Los tres diarios más grandes de Brasil traen una apuesta común en sus editoriales. Siguiendo las últimas encuestas, Bolsonaro saldría victorioso. Como de costumbre, Folha, Estadão y O Globo suelen expresar dos o tres líneas tácticas hacia el mismo objetivo estratégico.
Domingo 28 de octubre de 2018 13:32
Todos los grandes diarios apuestan a la victoria de Bolsonaro y su tropa de generales, hambrientos exterminadores de derechos laborales y toda la jauría de rapaces enemigos de los derechos democráticos, especialmente en lo que se refiere a la educación, donde promueven el proyecto Escuela Sin Partido, por ejemplo, y a las llamadas minorías.
Hacen esta apuesta con conocimiento de una elección completamente manipulada por las fuerzas judiciales con apoyo de las Fuerzas Armadas. No está demás recordar: la prisión arbitraria de Lula, la proscripción de su candidatura, el secuestro de su derecho de expresión negándole incluso dar entrevistas, el robo del voto de millones, especialmente del Nordeste, con la excusa del registro biométrico, la vista gorda a la escandalosa denuncia de financiamiento ilegal de la campaña de Bolsonaro ("Caixa 2") con dinero de empresarios millonarios para disparar Fake News antipetistas masivas por WhatsApp, la enorme dilación de la Corte Suprema y los medios en parar la represión dura y cruda sobre el derecho a libre expresión en las universidades.
En medio de esta apuesta a la victoria de Bolsonaro, Folha por un lado y O Globo y Estadão por otro dedican sus editoriales a blancos tácticos distintos para converger en los objetivos. Mientras Folha toma como blanco al probable ganador, O Globo y Estadão quieren vapulear a los derrotados.
El editorial de Folha titulada Defensa de la democracia se pregunta qué Bolsonaro llegará a la presidencia, un pacificador o un ’enano inconsecuente’, como definió ese diario en un editorial publicado en primera plana hace un mes, más jefe de facción que candidato a la Presidencia, a destilar su odio vil. El diario de la familia Frias discurre sobre los abusos a derechos humanos ventilados, después ataca al PT por hablar de golpe y persecución de la justicia (que solo no ven los que están cegados por el entreguismo).
Concluye anunciado, "humilde", que Folha no está en guerra con Bolsonaro pero se mantendrá crítica.
El objetivo de ese editorial es ofrecer factores de contención a un gobierno de Bolsonaro, como hizo el poder judicial con las insólitas declaraciones críticas de apoyo a Haddad por parte del ex juez supremo Barbosa y el ex fiscal general Janot, y declaraciones contra los abusos judiciales. Una copia de la postura que tuvieron el poder judicial y los medios liberales ante Trump.
Mientras la Corte Suprema explotó fuertemente las declaraciones criminales de Eduardo Bolsonaro, se mantuvo inamovible ante otros crímenes de Bolsonaro padre. Prefiere mantener una espada de Damocles en la cabeza del reaccionario ultraderechista para amenazarlo con mover acciones por el "Caixa 2" cuando le convenga al poder judicial y a los empresarios. Pero si Bolsonaro cumple un riguroso cronograma de privatizaciones y promueve el fin del derecho a las jubilaciones, todo puede quedar en nada.
Esta postura crítica de Folha que se vio en la última semana desentona con la actitud que tuvo durante algunas semanas, cuando todos los medios y el mercado financiero adherían fuertemente al excapitán.
Hay tiempos y tiempos en la política de estos poderes sin voto. Tanto Folha como la Corte Suprema fueron decisivos para ayudar a consolidar las condiciones de manipulación de la elección que abrieron camino a la posible victoria de Bolsonaro. Dado este paso, alternan armas para reducir su ventaja y pasan a una posición independiente para moderarlo en su eventual ascenso al poder.
Con otra táctica perfilan las páginas de Estadão y O Globo. El conservador diario paulistano trae un editorial Sin tercera vuelta en la que demanda respeto a los perdedores. Postura que este diario nunca tuvo cuando más le agradaba la destitución y robo de votos de millones, como en el impeachment de Dilma Rousseff.
En ese editorial retoman el discurso tan propagado durante todo el camino al balotaje de "dos males", "dos extremo", y que ahora debería haber aceptación y trabajar todos por el bien de las reformas estructurales y fiscales. O sea, la reforma previsional. Terminada la "fiesta de la democracia", es hora del business, los ataques.
O Globo pisa en misma táctica en la editorial Todos por la pacificación. Estos dos diarios más conservadores trazan una línea que podríamos traducir en "basta de cháchara, acepten la derrota en estas elecciones manipuladas. Es la hora de liquidar derechos".
Esa aparente diversidad de tácticas de los medios, como frecuentemente se la ve en el poder judicial, no deja de expresar eventuales diferencias, pero expresan antes que nada caminos tácticos en dirección a objetivos estratégicos compartidos.
Dándole cuerda u ofreciendo contención a Bolsonaro, todos trabajan por la estabilidad de su eventual gobierno, desde que logre imponer los ataques deseados.
En caso de la improbable victoria de Haddad, amenazan con el caos si no implementa esos mismos ataques.
A los trabajadores nos cabe sacar lecciones de cómo la conciliación petista fue dando más y más condiciones a este avance del bonapartismo judicial tan manifiesto en estas elecciones manipuladas, al avance de la extrema derecha y toda la agenda de ataques a nuestros derechos.
Hay que ir más allá de una táctica meramente electoral - aun cuando acompañamos críticamente a los que votan en Haddad sin darle ningún apoyo a él y al PT - para conducir la lucha hacia el único terreno en el que podremos pararle la mano al látigo de la patronal golpista y de la extrema derecha: la lucha de clases.