentes solo toma en cuenta sus intereses particulares. Lejos está de servir para enfrentar el ajuste.
Miércoles 20 de julio de 2016
En apenas siete meses de asumido, el gobierno derechista de Macri y sus funcionarios CEO, muestra el ajuste programado por la burguesía contra el pueblo trabajador. Ajuste del que no difiere, como lo dijo hace pocos días, Miguel Bein, economista del excandidato presidencial Daniel Scioli, cada vez que se lo consulta públicamente, solo diferenciándose en los tiempos.
De las dos opciones que nos daba el ballotage, ninguna planteaba en su programa que el ajuste lo paguen los empresarios y las multinacionales, que se han beneficiado en los últimos diez años del crecimiento económico que tuvo la Argentina. Eso sí, el mismo se dio a costa de millones de trabajadores precarizados.
De esto las CGT –divididas bajo el kirchnerismo- casi ni hablaban estos años. Solo Moyano ha llamado a algunos paros, haciendo eje en el impuesto al salario (otro gran robo al pueblo trabajador), pero casi sin nombrar a los millones de asalariados que trabajan en condiciones totalmente precarias y que no llegan, hoy mismo, a un salario superior a 7000 pesos, lo que no alcanza a la tercera parte la canasta familiar. Ni hablar de la CGT y CTA de Yasky -en ese momento oficialistas- o la CTA Micheli que hizo muchas declaraciones combativas pero mantuvo un claro seguidismo a la CGT Moyano.
¿Para qué debe servir la unificación de las CGT?
Hoy la situación ante el nuevo gobierno muestra una línea de unir a las CGT e incluso podría sumarse la misma CTA de Yasky, aunque eso habrá que verlo.
Pero en principio la unidad de la CGT no implica directamente la unidad del movimiento obrero, ya que si bien muestra una unidad de distintos sindicatos, millones de trabajadores aún siguen sin poder organizarse en los mismos. Esto es producto de la política de las conducciones sindicales, en complicidad con las patronales, de dejar a un sector de la clase obrera fuera de los derechos laborales y sindicales.
Pero además, en esta unificación se muestra más la pelea por intereses sectoriales de los propios dirigentes burocráticos de las distintas CGT, que por las reivindicaciones obreras.
Para dar cuenta de esto no hace falta hacer un curso de historia sobre las valiosas luchas que ha dado el movimiento obrero, alcanza solo con ver la ubicación de las centrales sindicales ante el ajuste en curso: una gran tregua que favorece ni más ni menos que a los empresarios, a las multinacionales y al Gobierno.
Por otro lado, están quienes se diferencian de estos dirigentes y que son parte de sindicatos dirigidos por el kirchnerismo, algunos más, otros menos, pero que se referenciaron todos estos años en ese “modelo”, como es el caso de Foetra Bs.As.
Aquí tampoco se ve que su línea sea realmente resistir ante el ajuste contra el pueblo, sino más bien esperar el resultado que dará esa reunificación de las CGT, a la cual verán críticamente o no según quien esté encabezando.
El tema principal pasa porque ninguno de estos sindicatos, que siguen reivindicándose en parte del kirchnerismo, se ha pronunciado siquiera públicamente contra el tarifazo que afecta al conjunto de la clase trabajadora y que hace que, producto de las pobres paritarias, todo aumento sea justamente absorbido por las subas de tarifas de hasta el 400%.
Tampoco se los ve llamando a acciones en las calles o en los gremios contra el mismo tarifazo. Pareciera que el #Ruidazo del jueves 14/07 no ha llegado a sus oídos. Esto a pesar de que hay encuestas que muestran que en Capital y Gran Buenos Aires, el 78% de la población está a favor de esas protestas, más allá de su convocatoria activa.
En el último plenario de Foetra, la agrupación Violeta que integro, propuso pronunciarnos contra el tarifazo, exigiendo a las centrales sindicales un paro nacional para enfrentar el mismo, pero la conducción kirchnerista del sindicato se negó.
La excusa de que hoy hay distintas tendencias en la CGT y que un sector de éstas ha apoyado en su momento al macrismo para que llegue al gobierno (en referencia principalmente al moyanismo), se usa para no sentar posición pública ante el tema y tampoco llamar a acciones concretas contra el ajuste, punto con el que la inmensa mayoría de los trabajadores estarían de acuerdo, más en medio de una dura pelea en las paritarias como la que estamos protagonizando.
La unificación del movimiento obrero desde las bases es la clave para pelear contra el ajuste y también contra la precarización que quieren seguir aplicando desde el Gobierno y las empresas, unificando a trabajadores de planta, tercerizados, contratados de distintos sectores y de distintos gremios en un pelea en común por las distintas reivindicaciones.
Poco vendrá desde arriba si la política de la CGT es seguir con esta tregua, dejando aisladas distintas luchas o sin unificar las demandas del pueblo trabajador en un solo reclamo. En cambio, sí vendrá de las organizaciones de base, cuerpos de delegados, comisiones internas y sectores combativos, coordinando y unificando estas luchas, como también exigiendo e imponiendo a las centrales sindicales la pelea por el conjunto de los intereses de la clase trabajadora.