En Libertador General San Martín, Jujuy, se encuentra Ledesma SAAI, el ingenio azucarero propiedad de la familia Blaquier. Mientras continúan aumentando su fortuna y vendiéndose al exterior como una empresa ecológica, mantienen impunidad para enfermar a sus trabajadores con la “bagazosis”, enfermedad pulmonar que afecta la salud de todo el pueblo de Ledesma. En esta nota reponemos la entrevista a Manuel, delegado de los trabajadores del Bagazo, Ricardo Aredez, hijo de Luis, médico desaparecido por la dictadura, y de Olga de Aredez, histórica luchadora de Madres en Ledesma, quien muere a causa de la Bagazosis.
Bagazosis, ¿de qué estamos hablando?
Históricamente, la bagazosis fue descrita por primera vez en 1941, después de que se informara en una fábrica de tableros duros de Nueva Orleans, EE. UU. Pertenece al grupo de afecciones respiratorias clasificadas como enfermedades pulmonares intersticiales. Se presenta de manera similar a otras enfermedades laborales como “pulmón del granjero”, “pulmón de los trabajadores del tabaco”, o por el trabajo en la industria del plástico o pintura, solo por nombrar algunos.
El bagazo es el material fibroso residual después de que se extrae el azúcar de la caña de azúcar. Se compone de aproximadamente un 4 % de ceniza y un 2 % de proteína, el resto de la porción se compone de celulosa y otros carbohidratos vegetales complejos. Aproximadamente la mitad de la ceniza está hecha de sílice [1]. Un estudio demostró que 11 de 21 trabajadores de trituración de bagazo desarrollaron la enfermedad en 15 meses [2].
La enfermedad se basa en la propiedad irritante del propio bagazo, su contenido de sílice y otros microorganismos, incluidos los hongos. Este organismo produce una reacción que hace que se cierren las vías aéreas pulmonares [3].
Lo que genera en nuestro cuerpo
Puede tener un inicio agudo después de la exposición a una concentración muy grande de polvo de bagazo. En otros casos, los síntomas comienzan a aparecer entre cuatro meses y 12 años después de la exposición al polvo. Las manifestaciones incluyen dificultad para respirar grave, tos, fiebre, malestar, pérdida de peso, opresión en el pecho y dolor de cabeza. Los síntomas se resuelven gradualmente entre 12 horas y varios días después de eliminar la exposición, aunque pueden reaparecer después de una nueva exposición [4].
Los análisis de sangre suelen ser normales. La radiografía de tórax demostró opacidades bilaterales y la tomografía computarizada reveló lesiones en ambos pulmones que se ven más fibrosos y con destrucción de los mismos [5]. Las pruebas de función pulmonar muestran un cuadro restrictivo en el que no hay evidencia de reversibilidad de las vías respiratorias después de la utilización de un puff broncodilatador como el salbutamol [6].
Algunas de las complicaciones conocidas por esta enfermedad son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), tos con sangre, neumonía, tumores malignos, y algunos pacientes también pueden volverse dependientes de los suplementos de oxígeno [7].
Como se debería abordar
La bibliografía sobre el tema en cuestión menciona que se debería educar a los trabajadores de las fábricas sobre los síntomas y signos clínicos de la enfermedad ya que es muy importante para prevenir la bagazosis. El reconocimiento temprano de la enfermedad debería conducir a la separación inmediata del trabajador del polvo dañino, lo que lleva a una recuperación completa. Se debe informar a los trabajadores sobre los síntomas de advertencia de enfermedad recurrente o empeoramiento de características indicativas de fibrosis pulmonar, y recomendarles que busquen atención médica con urgencia. Los trabajadores también deberían recibir formación sobre la importancia del equipo de protección personal, y su uso debería ser obligatorio. Los horarios de trabajo deben fomentar la rotación de los trabajadores del bagazo para limitar el contacto, y se requiere reducir la jornada laboral para limitar la exposición. También se debe informar a los pacientes y a sus compañeros de trabajo que la enfermedad no es contagiosa; sin embargo, otros trabajadores pueden estar expuestos al mismo ambiente. Los testimonios de los trabajadores de Ledesma exponen una realidad muy distinta.
