×
×
Red Internacional
lid bot

Derecho a la vivienda. "Los extranjeros que toman tierra"

Vienen de los países más pobres de América del Sur a la Argentina buscando trabajo. Cuando llegan, construyen y limpian casas ajenas. Pero ¡qué difícil es conseguir la propia! La historia de mi familia y de más familias que toman tierras.

Miércoles 23 de septiembre de 2020 21:07

Imagen: Leandro Teysseire - Página 12

Mi viejo es albañil y mi vieja empleada doméstica. Cuando llegaron de Paraguay pararon en varias casas de familiares. Se hicieron de un terreno tomado en el Gran Buenos Aires, cuando nació mi hermana mayor. Mi vieja vivió con ella en la casilla mientras mi viejo se fue a laburar 3 meses a Córdoba. Tenían que juntar 100 pesos para tapar un pozo basural que había en el terreno ¿Por qué quienes construyen y limpian casas ajenas no pueden tener su vivienda y son llamados delincuentes?

La fuerza de las mujeres

En el país, 4 de cada 10 mujeres paraguayas trabajan en el servicio doméstico, pero en el conurbano esta cifra aumenta.

Como mi vieja limpiaba casas en CABA, debía dejar a mi hermana en una guardería hasta que saliera. Todavía lagrimea hoy cuando cuenta que su bebé no la reconocía. Después de estar tanto tiempo afuera laburando, su beba la recibió un día con puñetazos. Mi hermana creció entre chapas y ladrillos. Hoy es arquitecta de la UBA. Dice que solo le enseñaron a hacer casas para ricos.

Por estos días, las mujeres de la toma de Guernica mostraron la fuerza que las motiva en una carta a los funcionarios políticos: “Nosotras, como mamás, estamos peleando por el futuro de nuestros hijos, por nosotras y por nuestros compañeros. ¿Eso nos convierte en criminales, en delincuentes? No vamos a bajar los brazos en esta lucha por una tierra para vivir. En nuestro país, las mujeres siempre se pusieron a la cabeza peleando por sus derechos. Esta no será la excepción”.

No son las únicas. En el barrio La Bibiana, en Moreno, también Viviana, una mujer migrante y madre de dos hijos que lucha por una vivienda digna junto a otras mujeres sostén de familia contó la situación en la que vive para La Izquierda Diario. Son las historias de muchas.

Mi vieja recuerda que cuando llovía pegaban con mi hermana chicles en los agujeritos del techo de chapa. La masividad de las mujeres en las familias que luchan por un techo digno, tanto en Guernica como en La Bibiana, me recuerda a la mía, a mi vieja, a mis tías, a mis vecinas. Las veo con los techos de cartón, sin poder dormir. Las veo luchando por una vivienda digna. Hasta hoy se mantiene este problema estructural y muy grave para miles de familias que los gobiernos no están dispuestos a solucionar de fondo. La plata está, solo que para otros intereses.

"Abracemos a las familias de Guernica y La Bibiana que luchan por un pedacito de tierra, extranjeros como mis viejos, o argentinos como yo, pero nunca patrones como Lewis."

Tomas que sí, tomas que no

Rico muy rico como Lewis. Un tomador de terrenos VIP. Su fortuna total estimada ronda los 5,3 mil millones de dólares. Es la séptima persona más rica de Inglaterra, y uno de los más ricos del mundo. Se apoderó de Lago Escondido, en la provincia de Rio Negro, y de más de 12 mil hectáreas allí, en los años noventa. Una toma ilegítima que impide el acceso al lago.

Mansión de Joe Lewis en Lago Escondido, Río Negro

A Lewis le gustó el lugar y lo tomó. Pero cientos de miles de familias trabajadoras no pueden elegir. La mayoría de las veces, las tierras donde hacen sus casitas están junto a basurales, a cielo abierto y sin agua potable. Casitas de cartón, a lo sumo de chapas.

Barrio La Bibiana en Moreno. Desde la toma de tierras, 200 niños y niñas viven en casitas sumamente precarias que que el gobierno incluso quiere desalojar.

Entonces, ¿por qué no enoja tanto que un patrón como Lewis adquiera miles de hectáreas por qué sí y por qué sí molesta que el paraguayo, el boliviano o el peruano trabajador, quien no puede acceder ni a un empleo sí lo haga? Porque es un enojo buscado, generado para dividirnos a los de abajo, a la clase trabajadora y al pueblo pobre, para que por arriba sigan con sus negociados.

Se perpetúa la venta de inmuebles inaccesibles para las mayorías, de terrenos donde a trabajadores y trabajadoras, muchos informales o desocupados, se les va la vida para poder acceder a uno. Mientras tanto, hace diez años según el censo, hacían falta 1,3 millones de viviendas. El número que creció todos los años.

Unidad de los de abajo

Abracemos a las familias de Guernica y La Bibiana que luchan por un pedacito de tierra, extranjeros como mis viejos, o argentinos como yo, pero nunca patrones como Lewis. No permitamos que busquen dividirnos a los de abajo entre nacionalidades, colores, ocupados, desocupados o informales. Respondamos con la unión y juntemos la mayor solidaridad en una gran colecta para que estas familias triunfen en su lucha. Se necesita para ellos y para todas las familias como fue la mía, un plan de viviendas de manera urgente que contemple el saneamiento de los lugares donde habitar.