Lidia Falcón del Partido Feminista y Alicia Rubio de Vox participan en un acto organizado por la organización Hazte Oír, asociación española de extrema derecha de corte ultracatólico y ultraconservador, contra la aprobación de la Ley Trans, a la que consideran peligrosa y anticonstitucional.
Irene Ruiz @IreneYpunto
Martes 23 de marzo de 2021
Aunque hace solo algunos años esto sería impensable, desgraciadamente en la actualidad este tipo de imágenes, en las que el sector más conservador y reaccionario del feminismo converge con la extrema derecha y la Iglesia en actos públicos y prioridades políticas, son cada vez más comunes.
En este acto convocado bajo el nombre de “Desmontando la Ley Trans” han analizado las supuestas catastróficas consecuencias que para ambas implica esta norma, su redacción y aprobación, que vendría a ser algo así como el fin del imperio romano, de la civilización tal cual la conocemos o la llegada del apocalipsis, según a quien le preguntes, con afirmaciones tan esencialistas como “si naces niña, lo seguirás siendo” La única diferencia entre ambas formaciones y representantes políticas ha sido sobre la educación de los menores y la responsabilidad de las familias sobre la misma.
La presidenta del Partido Feminista, Lidia Falcón cree que el texto del Ministerio de Igualdad llevará al país a vivir una "distopía" por la que se busca un mundo "sin hombres y mujeres" y basado en un género que "no existe".
Falcón defiende una falacia al afirmar que la identidad de género se trata de “una filosofía de que los seres humanos no existen, siguiendo las directrices de campañas que dicen que hay personas que no se sienten bien en su cuerpo y que, por ello, hay que mutilarlo, modificarlo o cambiarlo".
Hace poco escribíamos sobre los mitos más repetidos que se lanzan sobre la Ley donde queda claro que las personas Trans precisamente pretenden con esta Ley que su transición sea despatologizada para que el reconocimiento de su identidad de género y con ello el cambio de su documento de identidad no dependa de ninguno de estos procesos si la persona no los elige.
Falcón también ha dicho que "estos lodos" vienen de la aprobación, con su "rotundo disgusto", en 2004 de la Ley contra la Violencia de Género porque "eliminó" a la mujer y la convirtió en un género como término que "importa".
Por su parte, Rubio, la vicesecretaria de movilización de la formación de extrema derecha que compartía acto con Lidia Falcón bajo el paraguas de “Hazte Oír”, y para la cual la existencia de las clases sociales y grupos oprimidos solo es una “teoría de interseccionalidad” que divide a la sociedad, ha dicho que “la Ley Trans sirve para que aquellas personas que no quieran ser oprimidas pasen a decir, por ejemplo, que se sienten hombres o blancos y viceversa. Es un método, que tiene como objetivo que la sociedad sea "igual" para acabar "no siendo nada", ha afirmado.
Sea lo que sea lo que Alicia Rubio haya querido decir con esto, no sabemos si no le parece bien que la sociedad sea “igual” o si tiene que ser algo concreto que no dice, aunque podemos imaginárnoslo.
Ambas argumentan también que en el mundo del deporte las mujeres trans acabarán con las categorías femeninas; y hablan de intrusión de estas personas en otros ámbitos como Eurovisión o Miss España, cuya última representante fue una mujer trans, como grandes problemas que, les deben parecer a ellas que nos afectan a las mujeres de la plebe a diario.
Ambas criminalizan a las personas trans al “alertar” de que personas que se autodeterminan de un género puedan entrar en baños o cárceles del género contrario. Resulta típico de cualquier posición reaccionaria replegarse y temer el cambio en vez de dedicarnos a pensar cómo podemos avanzar en construir un mundo menos binario y basado en el sexo biológico y los roles de género, y mas en las características personales de cada persona independientemente de esto.
El argumentario del odio que defienden Lidia Falcón y también Alicia Rubio se basa es una visión básica y esencialista del ser humano que se encuentra cerrilmente obstinada en algún tipo de destino biológico.
Como vemos, Falcón se muestra muy preocupada por los términos, pero pese a formar parte de una organización que se considera de izquierda no la hemos visto poner tantas energías para exigir la derogación de las reformas laborales, el fin de las externalizaciones, la derogación de la Ley de extranjería, o la movilización de recursos para ponerlos al servicio de las víctimas de violencia machista como expropiar las viviendas vacías de los bancos, cuestiones que afectan a tantas mujeres y que supondrían un cambio real en la vida de estas, algo que ni se plantean ni se consigue con su lucha por los “términos”.
Lidia Falcon identifica a las que sostienen sus posturas como "las feministas" que están en "primera línea de fuego contra" la norma y contra los "populismos" que se han "metido en los gobiernos" haciendo "campañas" en este sentido y que el movimiento feminista "nunca va a defender" porque según ella, esto supondría la "desaparición" del "objeto de la lucha" del mismo, que es "la mujer". Tiene pinta de que la mujer en la piensa Lidia solo es “mujer”, pero no es trabajadora, ni cuidadora, ni precaria, ni migrante, ni lesbiana, ni trans.
Pese a ser una figura conocida en la izquierda española, no está demás explicar quién es para las nuevas generaciones. Lidia Falcón es una política y escritora española, licenciada en Derecho, Arte Dramático y Periodismo y doctora en Filosofía, que se destacó por su defensa del feminismo durante la Transición. Fue militante del PSUC y sufrió persecución y torturas por sus ideas políticas durante la dictadura franquista. En 1976 creó el Colectivo Feminista de Barcelona. En 1977 fundó la Organización Feminista Revolucionaria, a partir de la cual se creó el Partido Feminista de España desde el cual lanza hoy estos mensajes del odio.
Explicamos esto porque, pese a nuestras diferencias ideológicas con las organizaciones y la tradición e ideología estalinista de la que forma parte, es necesario señalar la degeneración absoluta que está atravesando a un sector del movimiento feminista, un movimiento que debería ser plantearse y organizarse para transformarlo todo se convierte en un ala reaccionaria mas de la sociedad de mano de la extrema derecha y de la Iglesia.
Sea la señora Falcón, o las señoras de derechas de misa dominical, las que defiendan este discurso reaccionario nos van a tener enfrente, nuestra lucha no está determinada por nuestro sexo biológico. Dejen de querer encapsularnos en sus pequeños esquemas mentales sobre cómo tienen que ser las personas para merecer su aprobación porque no la necesitamos, nuestro enemigo es el capitalismo patriarcal y quienes le hacen de sostén, no las personas trans, que son nuestras compañeras, amigas y familia.
Irene Ruiz
Burgos