Escenas de la nueva normalidad II.
Soledad Flores Periodista y escritora
Viernes 4 de septiembre de 2020 18:03
Tetris enclenques de colchones, cajas, pedazos de madera y nylon, brotan como apéndices mal agregados en las paredes de la Biblioteca del Congreso. Las personas de la ranchada y las que esperan el colectivo, miran.
Un grupo de policías retiene en el piso a dos jóvenes varones. Están con las manos en la nuca y panza abajo. Dos efectivos tienen solamente la campera bordó del uniforme de la Policía de la Ciudad. Uno viste un pantalón de grafa marrón. El otro tiene un jean y está parado en medio de los pibes. Se agacha para gritarles más de cerca.
Hay al menos un Policía de la Ciudad que viste el uniforme completo. También hay un hombre de gorrita, buzo negro gastado y jean. Da vueltas alrededor de los detenidos y habla con los agentes. Hay otro hombre de saco gris, chupín oscuro y zapatos de cuero marrón que habla por celular. Otros uniformados de negro rodean de más lejos la escena. Camino despacio, trato de mirar más, pero un policía me clava la vista y sigo. Voy al supermercado.
La vuelta a casa obliga a pasar por esa esquina de nuevo. Ahora uno de los pibes está recostado contra un contenedor de basura. Mira al frente con cara de pavor. El otro está sentado con las manos esposadas en la espalda. Tiene un agujero en la frente que le chorrea sangre y el lado derecho de la cara hinchado como si una pelota de tenis le estuviera por rajar la piel.
Hay una camioneta blanca estacionada en la esquina. El hombre de gorrita y buzo viejo está en la parte de atrás, poniéndose encima de su ropa la campera bordó de la Policía de la Ciudad.
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6 de agosto de 2020
