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Red Internacional
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Femicidios. Hacia la huelga internacional del 8M: Plan de emergencia contra la violencia machista

El aumento de los delitos de violencia machista en Chile el 2018, y con 5 femicidios consumados, es innegable que la violencia machista sigue siendo un problema nacional e internacional.

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez Concejala Antofagasta por el Partido de trabajadores Revolucionarios, Médico del Hospital Regional de Antofagasta y parte de la Agrupación de Trabajadores de Salud "Abran Paso"

Viernes 1ro de febrero de 2019

Con un aumento sustancial del 25% de los delitos de violencia machista en Chile el 2018, y con 5 femicidios consumados solo en las cifras oficiales, con aún más casos por fuera de la insuficiente definición legal y varios casos frustrados, es innegable que la violencia machista sigue siendo un problema nacional e internacional.

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En el escenario latinoamericano la cuestión no es más alentadora, con la suma de más de 280 feminicidios en lo que va del año. Sólo en México se han producido 105 femicidios, mientras que en Argentina ya van más de 20. En Brasil (con 69 femicidios) por otro lado, bajo la influencia homolesbobitransfóbica de la bancada evangélica y el discurso misógino de Bolsonaro, múltiples casos de violencia a la comunidad trans han sido perpetrados por defensores de la moral conservadora.

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Esto sigue sucediendo día a día pese a que el 2018 estuvo marcado por grandes movilizaciones levantando las banderas por el derecho al Aborto libre, legal, seguro y gratuito y para que ni una mujer menos muera por violencia machista a nivel internacional, seguido en Chile con del mayo feminista que dentro de las universidades instaló el problema del sexismo en la educación.

Mientras que la violencia machista llega a matar a 65.000 mujeres alrededor del mundo, a consecuencia del patriarcado y bajo el amparo e interés capitalista, a nivel internacional se comienza a organizar y levantar lo que está llamado a ser una huelga internacional por el día internacional de la mujer trabajadora.

Pero esta huelga no puede, ni debe estar exenta de discusiones y perspectivas estratégicas. ¿Cómo y para qué levantar una gran huelga con las banderas feministas?.

En Chile distintas corrientes feministas se han hecho parte de este debate, entre las cuales - sobre el tema de la violencia machista - se encuentran propuestas desde el separatismo y la política de la “funa” buscando únicamente culpas individuales y castigos ejemplares, hasta el feminismo socialista que plantea la transformación de la sociedad capitalista basada en la explotación y opresión de una clase dominante empresarial por sobre la clase trabajadora y sectores oprimidos, con cambios que no sean solo culturales, sino que acabando con este sistema que hermanado con el patriarcado mantienen las bases de la desigualdad de género y clase.

Mientras tanto, y ante el indignante inicio de año en Chile con 4 femicidios en los primeros 10 días, el Frente Amplio y su bancada feminista, en conjunto con la derecha y la ex Nueva Mayoría, mostraban unidad ante la propuesta del proyecto de ley “Por una vida libre de violencia a las mujeres” que aunque puede ser considerado un avance a la situación actual de desprotección a las mujeres que sufren violencia machista - abarcando problemas como la violencia en el pololeo, el acoso callejero y la difusión por sin consentimiento de fotos íntimas - es completamente insuficiente al separar estos problemas de la educación sexual integral y la educación no sexista, tomando un descontento por el cual el movimiento feminista se movilizó el año pasado y desviándolo, para conseguir pequeñas migajas que rebajan las expectativas a “la medida de lo posible”.

Hoy el desafío que se presenta ante problemas como la violencia machista, sostenida también en la desigualdad salarial, la dependencia económica, la doble o triple jornada laboral no remunerada, entre otras condiciones de vida propias de la mujer en la sociedad capitalista; se convierte en un problema que trasciende los terribles asesinatos de cientos de mujeres, se convierte en una expresión más de las consecuencias de la sociedad capitalista y patriarcal, y por lo tanto el debate del cómo terminarlo apunta claramente a la lucha por el fin del capitalismo, por una sociedad libre, sin opresión ni explotación.

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