A pocos días del 8 de marzo, Día Internacional de las mujeres en lucha por nuestros derechos, en Astillero Río Santiago, rompemos el silencio contra el acoso laboral y de género.
Domingo 1ro de marzo de 2020 18:11
El 18 de diciembre del 2019 presenté una denuncia por acoso laboral a la Empresa Astillero Río Santiago contra el secretario de la ETARS quien además figura como el responsable máximo del Museo del Astillero.
El hecho que desencadenó mi denuncia fue la alteración por parte del secretario de mi planilla de notas, pasando por encima de las reglamentaciones vigentes. Además también ante la Dirección de Inspección de Escuelas Privados denuncié la manipulación de los alumnos a quienes citó para anunciar el cambio de notas.
Pero no es solo eso lo que denuncié, la persecución contra mí es de larga data.
Fui la primera persona en la ETARS que empezó a adherir a los paros de ATE cuestión que el director que estaba hace 10 años prohibía aunque estaba garantizado legalmente.
Sufrí desplazamientos de mi cargo sin causa, hostigamiento con campañas de difamación, intentos de que cambie los contenidos que imparto y comparto en mis clases, traslado a un área no apta en donde se respiran gases tóxicos... entre otras cosas.
Me han castigado y me castigan por defender los derechos de mis alumnos, alumnas, compañeros y compañeras de trabajo: como cuando defendimos a Eugenia ante el ataque y amenazas de un trabajador jerárquico hace unos años. O como cuando presentamos una carta al secretario de la escuela porque él y el Vicedirector, permitieron que un alumno fuera humillado negándole el derecho a rendir un examen junto al resto del curso en un acto discriminatorio y violatorio de la Ley Federal de Educación.
Soy miembro de la Agrupación La Marrón de Astilleros y de la agrupación Pan y Rosas, lo único que hecho es llevar a la acción mis convicciones y eso es algo que le molesta a los sectores reaccionarios, a los militantes de la iglesia y los machistas.
Lo que yo dejé de callar es el grito contenido no sólo en mi garganta sino el de todas mis compañeras ninguneadas, desvalorizadas, atacadas y hasta amenazadas.
Estamos muy cerca del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, ese día en que salimos a las calles por nuestros derechos a la vida digna, a la libertad, a la igualdad, a la alegría.
Ese día en donde en todo el planeta somos una, un enorme abrazo, una sola lucha.
La semana pasada en la escuela hicimos dos asambleas: primero una de mujeres y luego otra con los varones también. De allí salió una nota aprobada por todos que pide una solución urgente a los graves problemas que atravesamos en la escuela y se pronuncia por igualdad a la hora de ocupar cargos que implican toma de decisiones, contra la violencia de género y la violencia laboral.
Me parece que esa nota entregada al gerente de RRHH, debería ser una bandera que una a todas las compañeras de la fábrica y a los compañeros que, como en la escuela, se solidarizan con nuestra situación.
Una bandera para que hagamos ya una gran asamblea de toda las mujeres del Astillero para pelear por nuestros derechos, para empezar a redactar el protocolo contra la violencia de género en nuestro lugar de trabajo, para pedir se cumpla sin demoras la Ley Micaela, sabiendo que la reflexión y capacitación son necesarias pero eso por sí solo no destierra el patriarcado. Todo eso a la par de pelear por la reactivación efectiva de nuestra fábrica.
Las trabajadoras del Astillero venimos de años de lucha. En el 2018, junto a nuestros compañeros luchamos codo a codo y en primera línea defendiendo nuestra fábrica contra el anuncio de Macri que decía que lo iba a dinamitar, y fue en ese entonces, que empezamos a tomar la palabra en las asambleas. También sufrimos la represión junto a los varones y tuvimos dos compañeras detenidas, ademas de muchas compañeras gaseadas y baleadas.
Nos plantamos también por el derecho al aborto libre y gratuito debatiendo con el conjunto de las y los trabajadores defendiendo nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, y a fin de ese mismo 2018, con muchísimo esfuerzo viajamos una delegación de compañeras al Encuentro Nacional de Mujeres en Chubut para difundir la lucha contra cierre de la fábrica.
Pero todavía nos falta que se reconozca nuestra labor en las tareas específicas que tenemos como trabajadoras. Más aún, seguimos sufriendo discriminación y violencia de todo tipo.
Y así como no le tuvimos miedo en la calle a los palos de Macri y Vidal, empezamos a perder el miedo a los que todavía nos quieren silenciar puertas adentro.
Este 8 de marzo las compañeras del Astillero tenemos que marchar todas juntas y el 9 tenemos que ser parte del #parointernacionaldemujeres. En la provincia de Buenos Aires, ATE tiene que sumarse a la convocatoria que ya anunciaron desde la CTA Capital!
No queremos ser más trabajadoras mudas e invisibles.
No queremos que decidan por nosotras.
No queremos más maltrato.
No nos callamos más.