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Red Internacional
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CÓRDOBA / 8M. Las trabajadoras y las jóvenes haremos temblar Córdoba este #8M

Tres mujeres cordobesas cuentan por qué es indispensable salir a las calles este viernes con nuestros compañeros, por todos nuestros derechos y contra el ajuste.

Miércoles 6 de marzo de 2019 18:40

Este viernes, las principales ciudades de Argentina se teñirán de verde, violeta y naranja nuevamente. La fuerza de las mujeres se expresa en las calles desde hace años, primero contra los femicidios, luego por el aborto legal, la educación sexual integral y todos los derechos que nos faltan. En un contexto internacional de crisis económica y luchas enormes hasta en los principales países imperialistas, las mujeres están al frente de cada pelea. El ajuste social de Macri, el FMI y los gobernadores aumenta la miseria cotidiana con tarifazos, inflación, despidos y suspensiones, que recaen con más fuerza sobre las mujeres trabajadoras y pobres.

La Izquierda Diario conversó con tres compañeras de Pan y Rosas para explicar los debates que despierta el 8 de marzo en distintos sectores y cómo hay que prepararse para enfrentar lo que se viene.

Romina tiene 23 años y trabaja en Rappi hace algunos meses. Junto a sus compañeras y compañeras se está organizando para exigir trabajo en blanco y derechos laborales. El viernes pasado realizaron un bicicletazo que tuvo mucha repercusión mediática y ella fue la cara visible, ya que exponerse públicamente puede significar el bloqueo permanente por parte de la empresa.

“En las aplicaciones de delivery hay muchas mujeres, sobre todo jóvenes. Muchas están ahí porque tienen que mantener a su familia y no consiguen otro trabajo. Te venden que podés trabajar las horas que quieras, si sos madre o estudiás eso es conveniente. No tenés que quedarte hasta la madrugada como pasa si trabajás en un bar o restaurante. El tema es que, para llegar a fin de mes tenés que hacer 8 horas todos los días, al final es igual que cualquier otro trabajo precarizado y muy agotador”, explica. Con respecto a las condiciones laborales, agrega que “no tenemos licencia por enfermedad o por cuidado de terceros. Si tenés que ir al médico o llevar a tu hijo, o ir a una reunión del colegio, cualquier cosa, son horas que no salís a trabajar y es plata que no ganás”.

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Otra empresa de delivery muy conocida es PedidosYa, que hace unas semanas despidió a 14 trabajadores en blanco en Córdoba para empezar a tomar monotributistas. En Buenos Aires, los despidos fueron 450. “Ahí no tomaban mujeres porque dicen que tenemos más accidentes, una discriminación total. Para colmo, el máximo encargado de PedidosYa tiene un montón de denuncias de acoso sexual, tanto de compañeras como de compañeros”.

Por último, Romi habla de las condiciones laborales que vive gran parte de la juventud. “Los medios dicen: ‘la moda’ de las aplicaciones, pero si hubiera trabajo de calidad para la juventud, no muchos elegiríamos pedalear 8 horas para pagar las cuentas. Los gobiernos actuales y anteriores también son responsables; ahora nos precarizan en las aplicaciones, pero antes fueron los call centers o McDonald’s”.

Alma es docente y dio la pelea en su escuela y en el gremio para exigir el paro efectivo por un aumento salarial acorde a la inflación y el 8 de marzo por todos los derechos de las mujeres. En lugar de convocar a un paro provincial contra el gobierno de Schiaretti, la conducción kirchnerista de UEPC se sumó al paro de Ctera, que solo “adhiere” al Paro Internacional de Mujeres.

“Nosotras como feministas socialistas queremos la emancipación de toda la clase trabajadora, no solamente de las mujeres como género. ¿Con quiénes nos aliamos? No puede ser con la Iglesia, como dicen todos los partidos patronales, ni con las empresarias. Tenemos que ir con nuestros compañeros de clase, somos los grandes perdedores de este sistema que cada vez va hacia una mayor desigualdad. Como docente no puedo salir el 6 y 7 con el guardapolvo y el 8 me lo saco y me pongo el pañuelo verde, va todo junto y tenemos que estar unidos los trabajadores y trabajadoras, las mujeres y la juventud. En nuestro gremio el 80 % somos mujeres, muchas compañeras son sostén de familia y tienen dos cargos como mínimo para mantenerse. El gremio no da esas peleas”, dice.

Al mismo tiempo, opina que la lucha de las mujeres no se puede quedar solamente en las marchas. “El 8 vamos a ser cientos de miles, pero tenemos que pensar cómo la seguimos en los lugares de trabajo y de estudio. Tenemos que formar nuestra propia herramienta política para terminar con el patriarcado y el capitalismo, que van de la mano. Los trabajadores tenemos que organizarnos para eso. Por eso por ejemplo impulsamos comisiones de género en los lugares de trabajo y de estudio, con nuestros compañeros. Para que haya protocolos de violencia, para unirnos a otras escuelas, etc.”.

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Micaela tiene 18 años y está haciendo el ingreso a la carrera de Comunicación Social. En su Facultad, la agrupación kirchnerista que dirige el Centro de Estudiantes proponía que el 8 no se ponga falta a las mujeres. “Decían que los varones no tienen que marchar, que nosotras somos las únicas oprimidas. En otras Facultades, esta agrupación presentó proyectos para que las mujeres no docentes puedan faltar, pero entonces los varones tienen que trabajar el doble. Lo mismo con el trabajo doméstico. Nuestro enemigo no son los varones, son los empresarios y los gobiernos. Los varones (y las mujeres) no van a tomar conciencia de todos estos problemas de manera individual, es una lucha colectiva”.

Cuenta que se empezó a interesar en el feminismo el año pasado, al calor de la marea verde. “Una profe del secundario nos hablaba de la sororidad, pero a la vez me cuestionó que me sentara al lado de un compañero que era muy machista. Después vi un video de Zanon donde los trabajadores se movilizaban junto a las mujeres cuando yo tenía un año, entonces, si ellos venían luchando desde hace tanto tiempo, yo tenía que cuestionarme todo lo que pensé que sabía. Por eso pienso que los varones tienen que marchar por nuestros derechos también”.

La “unidad” que propone el kirchnerismo “para sacar a Macri” es la unidad con los sectores más retrógrados del peronismo y la Iglesia. En ese camino, la pelea por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito queda para un futuro mejor. Las mujeres de Pan y Rosas, trabajadoras y estudiantes, le oponemos la unidad con los trabajadores y los sectores populares para enfrentar el ajuste de Macri, los gobernadores y el FMI, para conquistar nuestros derechos y para tirar abajo este sistema capitalista que nos condena a la miseria.