Medidas de ataque como el ya famoso dictamen 1086/11, que atenta directamente contra el derecho a amamantar de las madres trabajadoras, sólo pueden ser enfrentadas con organización y movilización.
Viernes 26 de abril de 2019
Hace poco fue emitido el dictamen 1086/11 por parte de la dirección del trabajo (DT), dicho documento estipula que el empleador ya no está obligado a pagar los $1200 diarios que hasta hace poco estaba obligado a pagar por concepto de locomoción, en caso de que la madre de un lactante tenga que viajar para amamantar. Dado que hoy en día se obliga a que las madres adelanten o atrasen su jornada para cumplir con la alimentación de sus hijos sin afectar las horas laborales, la DT concluyó que recibir esos $1200 consituye un “enriquecimiento sin causa”.
El actuar de la dirección del trabajo no debe sorprendernos, puesto que es un evento más en la larga cadena que evidencia que ningún derecho conquistado, por mas mínimo que sea, está asegurado bajo este régimen: ante cualquier indicio de que las ganancias de la clase empresarial peligren, será la clase trabajadora la encargada de pagar los platos rotos.
A las trabajadoras y trabajadores nunca nos han hecho favores; todas las condiciones con que contamos hoy en día han sido resultado de luchas. Un actual ejemplo de ello es la movilización que desarrolló a principios de este año el sindicato de trabajadores del GAM, junto a la comisión de mujeres del mismo organismo. Por efecto de esa movilización las trabajadoras y trabajadores del centro cultural pudieron imponer una negociación colectiva no reglada, al contrario de la administración que quería prohibirla. Esa negociación les permitió obtener derechos mínimos como el bono sala cuna para madres trabajadoras o un sueldo mínimo de $600.000.
En momentos de crisis es cuando tenemos que juntar toda esa fuerza y organización, para hacerle frente a los ajustes de los empresarios. Por eso es que Joseffe Cáceres, dirigenta de ANFUMCE (asociación de funcionarios del ex-pedagógico), hace un llamado abierto a todos los estudiantes, funcionarios y académicos de la institución educativa para movilizarse y enfrentar juntos la grave crisis económica y administrativa en que se encuentra hundida la universidad. Dicha crisis ya está cobrando sus primeras victimas, los trabajadores y trabajadoras la están pagando con su propio sueldo producto de los recortes de personal y de horas de trabajo.
Podemos contar con muchas tribunas parlamentarias o sindicales, pero estas no son un fin en si mismo, a diferencia de lo que pueda pensar el Partido Comunista o los partidos del Frente Amplio. Si estas tribunas no son puestas al servicio de la movilización, constituyen plataformas estériles.
