Dueños de nuestras tierras, nuestros puertos y nuestro río, también quieren llevarse nuestras vidas, sin siquiera esperar a que sus químicos hagan su lento trabajo
Jueves 28 de diciembre de 2017 02:49
Según fuentes ligadas a la empresa, la explosión se habría producido en la celda N°2 y habría afectado dos túneles y la descarga de camiones. En el lugar trabajaron Bomberos Zapadores de la URXVII, Bomberos Voluntarios de San Lorenzo, personal de la Prefectura Naval y ambulancias del SIES para sofocar el incendio cuya columna de humo podía verse desde Rosario.
Este grave hecho y la bronca que provocó en el conjunto de los aceiteros, hizo que por hoy y mañana se realice un paro general de todas las aceiteras del Cordón de San Lorenzo. Un costo económico para estas multinacionales que juegan con la vida de los laburantes.
La planta fue adquirida en octubre de 2016 por la firma estatal china COFCO, que cuenta además con una planta en Timbúes (ex-Noble) y otra en Junín, Provincia de Buenos Aires. En todas ellas se han registrado accidentes de consideración.
El 14 de diciembre de 2016 un obrero moría en la planta de Timbúes mientras realizaba tareas de limpieza en una celda, al desplomarse sobre él una montaña de cereal. Otros dos compañeros resultaban con heridas graves.
Por su lado, la planta de Puerto General San Martín cuenta con dos antecedentes de incendios. El primero, el pasado 31 de julio producto de una falla durante el proceso de extracción de aceite. El segundo, el 4 de septiembre por presunto desperfecto eléctrico que derivó en el incendio de la playa de camiones. Acontecimientos en los que no se registraron heridos. Sin embargo, son la muestra de que la catástrofe del pasado miércoles había sido anunciada.
Los trabajadores tienen certeza de ello. Afirman que “los accidentes podrían haberse evitado si se hubieran realizado las tareas de mantenimiento y limpieza necesarios para operar en condiciones óptimas de seguridad”.
Mientras tanto Pablo Reguera, el cuestionado Secretario General del Sindicato Aceiteros de San Lorenzo afirmó ante los medios que la planta hace seis meses que no está operativa, y que en ese lapso se han producido pequeños incendios en los túneles, incluso reconociendo que “con sensores de temperatura y de gases este se hubiese evitado”.
En estos momentos, el dolor de las familias aceiteras es enorme. A cada una de ellas las acompañamos sinceramente, con dolor, pero también con bronca.
Estas multinacionales que se apropian de las riquezas de nuestros suelos, son parte del gran entramado capitalista de los agronegocios. Dueños de nuestras tierras, nuestros puertos y nuestro río, no se contentan con destruirlos y contaminarlos, a ellos y nuestras familias que padecemos altos índices de cáncer producto de sus prácticas. También quieren llevarse nuestras vidas, sin siquiera esperar a que sus químicos hagan su lento trabajo.
El pueblo trabajador del cordón de San Lorenzo, el mismo que genera gran parte de las riquezas del sur provincial, nuevamente está de luto. Pero los próximos días lo transformará en lucha, como ha sabido hacer tantas veces en su historia, porque nuestras vidas, valen más que sus ganancias.