Los días 11, 13 y 14 de junio se realizará el ballotage que definirá la autoridad al frente de la Universidad del Comahue. Pero ¿qué intereses representan la candidata Gentile y el candidato Ponce que se disputan este lugar?
Cecilia Mancuso Pan y Rosas - Neuquén | @CeciMancuso
Martes 31 de mayo de 2022 16:16
Para ganar en esta categoría el requisito es obtener arriba del 50% de los votos, algo bastante difícil en una elección con tres listas. En este caso, irán a la nueva contienda la candidata Beatriz Gentile actual decana de la Facultad de Humanidades (representante del espacio “Convergencia”) y Andrés Ponce de León, actual decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (representante del espacio “Pensar la UNCo”). Sus listas sacaron el 42,66% de los votos y el 33.36% respectivamente. Como el voto es ponderado, las autoridades toman el coeficiente resultante en relación con los votos válidos emitidos en la respectiva unidad electoral y claustro y se realiza una multiplicación por 8 para docentes, 4 para estudiantes, 3 para no docentes y 1 para graduados. Un verdadero régimen antidemocrático, con votantes de primera, segunda, tercera y cuarta.
El otro dato de la elección es que el voto en blanco alcanzó los 2662, de los cuales 1800 pertenecen al claustro estudiantil, representando casi el 20% del padrón. Es evidente que fue un canal de expresión del descontento y la indiferencia por elegir autoridades que durante la pandemia estuvieron borradas y en la vuelta a la presencialidad coparon durante dos semanas aulas y pasillos con afiches y folletos para una elección a las apuradas, sin información ni interés por involucrar en el debate, a la mayoría de la universidad.
Dime quien te banca…
La candidata Gentile se presenta como continuidad de la actual gestión de Gustavo Crisafulli, quien estuvo al frente de la Universidad del Comahue a lo largo de dos mandatos. Su espacio contó con el apoyo del kirchnerismo, que representa el senador Oscar Parrilli, del Frente de Todos, pero también del gobierno provincial del MPN, de la mano del gobernador de Neuquén, Omar Gutierrez. Es evidente su intención de mantener la UNCO alineada a los intereses del gobierno nacional, que no sólo viene llevando adelante un ajuste sino que está sometiendo a las universidades a los mandatos del FMI, con un presupuesto hiperdevaluado (¡porque es el del 2021 que se fue prorrogando!); y a los designios del MPN que, es sabido, gobierna para las petroleras. Cuando gobernaba el Macrismo alentaban pronunciamientos contra el FMI y ahora, bajo el gobierno del Frente de Todos, agachan la cabeza y aceptan todo con resignación.
En los ocho años de gestión de Crisafulli, se profundizó, además, una clara orientación en beneficio de las petroleras: en 2014 la UNCO firmó un convenio con FUNYDER y la empresa SPM de servicios petroleros de colaboración en “proyectos de investigación científica, asesoramiento, capacitación y actividades tendientes al fortalecimiento de ambas instituciones”; en 2015, el rector firmó un acuerdo para que la UNCo pasara a formar parte del “Clúster Vaca Muerta”, junto a empresas privadas y los gobiernos provincial y nacional; en 2016 avaló al decano de Ingeniería, Canzonieri, el gasto de millones de pesos a favor de varias firmas petroleras TRYSE, Quimisur, Bolland & Cia SA, ANDES TRACER, EAT ARG S.A, entre otras, en el marco de operaciones en los yacimientos; en 2017 impulsó la Ordenanza N°876 que avalaba el convenio firmado por él mismo y uno de los Mindlin, empresarios amigos de Macri, dueños de Pampa Energía; y ese mismo año se reunió con Tom Cooney, encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en Argentina.
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Pero en plena pandemia, estos acuerdos continuaron a espaldas de una comunidad educativa en absoluto aislamiento, como el convenio firmado con YPF “para trabajar en el desarrollo y la ampliación de ofertas formativas en la región” según informaba un medio local en 2020.

Los convenios con empresas privadas, sin embargo, no son exclusividad de nadie. El decano Ponce de León también tiene sus antecedentes en la Facultad que gobernó hasta días atrás, por ejemplo, con el convenio entre la carrera de Comunicación y el grupo Prima Multimedios (canal 24/ y AM 550). Pero el apoyo obtenido por Ponce radica en los aliados con los que cuenta. En primer lugar, la intendenta peronista de la ciudad de Roca - Fiske Menuco (Río Negro) María Emilia Soria con quién la facultad de Derecho y Sociales trabaja estrechamente en común. En Neuquén cuenta con el respaldo de la senadora nacional Silvia Sapag también, del Frente de Todos. Fue además, promotor de alianzas impresentables con docentes de la carrera de Abogacía de prontuarios nefastos en materia de DDHH. Sin ir más lejos, en 2017, su apoyo Jorge Crespo, abogado defensor de abusadores, como procurador general de la provincia de Río Negro, cargo que tiene hasta la actualidad. Y aunque pueda sonar música del pasado, fue consejero en la gestión de Omar Jurgeit, el tercero de los candidatos a rector que quedó afuera por la segunda vuelta.
