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Red Internacional
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“COMO DIOS MANDA”. Lobby católico: la Iglesia ya tiene un despacho oficial en el Congreso

De la noche a mañana una oficina del Parlamento fue ocupada por un representante del culto católico. La apropiación de una dirección legislativa como expresión de la guerra contra el Estado laico.

Domingo 1ro de mayo de 2016

Llamada entrante al conmutador de la Cámara de Diputados de la Nación.

  •  Hola, buen día: ¿quién me puede informar sobre la resolución que creó la Dirección de Culto Legislativo?
  •  Lo derivo a la Dirección de Información Parlamentaria.

    Música en espera.

  •  Dirección de Información Parlamentaria.
  •  Hola, buen día: quisiera saber cuál es la resolución que creó la Dirección de Culto Legislativo.
  •  Pregunto-responde la voz cascosa de una mujer.
  •  Hola, sí, ¿qué pasa?-interviene, algo apurado, un hombre.
  •  Llamo para preguntar cuál es la resolución que creó la Dirección de Culto Legislativo.
  •  ¿Para qué?
  •  Para una nota.
  •  En el sistema no aparece. Lo derivo a Presidencia.

    Música en espera.

  •  Presidencia.
  •  Hola, buen día: quisiera saber cuál es la resolución que creó la Dirección de Culto Legislativo.
  •  Ah, no, acá no es. Es en la Dirección de Información Parlamentaria.
  •  Llamé y me derivaron a Presidencia.
  •  Nosotros no manejamos eso. Lo derivo a Secretaría Parlamentaria.
  •  Espere, espere. ¿Ellos tienen el número de resolución?
  •  Y, no. Eso lo maneja la Dirección de Información Parlamentaria. Insista.

    Música en esperamúsicaenesperamúsicaenespera……..

    El jueves 7 de abril, la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), con el tedioso lenguaje propio de las gacetillas, se equivocó deliberadamente al señalar que la Cámara de Diputados de la Nación, presidida por el macrista Emilio Monzó, había creado la Dirección de Culto Legislativo de la Nación. En realidad, fue el exseminarista y exprecandidato a gobernador bonaerense Julián Domínguez, quien siempre exageró su cercanía con Francisco, el que, por la Resolución 4/2015, dio forma a la Dirección de Enlace con Cultos y Entidades Religiosas (DECyER), dependiente de la Dirección General de Relaciones Internacionales de la Presidencia de la Cámara de Diputados.

    Al confrontar el contenido de la gacetilla y el texto de la mencionada resolución salta a la vista que ni la nomenclatura ni las funciones especificadas en el documento original tienen que ver con las señaladas por AICA, órgano de difusión de la cúpula católica. Con precisión, en la letra del trámite sellado el 16 de enero de 2015, quedaron explicitados los objetivos de la DECyER: “Ejecutar las políticas institucionales relacionadas con los cultos, confesiones y comunidades religiosas; desarrollar y mantener vínculos con los distintos cultos, iglesias confesiones, comunidades o entidades religiosas y acompañar las políticas que, en la materia, fije la Presidencia de la HCDN; Planificar y programar actividades tendientes a generar y mantener vínculos con los distintos cultos y a garantizar la libertad religiosa”.

    Como lo expuso la duda que se esparce en el comienzo de la nota, nadie, en Diputados, se percató que, de un día para el otro, la oficina 109 del primer piso del Congreso pasó a estar ocupada por personas que velarán por “efectuar un seguimiento parlamentario de cuestiones inherentes a la relación entre la Iglesia Católica y el Estado argentino”.

    Informalmente, el dubitativo individuo a cargo del teléfono en esa dependencia esbozó que “en realidad ya existía, pero no pasaba nada”. Sin embargo, no pudo o no quiso dar a conocer el número de trámite interno que le dio vida. A partir de ese momento, ante la pregunta apareció la repregunta sobre para qué se requería una información que debería ser pública.

    Retornando a la Resolución 04/15, nada dice sobre lo que da por establecido AICA, la cual divide la nueva dirección en “Culto Católico” y en “Entidades Religiosas”. Mientras la oficina pasó a ser conducida por Gerardo Di Fazio Lorenzo, la primera de las subdivisiones quedó bajo el mando de Emilio Antonio Patricio, en tanto que la segunda fue puesta bajo el ala de Federico Aranda. Di Fazio, amigo de Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, fue director provincial de Cultos de la Jefatura de Gabinete con Felipe Solá y, luego, ya con Daniel Scioli, asumió como secretario legislativo de Culto de la Provincia de Buenos Aires.

    Resolución presidencia HCDN por Parlasur by La Izquierda Diario

    La subterránea expansión de la Iglesia Católica en las entrañas de un Estado que se pretende laico no sorprende si se tiene en cuenta que las dos casas académicas que más festejaron la llegada del PRO al poder fueron la Universidad Católica Argentina y la Universidad Austral, perteneciente al Opus Dei. Justamente sobre este aspecto se encabalga un párrafo en apariencia inofensivo. Uno de los objetivos de la Dirección de Culto Legislativo será “estrechar vínculos, promover la participación de los legisladores en celebraciones, ceremonias y actividades que efectúen las entidades religiosas, como también cooperar con gestiones que estén al alcance de su competencia”.

    Una forma diplomática de hacer referencia al lobby, que, por otra parte, se ha mostrado eficaz en la gestión del PRO en la Ciudad de Buenos Aires. Sin ir más lejos, basta con recordar la cesión de 19 terrenos aprobada por la Legislatura porteña en septiembre de 2015, o, también, que el Estado nacional, en 2016, aportará para sueldos de la curia una cifra que ronda los 50 millones de pesos.

    Nada nuevo bajo el sol, ya que va de la mano con el cambio de estrategia en la construcción de poder que ensaya la cúpula eclesiástica desde hace décadas. Como historizamos en el libro “La derecha católica. De la contrarrevolución a Francisco”, si a comienzos de siglo XX, bajo el mandato de la encíclica Rerum Novarum, se buscó, Unión Popular Católica Argentina y Acción Católica mediante, disputar las masas, desde la salida de la última dictadura en 1983 recuperación de la democracia, abrevando en la experiencia de la Ciudad Católica, los dirigentes católicos argentinos supieron adaptarse a los tiempos que corren y tomar la forma, por ejemplo, de usina de pensamiento.

    Es el caso de la Fundación Nuevas Generaciones, conducida por el exdiputado nacional del PRO (y discípulo de Ricardo López Murphy) Julián Obiglio. Desde allí se mantiene intocada la ideología del integrismo católico, que encuentra en la doctrina comunitarista su razón de ser política.

    Decisiones unilaterales como la instalación de una oficina católica en el Congreso Nacional, sin siquiera hacerlo público y mucho menos pasando por un debate parlamentario, por parte de quienes ocupan lugares institucionales para los que fueron elegidos por el voto popular dejan a la vista, una vez más, la distancia, muchas veces sideral, entre la casta política y el ciudadano de a pie.

    El que mejor lo explicó fue el autor de “El mito de la Argentina laica”, Fortunato Mallimaci, quien hizo especial hincapié en ese clivaje: “(Existe) La creencia en la sociedad política de que debe tener buenos vínculos con lo religioso para que en algún momento ese religioso legitime a la crisis que le va a llegar a la política. Ese vínculo es muy fuerte en la sociedad política argentina, y no necesariamente en la conciencia de los argentinos que ejercen de una manera muy cuentapropista, donde cada uno de su conciencia, de su vida, de su práctica religiosa hace lo que quiere, están alejadísimos de las normas de la mayoría de los cultos; y, sin embargo, en la sociedad política esto crece”.