Este 1 de septiembre, un repudiado Peña Nieto rinde su último informe de gobierno, mientras en el Congreso de la Unión la correlación de fuerzas entre los partidos cambia abruptamente. Luego del triunfo arrollador del Morena en las elecciones del 1 de julio, sus diputados y senadores ocupan sus puestos con una holgada mayoría.
Sábado 1ro de septiembre de 2018
Con el revés electoral dado a los partidos del Pacto por México (PAN-PRI-PRD), las expectativas del pueblo mexicano se mantienen altas. En términos numéricos, pareciera que no hay ninguna razón para que no se produzca el tan esperado cambio.
Sin embargo, López Obrador, empeñado en una transición tersa hacia el 1 de diciembre, viene privilegiando el diálogo y acuerdos de continuidad neoliberal con los grandes empresarios; sostiene una política de reconciliación para mantener tranquilos a los políticos corruptos -muchos integrados desde antes al Morena-; y envía mensajes de “amor y paz” al gobierno de Donald Trump.
Para asuntos espinosos como el del Nuevo Aeropuerto, no duda en someterlos a consulta, dejando la puerta abierta para la continuación de las obras en Texcoco, mientras los pobladores de Atenco siguen a la espera de poder reunirse con el presidente electo.
Por el contrario, en rubros de mayor envergadura como la reforma energética, ni pensar en consultas, ésta se mantiene intacta.
Y en el fondo, atravesándolo todo, AMLO se prepara para aplicar las nuevas reglas impuestas por el imperialismo estadounidense en la renegociación del TLC, cuyas consecuencias recaerán con seguridad sobre la clase trabajadora.
Lo anterior, mientras alimenta las esperanzas de su electorado con promesas como acabar con la corrupción, “austeridad republicana” -salvo para los ministros de la Suprema Corte-, algunas concesiones como quitar el carácter punitivo a la evaluación docente, la construcción de cien universidades y planes asistencialistas, entre otras.
Pero su programa democrático no está exento de contradicciones, como lo muestra el malestar provocado con los primeros cuatro foros de pacificación-el quinto tuvo que ser aplazado- y la política de “olvido no, perdón sí”, recibida como una bofetada por los familiares de las víctimas de la violencia; a lo que se suman las desafortunadas declaraciones del tabasqueño respecto a la continuidad del Ejército y la Marina en las calles.
¿Esto es lo que significa “gobernar para ricos y pobres”?
Sobresaltos en la transición
En esta larga transición, las aspiraciones democráticas de los de abajo se chocan con la dura realidad cotidiana, generándose combinaciones potencialmente explosivas que pueden actuar como elementos de inestabilidad.
Muestra de ello es la reactivación -aunque aún incipiente- del movimiento estudiantil en la Ciudad de México, con el paro en el CCH Azcapotzalco frente al autoritarismo y los abusos de las autoridades, que llevó a la renuncia de la directora, mientras avanza la organización de los jóvenes a través de la asamblea interbachilleratos; o con el paro en la Escuela Superior de Educación Física ante la imposición de la reforma a las normales, que llevó a la confluencia en las calles con otras escuelas formadoras de docentes.
Por otra parte, el movimiento magisterial se viene expresando no sólo en la movilización de hoy, convocada por la CNTE, por la abrogación de la reforma educativa, sino también en procesos de organización desde las escuelas, junto a padres de familia, contra el nuevo modelo educativo y desde distintos estados contra el charrismo sindical, tanto de Juan Díaz como de Elba Esther Gordillo.
Si los discursos, acuerdos y nombramientos del próximo gobierno van desnudando cada vez más su verdadero carácter, esto plantea la necesidad del desarrollo y fortalecimiento de las luchas actuales -y las que surjan- con total independencia política, confiando sólo en las propias fuerzas.
Una perspectiva anticapitalista
Las profundas aspiraciones expresadas el 1 de julio no las conquistaremos de la mano de los grandes empresarios, que por ejemplo quieren cobro de cuotas en las universidades públicas; ni de burócratas sindicales como Napoleón Gómez Urrutia, que dejaron pasar los ataques a los trabajadores durante todo el sexenio; ni depositando confianza en un gobierno que pretende reconciliarnos con nuestros explotadores y opresores.
Los socialistas del MTS consideramos que para mejorar realmente las condiciones de vida de las grandes mayorías es fundamental la acción independiente de la clase trabajadora -impulsada en principio por los sindicatos que se reclaman democráticos- con sus métodos de lucha como el paro y la huelga, soldando la alianza con el conjunto de los oprimidos en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que rompa con el imperialismo y enfrente a la burguesía nativa para darle solución efectiva a todas nuestras demandas.
Te invitamos a integrarte al MTS para poner en pie una alternativa política anticapitalista, socialista y revolucionaria de los trabajadores, las mujeres y la juventud en México.