La consolidación del golpe institucional en el país abre un vivo debate. Y ahora: ¿qué hacer? Salir a las calles es la respuesta inmediata, eso es correcto pero ¿Qué más? ¿Qué debemos defender?
Viernes 9 de septiembre de 2016
La consolidación del golpe institucional en el país abre un vivo debate. Y ahora ¿Qué hacer? Salir a las calles es la respuesta inmediata de una parte de aquellos que, al igual que nosotros, se opuso al golpe. Eso es correcto pero ¿Qué más? ¿Qué debemos defender?
La derecha viene “caliente”. Se divide entre qué tan rápido y cuánto nos atacarán. Los medios y los tucanos (partidarios del PSDB) le pasan factura a Temer por la "reforma previsional ya". Pero estamos lejos de una ofensiva de la derecha sin resistencia, porque la clase trabajadora no está derrotada. Pero el peligro está ahí. Por eso muchos lectores (de Esquerda Diario) nos han escrito para que tengamos cuidado con las críticas al PT y otras organizaciones políticas, porque hay que tener "unidad" en este momento difícil.
Se trata de un sentimiento correcto, necesitamos tener fuerza para enfrentar a la derecha. El primer pensamiento que surge es "bien, si unimos a todos los que son antigolpe", ahí ya tenemos un buen comienzo.
En un nivel eso es correcto. Es parte de lo que nosotros los marxistas denominamos "frente único": cómo establecer una unidad de acción y hacer cada uno, cada agrupación con sus tradiciones y perspectivas, manteniendo su independencia, pero también golpear juntos al enemigo común.
Por eso el MRT, organización que impulsa la Esquerda Diário, sale a las calles junto a miles en estas manifestaciones que se están realizando.
Sin embargo, al mismo tiempo intentamos discutir una perspectiva para el movimiento "Fora Temer". Para que sea realmente efectivo, el movimiento debe sobreponer dos claros límites que el PT le intenta poner.
El primero es el intento de desvincular el movimiento de la fuerza necesaria que necesitamos para responder a los ajustes, a los despidos, a las privatizaciones, al ataque a las jubilaciones. Como si la lucha de la clase trabajadora fuese una cosa y las movilizaciones, otra. Para la élite no es así. Dieron ese golpe para atacar más duramente de lo que venía haciendo el PT. Si encaramos por separado los problemas, vamos a tener huelgas débiles y aisladas y movilizaciones con mucha fuerza de la juventud y la clase media pero sin la fuerza para trabar la rueda del camión golpista: la economía. Por eso hemos llevado a las manifestaciones nuestra exigencia de que la CUT y la CTB hagan lo que no hicieron en los 13 años de gobierno del PT: una huelga general.
Las centrales sindicales no hicieron ninguna huelga general no porque no hubiesen ataques, que iban desde militarizar las obras, el remate de las reservas petroleras de la zona marítima de extracción de crudo conocida como pre-sal, la quita de derechos como el seguro desempleo, sino porque no querían enfrentarse con "su" propio gobierno. Porque nos hacían creer que eran un mal menor. "Mejor con el PT que sin él". Esa media verdad nos paraliza. Como decía el marxista italiano Antonio Gramsci, el mal menor es una lógica que siempre nos lleva a un mal mayor, porque echamos mano de luchar por lo que efectivamente necesitamos en nombre de una supuesta unidad. Así fue que, frente al candidato de Eduardo Cunha, el PT votó a Rodrigo Maia, del DEM, y es así que frente a los tucanos, el aliado preferencial era el golpista Temer. La flecha de la lógica del mal menor apunta siempre hacia la derecha. Es un camino lento hacia ella, decía Gramsci.
"Un mal menor es siempre menor que uno subsecuente posiblemente mayor. Todo mal resulta menor en comparación con otro que se anuncia mayor y así hasta el infinito. La fórmula del mal menor, del menos peor, no es más que la forma que asume el proceso de adaptación a un movimiento históricamente regresivo cuyo desarrollo es guiado por una fuerza audazmente eficaz, mientras que las fuerzas antagónicas (o mejor, los jefes de las mismas) están decididas a capitular progresivamente, en pequeñas etapas y no de una sola vez (...)" (Cuadernos de la Cárcel, Cuaderno 16, §25).
Ahora, frente al golpe, ¿cuál es el mal menor por el que abogan? Que vuelva Lula o que venga Ciro. Tanto Lula, ya lo sabemos, como Ciro, se preparan para llevar adelante gobiernos ajustadores. De la eterna conciliación con la derecha (al final siempre hay una peor). ¿Es eso lo que necesitamos? ¿Es eso lo que queremos?
Luchar ahora por nuevas elecciones como quiere Lula y el PT. ¿Qué lograríamos? Tirar abajo el golpista. Ok. Ahí entonces, elegir a alguien para que nos ataque. ¿Cómo quedaría la izquierda en una nueva elección? Con las actuales reglas, quedaría fuera de la televisión, como lo está ahora. Ahí tendríamos que, según esa lógica, apoyar a Lula o a Ciro, ya que del otro lado están Aécio, Bolsonaro, Marina Silva...
Podemos y debemos cuestionar al conjunto de este régimen podrido, de corrupción, de ataques a los derechos de los trabajadores. No queremos cuestionar un Congreso lleno de privilegiados solo de vez en cuando, queremos cambiar todas las reglas del juego. Creemos que esto solo es posible terminando con el capitalismo, pero mientras la mayoría de los trabajadores no defienden esa perspectiva, proponemos que realmente sea "el pueblo que decida", que pueda discutir todo. Desde una ley para prohibir los despidos, la continuidad o no del pago de la deuda pública a 20.000 privilegiados, y cuál debería ser el salario de los políticos, si el actual o como el de una docente, como proponemos. Por eso defendemos luchar por una nueva Constituyente.
Hace falta fuerza para luchar contra la derecha y los golpistas. Hace falta unidad. Pero en nuestra opinión, debe ser una unidad para realmente llevar el cuestionamiento a la raíz de los problemas. Estamos juntos para luchar contra Temer, pero es posible y necesario hacerlo llevando la lucha a las fábricas y lugares de trabajo para derrotar los ataques que el PT comenzó y Temer quiere acelerar. Una unidad para ir más allá del mal menor que es el camino paso a paso hacia la derecha. Una unidad para cuestionar el conjunto de este régimen político.