Por último, estudiantes de los últimos años recordarán su actuación en el conflicto que protagonizaron las trabajadoras de limpieza de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, la mayoría de ellas sostenes de hogar, que fueron denunciadas por el propio Ponce de León frente al Juez Greca. A Greca acudió para que fueran desalojadas por la fuerza de la sede. Él mismo juez que ordenó la intervención de gendarmería a estudiantes y docentes de la Universidad Nacional de Río Negro y que días atras decidió sumarse a la imputación común con la fiscalía de Bariloche contra el pueblo mapuche de Villa Mascardi.

No aclaren que oscurece
El primer orgullo de la candidata oficialista, Gentile, es que la gestión Crisafulli haya convertido a la UNCO en una “consultora preferente” de los gobiernos provinciales de Neuquén y Rio Negro. El otro, sería la política presupuestaria, expresada en dos medidas. Por un lado, el logro de pequeñas condonaciones de deuda en tasas municipales con los gobiernos de Neuquén y Cipolletti. Por el otro, en una iniciativa de la gestión actual conocida como “reparación histórica”: un proyecto de ley presentado en 2020 por la senadora Sapag en el que solicitan la sanción de una partida especial que se ajuste a los gastos que efectivamente tiene la Universidad Nacional del Comahue, sortee la inflación y considere, en adelante, una adecuación del presupuesto en relación al presupuesto universitario total. Este proyecto, no sólo queda obsoleto en tiempos de acuerdo y pago a regla al FMI, sino que se reduce a un reclamo corporativo para la UNCo, cuyas cuentas no fueron discutidas con el conjunto de la comunidad académica y sólo mencionando al pasar el conjunto del presupuesto universitario nacional. Pero lo más irrisorio del proyecto, es que deposita absolutas expectativas, a más de dos años de presentado, en que algunas migajas de este pedido se puedan conseguir sin convocar a un movimiento de lucha serio y del conjunto de la comunidad educativa del Comahue, que exija el aumento del presupuesto en base a afectar los pagos al Fondo. Esta sería la única manera de arrancarle al gobierno actual lo necesario para garantizar el funcionamiento de la unidad académica.
Sin embargo, la propia candidata debe admitir que no existe un relevamiento de la profunda “deuda edilicia” que hoy afecta a la UNCO y se agrava luego de dos años sin mantenimiento en las instalaciones. Por lo que, el problema estructural de nuestras sedes no está ni cerca de ser abordado con la urgencia que amerita y el malestar que genera permanentemente con edificios sin gas, ventanas sin vidrios, baños clausurados y la lista sigue.
Ponce también se la pasó hablando en campaña sobre el presupuesto, señalando que el problema de la infraestructura es la gran crisis de la UNCo, algo que además de obvio, resulta una tomada de pelo a la comunidad educativa de su propia Facultad, a la que obligó a cursar en una globa ubicada en la entrada de la sede. O recientemente, publicando en redes un pedido de donaciones de materiales para los arreglos en la Residencia universitaria.
No tan distintos
Más allá de las diferencias más sutiles para cualquier estudiante de la UNCo entre ambas listas, existen algunos puntos en común que comparten en su proyecto de convertirse en nuevas autoridades.
El primer punto de acuerdo es el que hace a la necesidad de carreras más cortas, diplomaturas intermedias y posgrados pagos, obediencia en toda la línea a las exigencias de la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria), acreditación a la que la UNCo se ha resistido gracias a la lucha y movilización de la comunidad académica, por considerar que la ataba a los designios de las empresas privadas. Bajo el lema de “trabajar la permanencia y el egreso” tanto Gentile como Ponce acuerdan en que mejorar la tasa de graduación depende en gran parte de estas modificaciones. Ponce incluso, declarando en medios locales que “ya no tiene sentido discutir las acreditaciones” porque hoy, sin eso, “nuestras carreras perdieron todo valor”.
No existe en la campaña de ninguno de los dos, una denuncia al problema de las becas estudiantiles -escasas y de un monto irrisorio-, ni a las dificultades económicas que atraviesan miles de estudiantes para sostener sus cursadas. Tampoco a la necesidad de un boleto educativo provincial en Rio Negro, que garantice, además, el cruce entre provincias para quienes se trasladan para cursar y la reapertura de comedores universitarios en todas las sedes abiertas. Estos problemas serían ajenos al problema de la permanencia y el egreso para las autoridades. Por el contrario, la clave sería degradar aún más los títulos de grados y aumentar exponencialmente la necesidad de hacer posgrados (pagos) -hoy ya son 23 a de los que participan 3.000 estudiantes- para que la formación universitaria permita el acceso al trabajo. En una universidad cuyo último dato de “deserción” data de 2014, cuando superaba el 80%, y nunca más se realizaron informes por parte del rectorado, lo que confirma que no existen intenciones de abordarlo como un serio problema de las universidades nacionales, agravado por la crisis ecónomico-social y la pandemia.
