La Ley de Identidad de Género fue aprobada en la Comisión de DD.HH, después de cinco años de espera, y a pesar de la demora que quiso imponer Fidel Espinoza (PS) para evitar tensiones con la Iglesia.
Miércoles 17 de enero de 2018

Hace una semana el presidente de la Cámara de Diputados Fidel Espinoza (PS) quiso retrasar las discusiones sobre la Ley de Identidad de Género con motivo de la visita del Papa Francisco, a lo que el gobierno respondió con una negativa y con críticas por parte del ministro secretario general de la presidencia (Segpres), Gabriel de la Fuente (PS). Mientras tanto la derecha saludaba en redes sociales - con personajes como José Antonio Kast - el gesto inicial de aplazar la decisión.
Este lunes, la Comisión de DD.HH aprobó la idea de legislar el proyecto de identidad de género, con una derecha que llegó dividida a las votaciones sin poder mantener el primer acuerdo que tenían como bloque antes de asumir como gobierno, con Felipe kast desarmando en primer instancia el acuerdo, seguido de los demás diputados de Chile Vamos, a excepción de Juan Antonio Coloma (UDI).
¿Sobre qué se aprobó la idea de legislar?
El proyecto que aún no está aprobado y que espera ser votado el próximo 23 de enero -después de cinco años de tramitación- se ceñirá a la despatologización de las personas trans, permitiendo a los mayores de 18 años cambiar de sexo y nombre por medio de trámites en el Registro Civil. Menospreciando el sentir de los niños y niñas trans deja en manos de sus apoderados la decisión sobre su identidad de género, teniendo que presentar antecedentes que acrediten su identidad.
Sin embargo, la ley deja vacíos al ver el cambio de género como un trámite, sin dar novedades sobre quién garantiza que los cambios de género sean accesibles -en términos de salud- para toda la comunidad trans. Además de dejar la responsabilidad de gestionar el cambio de género en un juez de familia.
¿Qué nos dicen las votaciones en la Cámara de Diputados?
Desde el principio del proceso de votación se vieron las grietas que existen en la Nueva Mayoría y Chile Vamos, con Fidel Espinoza (PS), queriendo aplazar la votación al ser un tema “delicado” en el contexto de la visita del Papa, gesto que fue saludado por los rostros más recalcitrantes de la derecha como José Antonio Kast, mientras que era criticado por sus pares de partido desde el Segpres. Más adelante veríamos a una derecha que choca entre sí, votando en su mayoría a favor del proyecto, cuando habían decidido el rechazo.
¿Por qué la derecha vota a favor de la Ley de Identidad de Género?
Ciertamente no se trata de que a los sectores conservadores le importen los derechos de la diversidad sexual en su totalidad, se trata para ellos, de proteger las libertades individuales que el capitalismo puede otorgar, se trata de una medida que pueda oxigenar el sistema, para que siga existiendo acomodándose a concesiones que mantienen el orden y la influencia de instituciones que son el pilar de este como la iglesia y el parlamento.
Así como los votos de la derecha prometen recibir con los brazos abiertos a quien quiera cambiar de género, con cinco años de espera a cuestas y un centenar de indicaciones, la Iglesia con la cara de el Papa Francisco plantea aceptar a la diversidad sexual “desde la misericordia de Dios y el corazón abierto” .
No podemos pensar que esa misericordia es algo positivo, porque la diversidad sexual históricamente ha sido vista por la Iglesia Católica como un error en contra de la humanidad. Este cambio en el diálogo no es más que el intento de convencer a un país que se presenta con un 25% de personas que no creen en la Iglesia y un 50% de habitantes que no encontraba relevante la visita del pontífice; esto ante una Iglesia que está atravesada por los casos de abusos a menores en manos de curas, que involucran la complicidad del Arzobispo Ezzati y el Obispo Barros.
Que la Ley de Identidad de Género sea aprobada con todas sus debilidades es un paso adelante para los derechos de la diversidad sexual, aunque es insuficiente porque no contempla las áreas de inclusión en educación y salud, ni mucho menos las diferencias entre ricos y pobres que afectarán los cambios de género de aquí en adelante, lo cual se expresará en las dificultades que la comunidad trans más precarizada se encontrará para costear el proceso de cambio. La aprobación de la legislación de este proyecto no debe ser vista de manera pasiva, debe ser una razón más por la cual organizarse por la separación efectiva de la Iglesia del Estado junto a los derechos de la diversidad sexual.