Manuel Gutiérrez, delegado en la “Playa de bagazo", describe un ambiente de trabajo en el que la salud es constantemente desatendida.
Llevo más de 10 años trabajando en esta área. Tuve que ser internado por un problema pulmonar y me recomendaron consultar a un neumólogo. Sin embargo, no pude hacerlo debido a razones económicas, ya que en nuestra zona no contamos con esa especialidad.
Aquí trabajamos siete días seguidos y descansamos solo uno, con jornadas de ocho horas diarias. Constantemente, mis compañeros intentan salir de este sector porque no soportan el olor ni las condiciones de trabajo. Además, desconocemos los productos químicos que utilizamos para trabajar con el bagazo.
Un compañero del laboratorio sufrió una afección pulmonar, demandó a la empresa, ganó el juicio y se fue, priorizando su salud. Algunos colegas me han contado que, durante sus chequeos médicos anuales, los profesionales les mencionaron que los trabajadores del bagazo sufren de la enfermedad conocida como “La muerte silenciosa”. Nos obligan a realizar exámenes periódicos de salud por la ART, pero nunca nos informan sobre los resultados específicos.
Nos ofrecen charlas de capacitación una vez al año sobre el autocuidado para evitar accidentes. Sin embargo, yo siempre les digo que trabajamos en superficies irregulares y con elementos cortopunzantes. Jamás nos han mencionado la bagazosis o el riesgo que corremos en estas charlas. Un compañero, harto de reclamar, tuvo que ir a San Salvador donde le diagnosticaron asma, y solo entonces lograron cambiarlo de sector. Tuvo que enfermarse para que lo cambiaran. Si pides un cambio de sector, te amenazan con despedirte.
Solo durante la pandemia nos daban barbijos, pero ahora ya no nos dan nada, diciendo que no los vamos a usar y que los tiraríamos a la basura, y cuando nos dan, los barbijos no sirven porque se mojan debido a la humedad del sector de trabajo. Nos proporcionan antiparras para proteger los ojos del bagazo, pero se empañan y no podemos ver bien, lo que aumenta el riesgo de accidentes en los pozos. Hicieron una prueba operativa y comprobaron que con esas antiparras no se ve nada. Nos controlan con cámaras, pero cuando ocurre un accidente laboral, casualmente las cámaras no funcionan. Esto le pasó a un compañero que perdió una pierna entera. La empresa le echó toda la culpa porque “no tenía el cinturón de seguridad puesto en la máquina”, a pesar de que ya nos habíamos quejado de que esa máquina no tenía cinturones [8].
La impunidad de la empresa data desde hace varios años. Para esto entrevistamos a Ricardo Ariel Aredez Marquez, hijo del Dr. Luis Aredez médico de Ledesma y desaparecido por la dictadura del 76´y Olga de Aredez historica luchadora de Madres en Ledesma quien muere por la causa de la bagazosis [9].
Mi padre, al recibirse de médico en el año 1955, buscó en el mapa el lugar con el índice más alto de mortalidad infantil para ejercer la pediatría, y así llegó a Libertador General San Martín, Jujuy, a trabajar para la empresa Ledesma en el hospital que la empresa administraba. Las autoridades del ingenio lo despidieron, argumentando que sus prácticas médicas generaban los mismos costos que tres médicos juntos, ya que daba a los trabajadores el reposo adecuado por sus enfermedades. Cuando mi padre solicitó al administrador de la empresa, Esteban Nino Rivetti, medicación para tratar a los trabajadores, este le respondió que a la empresa solo le interesaba producir. Cuando lo despidieron, también ordenaron que se fuera de los límites de la provincia de Jujuy. En los años 60, mi padre volvió y trabajó como médico rural en Caimancito y Fraile Pintado, ya que se le prohibió trabajar en el hospital de Ledesma. Luego, como intendente, impuso un impuesto a la empresa que nunca se pagó. Durante la dictadura genocida del 76, fue detenido y desaparecido. Mi madre y yo vimos desde nuestra ventana el logo de Ledesma en la camioneta que lo secuestró.