El otro gran acuerdo que comparten es el de una educación universitaria bimodal, herencia de la pandemia, profundizando la educación a distancia. Lo cierto es que cientos de docentes se encuentran sobrepasados de trabajo, situación que se agravó durante la pandemia y en este primer cuatrimestre con las cursadas híbridas, y no hay apertura de nuevos concursos, ni actualización de la exclusividad con la que los y las profesoras de la UNCo tuvieron que dedicarse a trabajar en estos años. Otro de los grandes déficits, tiene que ver con la falta de conectividad gratuita en todos los establecimientos, planes de conexión gratuitos para la comunidad educativa y dispositivos que permitan garantizar el acceso a la educación a distancia para quienes no lograron volver cerca de las sedes donde llevaban adelante sus estudios.
Un debate más actual que nunca: democratizar la universidad
Las figuras en rectorados y decanatos son la expresión de un co-gobierno universitario en el que las principales decisiones son tomadas a espaldas del conjunto de la comunidad universitaria. La mayoría de esta comunidad, compuesta por estudiantes, es completamente ajena al destino de sus planes de estudio y la cada vez mayor complejización de la formación especial (y paga) para validar un título de grado. Pero aún más grave es que en ningún lugar se debate, intercambia y resuelve colectiva y democráticamente qué contenido debe tener ese conocimiento.
La UNCO acaba de cumplir 50 años y cuenta con una enorme diversidad en sus orígenes pero fue sin dudas, un símbolo de lucha a nivel nacional. Dando sus primeros pasos al calor del “Choconazo” con quienes estudiantes y trabajadores forjaron la unidad por el triunfo de su lucha y pensaron una universidad al servicio de las necesidades populares. Fueron los inicios del debate sobre los planes de estudio y la instauración de los gobiernos tripartitos. Durante la dictadura militar, contra el disciplinamiento fue total, decenas de estudiantes y docentes resistieron la represión. Distintos actores locales pelearon por construir el rumbo de la universidad, desde los equipos de investigación ligados a las organizaciones sociales y políticas, como las comunidades mapuce, las organizaciones combativas de trabajadores y trabajadoras, y sin dudas la gestión obrera de Zanon en 2001. Luchas importantes como la del 2004 contra la CONEAU y la del 2006 por la democratización marcaron un camino que es importante no olvidar y recordar sus mejores lecciones.
Está claro que hoy la UNCO es un terreno de disputa. En la última década, avanzaron las tendencias por hacer del conocimiento un servicio, las facultades herramientas para realizarlo y la necesidad de dar respuesta a petroleras y multinacionales en la formación de profesionales funcionales a sus negocios, se profundizó.
Por el contrario, la pelea a reconstruir por parte de quienes cuestionamos esta situación, está en las antípodas. Una universidad que piense, por ejemplo, una salida para el colapso ambiental que se profundiza con la actividad hidrocarburífera de la región. Recientemente, una denuncia del diputado del Frente de Izquierda, Andres Blanco junto a ambientalistas de Alerta Roja, La Izquierda Diario, el Observatorio Petrolero Sur y docentes de la UNCO, dio cuenta de los incidentes ambientales en la provincia de Neuquén. Ese relevamiento y las posibles acciones contra dicha actividad lamentablemente no son patrimonio de las aulas de nuestras facultades.
Forma y contenido. Un régimen profundamente antidemocrático, de ponderación en el voto, de figuras unipersonales, donde la mayoría estudiantil no resuelve nada de lo transcendental de la UNCO y organismos que deciden entre cuatro paredes son los mecanismos funcionales una universidad atada de pies y manos a las exigencias de los gobiernos de turno y las empresas. Por el contrario, se vuelve acuciante retomar un debate más vigente que nunca: democratizar las universidades en todo el país, por una persona un voto, mayoría estudiantil, voz y voto por igual para los y las no docentes, claustro único docente y mayoría estudiantil, para disputar la necesidad de poner el conocimiento de la UNCO al servicio de las verdaderas necesidades de las mayorías trabajadoras y populares. En momentos en los que la presión del FMI y sus representantes locales jugará a favor de recortar presupuesto y fomentar el financiamiento privado, se vuelve urgente construir una alternativa con fuerza.
Por eso, hasta el momento, la lista del Frente de Izquierda Unidad fue la única que con claridad llamó a no acompañar a ninguna de las dos listas y por el contrario apostar a esta tarea de autoorganización en cada Facultad.
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Los y las trabajadoras de Zanon bajo gestión obrera, por su parte, también muestran un camino posible: apenas pusieron a producir la fábrica cuando el patrón se iba, consiguieron un convenio con la UNCO de mutua colaboración. Hoy, ese convenio se reactiva con la necesidad de desarrollar el ahorro energético y también el cuidado del ambiente. Pero, a su vez, cuestiona por qué no se discute en la universidad la profunda desigualdad en las provincias de Neuquén y Río Negro, la precarización laboral que afecta especialmente a la juventud y las mujeres, los graves problemas en los sistemas de salud y en la educación y tantas otras penurias sociales. La universidad tiene mucho para aportar sobre todos estos problemas. Sólo depende de que la comunidad universitaria se reorganice, democráticamente y desde abajo, de forma independiente, para empezar a transformarla, en el camino de transformar esta sociedad de raíz.