La Izquierda Diario continúa haciéndose eco de la bronca y las denuncias de los trabajadores vitivinícolas de Mendoza, esta vez, por un reclamo histórico que hoy salta con más fuerza: los bajos salarios de los trabajadores de bodega y de viña, de los peores entre los trabajadores de la provincia, y la amenaza de parte de las patronales de que no van a haber aumentos de sueldo durante todo el año, en medio de un acelerado proceso inflacionario, suspensiones y despidos.
Sábado 9 de mayo de 2020 08:00
Como bien saben los trabajadores de bodega, el puñado de grandes empresarios vitivinícolas nunca pierden. Como señalan algunas de las voces que llegaron a nuestra redacción en Mendoza:
A esta dramática situación se le suma que muchas bodegas ya han decidido despedir a los trabajadores contratados o temporarios, al no renovarles el contrato. Esto no solo impacta en el desempleo que va a tener la provincia sino también que va a empeorar la situación de los trabajadores que se mantienen en las plantas al tener que intensificar sus trabajos. Una trabajadora de bodega contaba a este medio que además, ya están empezando a no pagar las horas extras en algunas bodegas.
Es que las ansias de ganancias de los empresarios bodegueros y el desdén hacia sus trabajadores no tienen miramientos.
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Muestra de esto fue el trato inhumano que recibieron los cientos de trabajadores temporarios (golondrinas), que junto con sus familias, quedaron abandonados por días esperando por volver a sus provincias de origen, garantizando la cosecha y así, que las ganancias de los grandes bodegueros no se pierdan producto de la crisis sanitaria.
Los bodegueros ya habían puesto el grito en cielo para asegurarse la vendimia consiguiendo rápidamente la venia del gobierno provincial y nacional para declarar la actividad dentro de las esenciales. Pero así como se mostraron rápidos para gestionar la excepción para el sector, luego demostraron un absoluto desentendimiento sobre los que sí eran esenciales, los trabajadores. Esta situación dejó al descubierto la responsabilidad tanto del gobierno nacional como del provincial, ya que Fernández y Suárez no dudaron en habilitar la cosecha, cabe recordar al presidente en un conocido programa de televisión decir que la cosecha en Mendoza estaba garantizada y tal es así que aún se registran casos de trabajadores varados en nuestra provincia sin condiciones de salubridad.
Es común escuchar decir que “si no la ganan…” y todo el mundo sabe cómo sigue el dicho. En los últimos días, un nuevo episodio se sumó a la nutrida historia de beneficios al lobby empresarial por parte del estado. Esta vez, consiguieron que la actividad de elaboración de vinos y mostos fuera incluida en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción. De acuerdo al DNU 332/20. Lo que significa entre otras cosas, postergación o reducción de hasta 95% del pago de las contribuciones patronales, el pago por parte del Estado de un Asignación compensatoria al salario, escalonado en el 100%, 75% y 50% para las empresas de hasta 25 trabajadores, entre 26-20 empleados y de 61 a 100, respectivamente. Las empresas con más de 100 trabajadores, recibirán una asistencia por emergencia sanitaria un mínimo de $6.000 y un máximo de $10.000 por trabajador.
Sin embargo, ¿cuál es el requisito central para obtener tamaño beneficio por parte del Estado?: “Demostrar una baja considerable de la actividad de la empresa” (Decreto N° 332/20.) En este sentido, algo que viene insistiendo el Senador Provincial por el Frente de Izquierda, Lautaro Jiménez, es que no pueden darle estos beneficios a un sector que se desconocen sus libros contables para ver el impacto de la pandemia en la rentabilidad de las distintas empresas. Señala que bajo la excusa de la crisis se utiliza para socializar las pérdidas empresarias ajustando a más de los 40.000 trabajadores de bodegas que tienen uno de los peores sueldos del país.
En este sentido, un operario en la parte de embotellamiento nos comentaba:
“Con respecto a las ventas de la bodega, estamos todos los trabajadores de acuerdo: las bodegas están vendiendo más vino. A esta altura, en años anteriores nosotros estábamos muy parados, no teníamos mucho trabajo y este año sí han hecho mucho más vino y han salido más camiones. Los empleados lo ven a eso.
Después te dicen que las ventas se han caído porque se toman de los que pasó en San Luis que han prohibido las bebidas alcohólicas. Eso es lo que te da bronca, porque nosotros sabemos lo que se está vendiendo, vemos lo que está saliendo, y después que te digan que no tienen plata es muy injusto”.
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Solo a modo de ejemplo el 2019 fue un gran año para estos grandes empresarios bodegueros. En la comparación interanual, las exportaciones de vinos y mosto crecieron en litros 10,41% y 43,70% respectivamente, respecto a 2018. En lo que concierne al valor FOB (precios en dólares de los vinos antes de ser embarcados), los vinos tuvieron una disminución de 3,59% y el mosto concentrado un incremento de 11%, con un total general de ventas de casi US$ 810 millones, lo que refleja un buen año en materia de exportaciones para el vino de Mendoza. En cuanto al vino fraccionado, vendienron 2,73 millones de botellas más que en 2018 (Gobierno de la Provincia de Mendoza). Recordemos que solo 5 grandes empresas controlan el 50% de las exportaciones. (ACOVI, 2018). Contemplando la devaluación del peso del 52% anual, estos valores dolarizados les significaron a estos empresarios hacerse de suculentas ganancias.
Son necesarias medidas urgentes para que las crisis no la paguen siempre los trabajadores
¿Por qué tiene que ser los trabajadores que comienzan sus sueldos con $20.500 de básico los que se ajusten y no los empresarios que en épocas de grandes negocios se apropian completamente de esas ganancias, pagando sueldos de miseria a los trabajadores? Bajo su lógica, las ganancias son privadas, mientras que las pérdidas deben ser repartidas con ajustes entre los trabajadores. Ellos nunca pierden y siempre aseguran sus negocios. Desde el Frente de Izquierda se viene insistiendo que una medida urgente para todos los trabajadores de bodega y de viña es asegurar sueldos de mínima igual a la canasta básica, indexados según la inflación. Es necesario que las organizaciones sindicales se pongan al frente de este reclamo.
Luego de años de escuchar a estos empresarios hablar de crisis vitivinícola; mientras siguen concentrando la producción comprando bodegas, pagando la uva a precios irrisorios a los pequeños productores, recibiendo beneficios y subsidios millonarios todos los años por parte del estado, apareciendo en los medios de comunicación ostentando de sus lujosas bodegas, restaurantes, hoteles y vinos, los trabajadores de bodegas y de viña ya no les creen, y es una exigencia cada vez mayor la de la apertura de los libros de ventas y los libros contables para saber a ciencia cierta cual es la verdadera situación económica de estas empresas, y acabar con la especulación, el chantaje, y el lobby permanente.
Al mismo tiempo, para las bodegas que cierren o despidan que efectivamente se encuentran en crisis, la necesidad de nacionalización y puesta a producir de las mismas por sus propios trabajadores para evitar que ningún trabajador vitivinícola pierda su empleo. Así mismo, estas medidas podrían ayudar por ejemplo, a la reconversión de muchas de estas bodegas para la elaboración de vinos con destino a destilación para elaboración de alcohol etílico, producto tan importante para combatir el Covid19; o bien, puedan reorientar las bodegas para proveer alimentos a comedores de la provincia, produciendo jugos, dulces y azúcares, es decir, dar soluciones a los problemas que trae la crisis y la pandemia. Estas entre otras medidas son necesarias para evitar que los perdedores sean nuevamente los trabajadores y que sean ellos mismos las que pueden dar otra respuesta a la crisis que estamos enfrentando.