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Red Internacional
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Santa Fe. Lifschitz marcó tarjeta ante sus jefes en la Sociedad Rural

El gobernador de Santa Fe representa a un peculiar socialismo que rinde adoración a la oligarquía hereditaria dueña de las tierras. Socialismo sojero, agrario, vacuno: llamalo como quieras.

Octavio Crivaro

Octavio Crivaro @OctavioCrivaro

Martes 2 de agosto de 2016

La sede de la Sociedad Rural Argentina en Palermo, que gentilmente cedió Menem a los dueños de los campos en la década del 90, fue el escenario para un acto de social, político y electoral del ruralismo de guerra en apoyo al gobierno de Mauricio Macri. Como no pasaba desde 1983, el Presidente fue agasajado por una tribuna de alta alcurnia que aplaudió las ocurrencias del Jefe de Estado que bajó las retenciones y llenó, de un saque, sus cajas de seguridad con billetes de color verde.

El “sí, se puede” que coreaban las personas debajo de los tapados de piel y de cachemira, era un amasijo de borrachera política por poner un hijo pródigo en el gobierno y prepotencia social: sí, podemos amasar fortunas sobre la base de la pobreza de la Nación y la explotación intensiva de los peones rurales. Sí, podemos especular con los precios, subir el costo de vida del pueblo trabajador para maximizar los márgenes de beneficios.

Las postales cuasi monárquicas de Mauricio y Antonia jugando con un animal en el suelo de la Rural, ante los ojos emocionados de la, parafraseando a Sarmiento, “oligarquía con olor a bosta”, fueron el deleite de este verdadero VIP eterno que es la Rural. Del 9 de julio con el Rey Emérito de España y milicos represores, a la celebración de la fiesta aristocrática con la aristocracia misma. El país atendido por sus dueños.

Socialistas y estancieros

Entre tanto oligarca, familia patricia, empresario, nostálgicos de los golpes militares y cholulos, estaba la primera plana del Partido Socialista y el Progresismo Hereford de Margarita Stolbizer. La noticia del desmayo de Hermes Binner en la Rural, que preocupó a allegados y asistentes, tapó la otra noticia: que Binner, así como Lifschitz, fueron a rendir pleitesía a los dueños de las tierras. Con condescendencia, algún estanciero le habrá puesto una “cucarda” de aprobación al actual y al ex gobernador de Santa Fe.

¿Porqué socialistas van a la fiesta de la oligarquía argentina, la que se apropió las tierras desde antes de 1810 y las hereda de generación en generación? Sencillamente: porque defienden esos intereses. Así se vio en el conflicto con la resolución 125 en el 2008. Ese año el Partido Socialista puso sus diputados a disposición de las asociaciones de las patronales agrarias y agasajó a los ruralistas en un acto en el Monumento, donde sobraron camionetas de lujo, peones llevados a la fuerza y faltaron agravios y demandas justas. El Socialismo de Binner, Bonfatti y Lifschitz es amigo de los ruralistas, de los que amasaron tierras transando con el Estado, expulsando pueblos originarios y barriendo pobres diablos.

La inexplicable pelea con los radicales

Mientras exagera adrede las estridencias de la pelea con Macri, los socialistas se tapan la boca a sí mismos. Patalean contra los radicales por su intención de formar Cambiemos en Santa Fe y dejar de lado el Frente Progresista, pero se olvidan de un detalle: socialistas, radicales y globos amarillos defienden los mismos intereses sociales, los de las multinacionales como Cargill y General Motors, y los de los sojeros que se pavonearon en ese acto de orgullo aristocrático en el que fueron aplaudidos por Lifschitz y este peculiar tipo de “socialistas”.

Toda pelea será por la marquesina, pero el contenido de la política es profunda e indudablemente el mismo: garantizar las ganancias de los capitalistas, postergar la resolución de los problemas populares.

Las patas cortas de la crítica al sueldo de los jueces

Para legitimar su propuesta de modificar la Constitución para poder lograr la reelección, Lifschitz atacó a los Jueces supremos que cobran sueldos siderales. Claro: quien no se va a indignar con jueces que cobran casi 300 mil pesos. Genera bronca aun cuando esta injusticia la critica un Gobernador que gana 70 mil pesos por mes, 10 veces más que un jubilado. Pero lo que Lifschitz nunca va a señalar, es la enorme riqueza que acumulan los representantes de una clase que gana cuando hay crisis y que, por el contrario, cuando no hay crisis…también gana. A esa clase social la defienden esos jueces y la casta política formada por esos socialistas, esos radicales y esos cantantes del “sí se puede”.

No por casualidad todos esos sectores políticos y judiciales se niegan a implementar la propuesta del PTS en el Frente de Izquierda, de que todos los funcionarios ganen como una maestra. No se trata de una consigna, sino de algo que nuestros Diputados ponen en práctica.

Los sojeros y los grandes empresarios son los patrones de Lifschitz. Sus peones y los trabajadores, los protagonistas de las ideas por las que pelea la izquierda.


Octavio Crivaro

Sociólogo, dirigente del PTS y candidato nacional por el Frente de Izquierda-Unidad en Santa Fe.

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