En un acto en la ex Esma, Cristina Fernández de Kirchner, defendió al capitalismo como “un sistema económico que demostró su superioridad respecto al colectivismo o socialismo” y para no dar “tanta vuelta” en su explicación apeló al filme alemán, Good Bye Lenin. En otro ataque a la izquierda confundió el programa histórico de afectación a la propiedad privada mandando zaraza.
Jueves 21 de octubre de 2021 17:50
La vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, habló en un acto en la ex Esma el sábado. Fue en la víspera del Día de la Lealtad. Recordó qué fue y qué es el peronismo, la relación entre política y economía, o mejor dicho, entre peronismo, Estado y capitalismo. En su defensa del capitalismo apeló al filme alemán, Good Bye Lenin, aunque a decir verdad parece que no lo vio o se lo contaron mal. Veamos.
Cristina dijo:
“Un tercio del electorado se fue a los extremos. O votaron a los que quieren quemar el Banco Central, o votaron a los que siguen sosteniendo que hay que expropiar todo a todos, que ya los conocemos. No voy a ahondar en mayores argumentos, todos los conocen”.
La realidad es otra. Ya hace más de 150 años, Karl Max junto a su compañero de vida, Federico Engels, cuando ponen a disposición de la clase trabajadora y el campesinado alemán y europeo, El Manifiesto Comunista, aclararon “Se horrorizan porque queremos abolir la propiedad privada, Pero en su sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus integrantes”.
La expropiación por la que peleamos es sobre un selecto grupo de expropiadores diarios del trabajo ajeno: los grandes empresarios, banqueros y terratenientes. El 1% de la población que posee más del doble de riqueza que 6900 millones de personas en el mundo según la Oxfam en la actualidad.
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Otra frase polémica de Cristina fue esta:
“El capitalismo es un sistema económico de producción de bienes y servicios que se ha demostrado hasta ahora el más eficiente frente al modelo colectivo, socialista o comunista. Hay una película que lo ejemplifica mucho mejor, Good Bye Lenin, es una joya para entender sin tanta vuelta y tanta cosa, por qué se cayó el Muro. El Muro se cayó porque querían consumir lo que consumían del otro lado…, eso es el capitalismo.”
Si bien es una simplificación en los extremos la explicación que da la vicepresidenta sobre la caída del Muro, pasando por alto varios acontecimientos históricos (la huelga metalúrgica en Berlin de 1953 donde los obreros peleaban por la reunificación alemana bajo un gobierno propio, un hecho que anticipa un conjunto de acciones de la lucha de clases en los países soviéticos en pos de frenar el avance de la burocracia y defender las conquistas de la revolución como explicamos acá), pero lo que pone en duda toda su argumentación es el ejemplo elegido. Justamente la película alemana, Good Bye Lenin, estrenada en 2003 y dirigida por Wolfgang Becker, cuenta otra historia.
Resumidamente, la tensión familiar de un joven que intenta evitar que su madre -amante de la Alemania oriental- se entere que había caído el Muro luego de estar ocho días en coma antes de los acontecimientos históricos. Y por otro lado, que a raíz de estos cambios su hija había tenido que dejar la universidad y trabajaba en un Burger King o que su hijo encontró un empleo colocando antenas de TV. Asoma la precariedad laboral, el desempleo, que golpeó también sobre científicos, intelectuales, profesionales que fueron perseguidos o humillados. Es el caso del primer astronauta de la RDA, Sigmund Jähn, quién trabaja como taxista. El consumo de productos de occidente no compensó la pérdida de derechos y una profunda degradación social recorrió las calles de los ex Estados soviéticos.
Con la ilusión de las ventajas de la democracia frente a las todas restricciones de las burocracias estalinistas y los problemas económicos derivados del "socialismo en un solo país", la restauración capitalista se abrió paso instaurando las contradicciones propias de un modo de producción donde las ganancias valen más que las vidas de millones de trabajadores. La votación mayoritaria por la expropiación de los especuladores inmobiliarios en Berlín semanas atrás abre el camino para volver a decir, Welcome Lenin.
Por último, las definiciones polémicas de la vicepresidenta hay que ubicarlas en el marco del giro a derecha del Frente de Todos -luego de la derrota en las elecciones PASO- y la cada vez más difícil tarea de conciliar las necesidades de las amplias mayorías con las del selecto grupo de empresarios. Cristina insistió en que el rol del Estado es el de regular al capitalismo para permitir la inclusión a través del consumo. Justamente lo que está en jaque con el salto en la pobreza y ahora con la pulseada de los grandes empresarios de las alimenticias que resisten todo tipo de control de precios en pos de seguir amasando fortunas. Más que nunca el programa de la izquierda y el método de resolver por abajo los problemas vitales del pueblo trabajador están vigentes.
Gastón Remy
Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.