Mi madre, Olga, era odontóloga y enseñaba historia. Fue la primera madre que, con su pañuelo, se animó a marchar en la plaza de Libertador General San Martín junto con nuestra familia y otras madres de obreros. Fue un ejemplo de lucha contra la impunidad de los Blaquier, quienes organizaron los apagones donde detuvieron a más de 400 personas. Yo ya no voy a Ledesma porque me resulta demasiado doloroso ir a lugares donde lo perdí todo. A mis padres los perdí por el poder económico. Mi madre continuó luchando contra la enfermedad que se genera por vivir en Ledesma: la bagazosis, que le causaba una tos persistente con expectoración de un líquido blanquecino. En el Hospital Italiano de Córdoba, le confirmaron mediante una biopsia que su cáncer de pulmón se desarrolló sobre una lesión provocada por el bagazo. Por todo esto, se presentó un amparo colectivo para luchar contra la contaminación y ayudar a todos los habitantes de Libertador General San Martín que están expuestos a esta enfermedad, la misma que llevó a mi madre a la muerte en 2005. Es fundamental que todos sepan de qué se trata esta enfermedad.
La empresa que continúa impune por su responsabilidad en “los apagones del terror” donde detuvieron y desaparecieron ilegalmente a 400 personas durante los años 70.
A modo de cierre
Miguel López, oriundo de Ledesma y diputado provincial por el PTS-FITU, me cuenta:
El problema de la bagazosis es muy conocido aquí, aunque a nivel nacional e internacional la empresa se publicita como ecológica. En el departamento de Ledesma, Jujuy, no hay servicio de neumonología. ¿Raro, no? Hace 25 años que no hay neumonología en Ledesma. Te lo digo porque yo mismo tengo una afección pulmonar y no tengo quién me la trate; tengo que viajar cada vez que necesito atención a San Salvador, y me cuesta 14.000 pesos solo para ver al médico.
Lo que se puede ver claramente es cómo la avaricia de los empresarios capitalistas, como en este caso la familia Blaquier (que en su último balance declaró ganancias por $ 39.000 millones), pone sus negocios por delante de la salud de miles de trabajadores y familias que viven en la localidad. Sabemos que es un problema generalizado y que no vendrá ningún tipo de solución por parte de los empresarios; ellos solo piensan en sus riquezas. La vida y la salud de las mayorías trabajadoras no les importa, solo les interesa explotar a los trabajadores y sacarles plusvalía. La verdadera solución al problema sólo puede venir de la mano de los trabajadores autoorganizados juntos con la población y en apoyo con un comisión de expertos y profesionales de la salud que pongan por delante el respeto por la vida de los trabajadores de la empresa y quienes vivimos en Ledesma, empezando por poner en pie comisiones obreras de seguridad e higiene.
El sistema capitalista nos lleva a enfermarnos, a trabajar y vivir con este tipo de enfermedades. Por eso es importante que podamos discutir entre quienes movemos el mundo que nos merecemos otras condiciones de trabajo, otra vida y otra sociedad. Una sociedad donde todos los avances de la tecnología y la ciencia estén al servicio de mejorar la calidad de vida de la población, donde podamos pensar en reducir la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, para poder ser parte activa de la planificación consciente y racional de otro tipo de sociedad, para esto necesitamos construir una gran herramienta de las y los trabajadores un partido que pelee por una sociedad socialista donde enfermedades como la bagazosis, así como tantas otras como la tuberculosis o la sífilis, solo puedan encontrarse en los libros de historia. Como dijo Karl Marx: “El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan”. Es fundamental que construyamos una sociedad donde ese respeto se refleje en nuestras condiciones de vida y trabajo, una sociedad donde la dignidad humana prevalezca sobre el afán de lucro [10].
Recomendamos el documental sobre el trabajo rural en la UATRE Ledesma que denuncia pésimas condiciones de trabajo y salubridad, pero a su vez destaca la recuperación de la seccional, la asamblea como instancia de deliberación y resolución, la unidad de ocupados y desocupados, y esboza una salida de los trabajadores a la precarización e inestabilidad laboral.
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